Sobre las olas

"Olas que al llegar
Plañideras, muriendo a mis pies,
Nuevas del bogar
Para cada viajero traéis.
Si no me decís
Que hay un ángel que aguarda el bajel,
Mi cuerpo infeliz
Para siempre en la arena envolved. 

Fiero el destino me hirió
Y buscando un alivio al pesar,
Mi alma angustiada cruzó
Los abismos profundos del mar.
Y al comprender que ni así
A esa ingrata consigo olvidar,
Qué he de hacer, ¡Ay de mí...!
Horas tristes... ¡Llorar... llorar!

Soplo embriagador
Que fingiendo palabras de miel,
Me hablas de un amor
Que ha de serme funesto después.
Si me has de decir
Lo que el alma no puede escuchar,
Déjame morir
En las olas del rudo huracán.

Como la espuma que el viento formó
Tuvo mi alma su blanca ilusión,
Y el mismo viento, con furia después
Tronchó las galas del níveo joyel.
La triste agonía mató mi pesar
La noche sombría a las nubes, ¡Horror!,
El alma se alivia al ver que en su afán
Ni goza en la tierra ni olvida en el mar. 

Pobre suspiro que envío al pesar
Parte en las olas del fiero huracán,
Y adonde vive quien causa mi mal
Decidle que aun muerto las olas llorando están."

José Juventino Policarpo Rosas Cadenas




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