A la rosa

Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo,
y ni valdrán las puntas de tu rama,
ni púrpura hermosa
a detener un punto
la ejecución del hado premurosa?.
El mismo cerco alado
que estoy viendo rïente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama ardiente.
Para las hojas de tu crespo seno
te dio Amor de sus alas blandas plumas,
y oro de su cabello dio a tu frente.
¡Oh fiel imagen suya peregrina!.
Bañóte en su color sangre divina
de la deidad que dieron las espumas;
y esto, purpúrea flor, esto ¿no pudo
hacer menos violento el rayo agudo?.
Róbate en una hora,
róbate licencioso su ardimiento
el color y el aliento.
Tiendes aún no las alas abrasadas
y ya vuelan al suelo desmayadas.
Tan cerca, tan unida
está al morir tu vida,
que dudo si en sus lágrimas la Aurora
mustia, tu nacimiento o muerte llora.

Francisco de Rioja


Décimas

III

En tan lento resistir
i en incendio tan severo
poco a la razón espero
i mucho temo al vivir.
Una ley vengo a sentir
cuya violencia no acuso;
tiemblo i sígola confuso,
que avisos de la prudencia
dizen que no hay resistencia
contra el imperio del uso.

I quedo entre este temor
con tal gusto persuadido,
que aun cuando más ofendido,
hallo deleite en mi ardor.
Tus altos modos, Amor,
tarde llego a conocer:
el siempre elar i encender
a quien tu fe solicita
es porque sólo acredita
las glorias el padecer.

Solamente el bien de amar
quiero, sin correspondencia,
pues muere assí la paciencia
en naciendo el dessear.
Tiempo, dexa de apagar
el fuego que me eterniza:
que tu hielo atemoriza,
i el arte de la razón
no tiene juridición
para encender la ceniza.

Esta luz que en mí florece
i obraron passiones mías,
a la injuria de los días
sin advertir desvanece.
Fuerças el discurso ofrece
del ánimo al blando fuego;
mas su esfuerço i risa i juego
contra la edad a de ser:
que es violencia su poder
i el de la razón es ruego.

Pero si roba la flor
de tu voz i de tu aliento,
Clori, el sol menos violento,
bien tengo a mi ofensa horror.
¿Qué osará humano valor
viendo divinos despojos?
Mas, ¡ô importunos enojos!
pues aun no da la esperança
engaños a la vengança,
dé el dolor llanto a mis ojos.

Francisco de Rioja


¡Oh mal seguro bien, oh cuidadosa
riqueza, y cómo a sombra de alegría y de sosiego engañas!

Francisco de Rioja



“Un ángulo me basta en mis lares, un libro y un amigo, un sueño breve, que no perturben deudas ni pesares.”

Francisco de Rioja


"Una mediana vida yo poseo, un estilo común y moderado, que no lo note nadie que lo vea."

Francisco de Rioja










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