"Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere. Pero la mayoría son estúpidos no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal. Hacen el papel del tonto. En realidad, algunos sobresalen y hacen el tonto cabal y perfecto. Naturalmente, son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobre aviso, pues la ignorancia de la estupidez equivale a la bienaventuranza."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana


"¿Duele ser estúpido? Desgraciadamente, no duele. Si la estupidez se pareciera al dolor de muelas, ya se habría buscado hace mucho la solución del problema. Aunque, a decir verdad, la estupidez duele… solo que rara vez le duele al estúpido."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana


"Durante los siglos posteriores no faltaron imitadores que profesaron las mismas creencias y siguieron las mismas prácticas. Los Paterniani o Venustiani afirmaban que Dios y Satán compartían la responsabilidad de la creación de la humanidad. Dios era responsable de la parte superior de nuestro cuerpo; y el Diablo, de la parte inferior. De ello se deducía naturalmente que los «órganos satánicos» del hombre debían ser aplicados al «trabajo del Diablo». En 1723 la policía de Montpellier cayó sobre el refugio de una secta consagrada casi exclusivamente a los placeres sexuales. Se llamaban los multiplicantes, y sus orgías solían prolongarse desde el sábado por la noche hasta el lunes por la mañana. Esta secta reconocía por lo menos la institución del matrimonio... pero sujeta a ciertas modificaciones. Dichos matrimonios unían a los cónyuges por el término de veinticuatro horas, y debían ser consumados en un lecho especial, bajo la mirada vigilante de tres testigos. Los jefes fueron ahorcados, los hombres sentenciados a galera perpetua, y a las mujeres se les afeitó la cabeza y se las encerró en conventos."

Paul Tabori
Tomada del libro He visto cosas que no creerías de Jesús Callejo, página 257


"El prejuicio constituye ciertamente una de las formas más notables de la estupidez."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana



"El prejuicio racial, quizás la forma más común de este matiz de la estupidez, es más o menos universal."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana


"¿Es posible curar la estupidez?"

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana, página 351



“La estupidez es el arma humana más letal, la mas devastadora epidemia, el más costoso lujo.”

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana


"Naturalmente, se plantea el siguiente problema: ¿Es posible curar la estupidez? El mejor modo de determinar la naturaleza secundaria, derivada, no congénita de la estupidez consiste en observar su desarrollo en los niños.

Si es objeto de arbitraria represión (como es el caso muy a menudo), y si se le aplican una serie de calificativos injuriosos, el niño reprimirá su instinto y su deseo de conocimiento.

Una vez que el niño advierte que no es conveniente saber, no tarda en alimentar verdadero temor al conocimiento… y finalmente se convierte en auténtico estúpido.

Existe, como sabemos, sólo un tipo de auténtico conocimiento… y es el que se relaciona con la humanidad. Si no permitimos su libre desarrollo o, mejor dicho, si no sabemos orientarlo, ni le permitimos hallar formas compensatorias adecuadas, fomentaremos artificialmente la estupidez de niños y de adultos. Crearemos inválidos sociales.

Esta condición psicológica generalmente acompaña al niño a medida que se transforma en adulto, y su expresión en el hombre o en la mujer es también la estupidez.

¿Cuán a menudo hallamos personas incapaces de juzgar con independencia, de tomar sus propias decisiones, con prescindencia de lo que otros hagan? Si tienen alguna iniciativa, si conciben un pensamiento original, sienten que no pueden estar en lo cierto.

Pero apenas oyen o comprueban que otros dicen o hacen lo que ellos habían pensado, se sorprenden o amargan, porque hubieran podido decir o hacer lo mismo.

La estupidez es el resorte tanto de las actitudes antisociales como de los casos extremos de conformismo… engendra tanto a los anarquistas como a las masas gregarias de los países totalitarios.

Es indicio del oculto temor al conocimiento el hecho de que la gente introduzca constantemente en su conversación las expresiones: “No lo sé”, o “¿No le parece?” Cuando desean decir algo profundo o importante, empiezan por disculparse, porque no se sienten seguros de sí mismos.

Otra fuente de estupidez, como ya hemos visto, es la duda. Se expresa bajo la forma de una aparente parálisis cerebral. Ocurre a menudo que el dudoso encara los problemas con claridad y sensatez; el inconveniente reside en que duda de su propio conocimiento, en que no confía en su propio saber.

También puede considerar que todos los problemas tienen dos aspectos, y que cada problema admite dos soluciones… y debido a las dudas que lo aquejan, teme expresar cualquiera de ellas. Muchos procuran superar esas dudas mediante la burla y el cinismo. Lo consiguen… pero sólo superficialmente, pues en lo más hondo de la personalidad persiste el sentimiento de inseguridad.

El origen de la estupidez puede hallarse en la infancia, en la duda y también en la vida de los instintos. O la víctima es ignorante, y está insegura de que sus deseos sean ética y socialmente correctos, o sus emociones y sus deseos chocan entre sí, y este conflicto provoca la duda que influye todas las funciones mentales, domina los procesos del pensamiento y por lo tanto engendra estupidez.

Es el fenómeno que denominamos “ambivalencia”. Tiene muchas formas: odio y amor, actividad y pasividad, características masculinas y femeninas que luchan unas con otras. Estas fuerzas opuestas pero de igual intensidad convierten al espíritu en permanente campo de batalla.

La estupidez libera al hombre de este doloroso estado; y aunque la estupidez es esencialmente una condición dolorosa, el sufrimiento es en ella menor que cuando se padecen los tormentos de la duda.

Por consiguiente, a la frívola pregunta: “¿Hace bien ser estúpido?”, a veces podemos responder afirmativamente. Sin embargo, el hombre psicológicamente sano no puede ser estúpido.

Créase o no en el psicoanálisis y terapias semejantes, no es exageración afirmar que uno de los más importantes y de los más felices descubrimientos de nuestro siglo es el siguiente concepto, rara vez bien comprendido: Sabemos ahora que la estupidez es un problema de carácter médico… y por consiguiente, la estupidez es curable.

Suponiendo, naturalmente, que alguien quiera ser curado."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana



"Si no podemos definir la estupidez (o si sólo formulamos una definición parcial), por lo menos podemos tratar de relacionar con ella la mayoría de las desgracias y debilidades humanas. Pues la estupidez es como una luz negra, que difunde la muerte en lugar de la vida, que esteriliza en lugar de fecundar, que destruye en lugar de crear. Sus expresiones forman legión, y sus síntomas son infinitos."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana


"Sin embargo, el hombre psicológicamente sano no puede ser estúpido. Créase o no en el psicoanálisis y terapias semejantes, no es exageración afirmar que uno de los más importantes y de los más felices descubrimientos de nuestro siglo es el siguiente concepto, rara vez bien comprendido: Sabemos ahora que la estupidez es un problema de carácter médico... y por consiguiente, la estupidez es curable.
Suponiendo, naturalmente, que alguien quiera ser curado."

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana










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