"A partir del libro, se construye una biblioteca paralela para el lector, porque el autor o escritor recomienda un libro, habla de uno suyo y elige además uno de Miguel Delibes."

Jesús Marchamalo García


"Cada uno tiene sus manías. Siempre llama la atención que alguien tenga con los libros algo que no se te había pasado por la cabeza, pero también te reconoces en otras costumbres. Y te dices: 'ah, claro, yo también guardo estas cosas, o a mí me pasa esto con este tipo de libros'."

Jesús Marchamalo García




"Es sabido que Witold Gombrowicz solía leer novelas policíacas de ínfima calidad antes de escribir, porque sostenía que nada despertaba tanto la imaginación como la mala literatura. […] A Juan Ramón Jiménez, lo que le molestaba, al punto de provocar un interminable rosario de mudanzas a lo largo de su vida, era el ruido. De la calle Conde de Aranda se marchó porque unas cubanas tocaban la pianola en un piso cercano; de Lista, 8, porque el hijo de un vecino le hacía la vida imposible con sus llantos; de Velázquez, 96, porque el sonido chirriante de los tranvías le impedía trabajar. En su casa de Padilla se quejaba del alboroto de los gorriones en el jardín del cercano hospital del Rosario. […] “Azorín” daba un paseo hasta la Biblioteca Nacional antes de escribir una sola línea."

Jesús Marchamalo García
(ABC Cultural, 1-9-2001)


"Hay quien para escribir debe permanecer cerrado en una habitación, y quien puede hacerlo perfectamente fuera de casa, en un café o en el campo. Es el caso de Ramón María del Valle-Inclán, quien escribía de vez en cuando en un banco del Retiro, apretando las cuartillas contra el costado, con el muñón, para que no se las arrebatara el viento, o Raymond Carver, el autor de Catedral, que durante una época de su vida, a falta de un lugar tranquilo donde poder trabajar, se decidió por escribir en el coche. […] Cuenta una de esas leyendas que engrandecen la memoria de los escritores que William Faulkner escribió Mientras agonizo en un plazo de seis semanas, mientras trabajaba de noche en una mina, apoyando los folios en una carretilla de mineral volcada que le servía de mesa, y alumbrándose con la bailante lámpara de carburo del casco."

Jesús Marchamalo García


"Hemingway escribía a lápiz, sobre papel cebolla, y controlaba sus progresos anotando cuidadosamente el número exacto de palabras que escribía a diario; Goethe lo hacía de pie, con pluma, porque el sonido del lápiz arañando el papel le desconcertaba; Kafka trabajaba casi a oscuras, en penumbra, con tinta azul o morada; Colette escribía a mano, en la cama, sobre una mesa especial que se hizo construir, siempre en papel de color azul. Y Robert Graves trabajaba en su casa de Mallorca en una habitación en la que, salvo los interruptores de la luz, todo estaba hecho a mano."

Jesús Marchamalo García


"La escritura tiene un decisivo componente fetichista. De algún modo, se trata de llenar un espacio vacío, y el escritor tiende a rodearse de elementos, de ambientes que faciliten la inspiración. Estos ambientes no tienen que ver únicamente con el espacio, sino con la temperatura, los olores, las luces, las sensaciones, a veces cuestiones ajenas absolutamente al hecho literario. Thomas Mann, por ejemplo, tenía en su estudio frascos de colonia, palanganas con agua de violetas con las que a cada tanto se lavaba las manos, mientras que Rimbaud pasaba días enteros sin ocuparse de su higiene personal, escribiendo a veces desnudo. […] El escritor suizo Robert Walser, quien pasó los últimos 28 añosde su vida recluido en un manicomio, escribía en minúsculos pedazos de papel que siempre llevaba encima, guardados en alguno de sus innumerables bolsillos."

Jesús Marchamalo García









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