"El murciélago desempeñaba un gran papel en la farmacopea de las civilizaciones antiguas. En Egipto, su sangre se utilizaba en una pomada que se aplicaba a los párpados… Los chinos… usaban sus excrementos para otra afección ocular, la ceguera nocturna… Remedios mágicos, se podría pensar: para curar los ojos, utilícense los excrementos de un animal que puede ver de noche. Sin embargo, los análisis químicos de los excrementos del murciélago muestran que éstos contienen mayor cantidad de vitamina A que el aceite de hígado de bacalao; y sabemos que la vitamina A cura determinados tipos de ceguera nocturna… Debemos ser cautos antes de ridiculizar todos aquellos remedios cuya presencia nos resulta desconcertante en la farmacopea egipcia. La parte —muy importante— desempeñada por la magia y la superstición no debería impedirnos prestar una gran atención y estudiar con indulgente comprensión una medicina que, como se ve, no era simplemente «demoníaca» o «escatológica»."

Gustave Lefebvre
Essai sur la Médecine Egyptienne, Presses Universitaires de France, 1956, p. 197
Tomada del libro La serpiente celeste de John Anthony West, página 224



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