I

Protégeme del viento que me asfixia
en este clamoroso mundo incierto.
No me dejes caer, maestro mío;
enséñame a volar si me hace falta.

II

Cuando paso leve entre el alboroto
y el bullicio de gentes en el zoco,
disipa el viento toda mi esperanza.
Frente al sol, soy menos yo y soy más mundo.

III

Me escondo en un rincón de la taberna
y finjo ser feliz por un instante.
El destino castiga a los idiotas,
no quiero formar parte del desastre.

VIII

Mentiras se oyen hoy en las ciudades
relatadas por sabios embusteros.
Se nublan las mentes y no hay verdad.
Llueve sobre el pueblo erguido en el barro.

XI

A veces me desvela tu recuerdo,
palpo el insomnio y la suerte me tienta.
La partida comienza desde cero,
sé que me llamas y tu voz se aleja.

XIII

Contemplo el idioma de los árboles,
rebusco en sus raíces tus lamentos.
La búsqueda es mi única certeza
pues si te encuentro a ti, podré encontrarme.

XVIII

No habrá destino alguno en estos días
en los que el corazón ni late o sueña;
y si tú no logras volver a guiarme,
¿para qué el cielo y para qué el camino?

Azul Mahsati 










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