"A veces se escribe, al borde de la asfixia porque los escritores que lo precedieron no se mueven y los que vendrán detrás de él lo empujan para que les deje sitio; carece incluso de la certeza de que lo que hace tenga algún sentido, pero lo hace, y procura no despertarse nunca del sueño de la literatura, sólo que algunos conciben éste como una terrible pesadilla."

Patricio Pron
(Babelia, 29-9-2012)


"Antes de abandonar la sala, Martínez preguntó: «Mühsam, ¿volvió usted a verlo?». «No», respondió Schrader sin mirarlo, con los ojos enfocados en la ventana por la que se veía el jardín trasero. «Fue detenido por los nazis el día siguiente al incendio del Reichstag, el veintiocho de febrero de 1933. Murió luego de ser torturado por las SA en el campo de Oranienburg diecisiete meses después. No he vuelto a Berlín. Márchese ahora —añadió—. El tren nunca espera por nosotros.»
No recuerda los motivos de la reunión porque probablemente no los hubiese. En la casa todos los faroles estaban encendidos; atraían como insectos a los invitados, que se quitaban los abrigos en el vestidor, reían y se desplazaban por la casa como libélulas en una noche de verano. Él había bebido demasiado, piensa el hombre que recuerda, el que sólo por esta noche se llama Dietrich Hessling. De hecho, incluso antes de que llegaran había ya tomado demasiado, y en la mesa alguien comentaba las circunstancias del último estreno teatral que él, que sí sabía de teatro, que había dirigido puestas de Shakespeare y de Moliere que habían recogido elogios de la, por otra parte, provinciana prensa de la ciudad, dejaba pasar con indulgencia, bebiendo, dejándoles el esfuerzo de la conversación a los otros porque esa tarea no le interesaba y porque desde su asiento podía ver una fotografía en la que una mujer de rizos sobre la frente posaba en un estudio mirando pudorosamente hacia un costado, como si no se la estuviera fotografiando. Y luego sucedió que alguno de los invitados mencionó el nombre de otra mujer, una que él había conocido bien porque había sido actriz y había estado a sus órdenes, y el nombre de esa mujer se superpuso a la imagen que él miraba como si la estuviese contemplando a través de un vidrio partido que dibuja en el rostro una cicatriz y sintió asco, y deseó estar solo, o quizás pensó que ya lo estaba y soltó esas palabras que ya no quiere escuchar, que no quiere permitirse a sí mismo repetir mientras el tren sigue indiferente su camino."

Patricio Pron
El comienzo de la primavera



"Casi toda la literatura que se hace hoy es profundamente conservadora."

Patricio Pron



"Cuando uno escribe acepta el hecho que la realidad no le basta y busca otros sitios donde ir."

Patricio Pron


"El prestigio literario no es bien inmueble ni una inversión que uno pueda ir aumentando a cada paso que da hasta cruzar la renta y rentabilizarla de un modo u otro: los prestigios -y las fortunas- se crean y se derrumban con la misma facilidad sin que nada tenga más importancia para su suerte que la calidad de los libros que se escriben, que es la primera cosa en la que los escritores dejan de pensar cuando empiezan a concebir lo que hacen en términos de una “carrera”. Pensar en esos términos es, en cierto sentido, el resultado natural de la pérdida de prestigio social de la literatura, pero resulta sorprendente que pocos escritores vean que esa pérdida de prestigio de la producción es también el resultado de la visión mercantilista de la literatura que se esconde detrás de la concepción errónea de la producción literaria como una carrera."

Patricio Pron



"Hablar de la “carrera literaria” supone también concebir la literatura como una actividad que es llevada a cabo de forma progresiva y en la que cada paso nos acerca a la meta, lo que, por supuesto, es falso: no existe esa meta, y, aun en el caso de que existiera, estar a diez pasos de ella no significaría estar más próximos de su final que cuando todavía nos encontrábamos a treinta porque la literatura es una actividad en la que abundan los avances, pero también los retrocesos y las vueltas atrás. Un buen primer libro no supone que se escribirá un segundo libro mejor -a menudo sucede lo contrario- y ni la juventud ni la madurez garantizan obras maestras. Tampoco lo hacen el ser desconocido ni el haber alcanzado cierto reconocimiento, ni el haber ejercido múltiples oficios o haberse dedicado plenamente a la escritura."

Patricio Pron


"La literatura es esencialmente libertad."

Patricio Pron




“Muy pocos libros de cuentos se sostienen más allá de las primeras cuarenta páginas.”


Patricio Pron


"Un escritor es alguien que está en un permanente estado de transformación."

Patricio Pron


"Un escritor valiente, exige lectores valientes."

Patricio Pron


"Una constatación banal que se adhiere inevitablemente al recuerdo: la peluca ha pertenecido a su madre, como todas las otras cosas. Una noche en que su madre se quedó dormida fumando en la cama y su pequeño piso en el centro de Noordwijk aan Zee se prendió fuego, la anciana despertó y consiguió salir a la calle, pero luego regresó al interior de la casa a pesar de los esfuerzos que hicieron para retenerla los vecinos que se habían reunido en la acera; hubo un momento de expectación al ver cómo la anciana se internaba en el piso en llamas y después otro de alivio: al salir por segunda vez de la vivienda, la anciana llevaba consigo la peluca, ligeramente chamuscada, que se apresuró a ponerse ante la mirada de todos.
Un tiempo antes de todo esto, antes de que la anciana recoja la peluca de un contenedor similar al que su hija abre en este momento y decida que puede serle de utilidad en algún momento, como todas esas cosas que encuentra en las calles y se lleva consigo a su pequeño piso en el centro de Noordwijk aan Zee como trozos de muñecos de peluche y géneros extraños e improbables y ovillos de lana con los que hace colchas y tapices cuando no puede dormir y cuelga en las paredes, de manera que las colchas y los tapices coloridos y disparatados parecen el contenido de una cabeza enloquecida que hubiese quedado estampado sobre una pared o la cama sobre la que un suicida se hubiera volado los sesos, una mujer se coloca la peluca y se pone de rodillas en el suelo de una habitación mal iluminada. A continuación, alguien manipula una cámara para que la mujer quede en el centro de la imagen y avanza con el zoom hasta detenerse en su rostro; un instante después, ingresa en la imagen un hombre desnudo al que no le vemos el rostro y que introduce su pene flácido en la boca de la mujer. La mujer succiona y lame y a veces mira hacia arriba, al rostro del hombre, que está fuera de encuadre, y otras veces a la cámara: en ambos casos la mirada es la misma, lo que hace suponer que la mujer mira siempre al hombre, hacia arriba al mirarlo en el presente y a la cámara cuando imagina que lo mira en el futuro, en un futuro hipotético en el que él mirará la cinta que han grabado juntos. No sabemos nada del hombre y de la mujer, excepto lo que vemos y un pensamiento que podemos conjeturar. El hombre coge a la mujer de los cabellos falsos de la peluca y empieza a atraerla hacia él; la cabeza de la mujer roza los abdominales del hombre con cada embestida y ella piensa, quizá, que su cabeza es un queso gordo y amarillo y que los abdominales de él son un rallador y que, cuando hayan acabado, el suelo estará lleno de escamas de queso; cuando él efectivamente acaba, sin embargo, la mujer mira el suelo y no ve nada, absolutamente nada. Un momento después, el hombre se dirige hacia la cámara y la apaga mientras ella se limpia el rostro con un pañuelo desechable."

Patricio Pron
La vida interior de las plantas de interior










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