Aprender de uno mismo significa tener la capacidad de observarse y de deducir, a partir de la observación, el estado en el cual funcionamos y lo que necesitamos corregir del mismo. Para poder observar nuestro interior, la herramienta fundamental es la concentración.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 4


La Visión Extraocular consiste en la capacidad de ver imágenes, pero sin utilizar los ojos, sino alguna otra parte de nuestro cuerpo, generalmente las palmas de las manos. El entrenamiento de la Visión Extraocular consiste en concentrarse en el cuerpo, en la respiración y en activar una línea de energía que conecta las palmas de las manos con el entrecejo.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 9


En una pequeña librería colindante con el río, he hallado un tesoro; un texto original describiendo una técnica de meditación milenaria: el Mahamudra. Me ha fascinado leerlo; afirma que toda experiencia surge de la misma fuente y que ésta puede ser conocida observando el origen de todo pensamiento, de toda imagen o sonido. La he practicado sentado en la arena viendo las diminutas olas que se forman en la orilla del rio. Después, al caminar por el mercado de la ciudad he intentado focalizar mi atención en el origen de las órdenes que activan mis pasos. Más adelante, al enojarme con el dependiente de una tienda que me ha querido engañar. El texto tiene razón, si se atiende al origen de toda experiencia se establece un contacto con una especie de espejo de la realidad que se ve inafectado por las modificaciones de la experiencia y que sólo refleja sus fundamentos, su luminosidad básica y autorrefulgente.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 11



El Modelo Kabbalistico


De acuerdo con Gershom G. Scholem (On The Kabbalah and its Symbolism. Schocken Books. New York, 1969-1973), en ninguno de sus sistemas los Kabbalistas dejaron de afirmar la existencia de interpelaciones entre todos los mundos y niveles del Ser. Todo, según ellos, está conectado con el resto. De cualquier punto, las profundidades infinitas pueden ser contempladas. De acuerdo con el sistema de Moisés Cordovero, el ascenso del hombre hacia mundos superiores y a la frontera del "vacío" no involucra movimiento por parte suya, puesto que "en donde tú te halles, allí se encuentran todos los mundos". De acuerdo con la Kabbalah, "lo que se localiza abajo se encuentra arriba y lo que está en el interior se sitúa en el exterior". La Kabbalah afirma que no solamente el "Todo" está contenido en cada parte, sino que también actúa sobre el resto. El modelo que postula la Kabbalah es simultáneamente longitudinal y concéntrico. La aproximación longitudinal intenta resolver el misterio de la creación desde un principio trascendente e invisible hasta su manifestación en la acción. Este modelo tiene por lo menos seis niveles que son otros tantos Mundos o Universos. Cada Universo pertenece a una dimensión distinta. Al mismo tiempo, cada Universo está asociado con un nivel del "Alma" y con una letra hebrea. La siguiente tabla, modificada de un estudio de Aryeh Kaplan (Meditation and Kabbalah, Edit. Samuel Weiser, Maine I982) presenta las relaciones que la Kabbalah propone entre los niveles del "Alma, los Universos y las letras Hebreas": NIVELES DEL "ALMA" UNIVERSO LETRA Ein Sof-Sin final Yejidah-Esencia Única (Singularidad) Adam Kadmon-Hombre Arquetípico Jai-Esencia Viva Atzilut Cercanía-Emanación Yud Neshamah-Pneuna (Aliento) Beriyah Creación Hei Ruaj-Espiritu Yetzirah Formación Vav Nefesh-Alma Asiyah Acción Hei El Universo del Adam Kadmon es el del hombre primigenio o arquetípico. El Adam Kadmon representa a lo humano en su origen o estrato de mayor abstracción. No es, en realidad el primer nivel trascendente, sino una manifestación, extraordinariamente elevada de aquél. Por arriba de Adam Kadmon, la Kabbalah sitúa al Ein Sof, cuya traducción sería el Sin Final ligado íntimamente con Dios. El nivel del "Alma" asociado con el Adam Kadmon es Yejidah, cuya traducción literal es "Singularidad" y qué constituye la "Esencia Única"; lo que no puede dividirse y es Uno. Así como del Ein Sof proviene el Adam Kadmon de este último surge Atzilut, que es lo de mayor Cercanía al Hombre Arquetípico y que se asocia con el nivel de "Alma" Jai, la Esencia Viva o lo Viviente. En el judaísmo, el nombre de Dios "Yehova" se escribe con cuatro letras, la primera de las cuales, Yud, corresponde a la I latina y pertenece al Universo de Atzilut o Emanación y al nivel del "Alma" Jai o lo Viviente. De Atzilut surge la Creación o el Universo de Beriyah asociado con el nivel de Neshama o Pneuma y con la siguiente letra del nombre de Dios, Hei, que corresponde a la letra latina H o J. De esta forma, la singularidad de Yejidah, que a su vez se transforma en lo Viviente o Jai desemboca en Neshamah o Pneuma. Hasta antes de Neshamah, los niveles del "Alma" eran impersonales. Neshamah asociada con el Universo de Beriyah o Creación comienza a pertenecer a un individuo especifico y es, por así decirlo, su envoltura o cuerpo más sutil; su contacto entre lo personal y lo transpersonal; entre lo Divino y lo Humano. A partir de Beriyah surge Yetzirah, Formación, es decir, lo Creado en Beriyah comienza a adquirir forma en Yetzirah. Esta Formación parecería corresponder con la primera activación de una distorsión del espacio, y la letra del nombre de Dios correspondiente es la Vav o V latina. El nivel del "Alma" correspondiente es Ruaj o Espíritu, y podría pensarse que es el mecanismo que al actuar distorsiona el espacio. Antes de Ruaj no hay distorsiones. Por último, después de la Formación se da la Acción en el Universo de Asiyah, el cual corresponde con la última letra del nombre de Dios, Hei, y con el nivel Nefesh o "Alma". Las cuatro letras del nombre de Dios, Yud, Hei, Vav, Hei forman el Tetragamaton y son un verdadero sistema algorítmico, que contiene el esquema de la Creación a partir de lo Viviente hasta su manifestación en la Acción. Cada nivel de la Conciencia está dado por la identificación del Observador con cualquiera de los cinco posibles estratos del "Alma", desde Nefesh o Alma individual hasta Yejidah, la Singularidad primigenia. Este modelo Kabbalístico es longitudinal, porque cada nivel del mismo proviene o nace de un precedente y da lugar a un consecuente, en una cadena que comienza en una Singularidad, la que adquiere Vida, Pneuma, Espíritu y, por último, "Alma". El modelo concéntrico de la Kabbalah se conoce como el esquema de la Sefirot y de ellas se han descrito 10, formando el "Árbol de la Vida". Cada Sefira es un atributo o cualidad de la Conciencia y constituye una emanación a partir del Ein Sof. El modelo longitudinal está imbricado dentro del concéntrico, porque cada Sefira se manifiesta a través de un proceso de Emanación, Creación, Formación y Acción. Este proceso se logra experimentar utilizando técnicas Kabbalísticas de meditación. Por ejemplo, el Rabino Joseph Tzayach ideó una meditación en colores, en la cual la concentración sostenida en un color específico (asociado con una Sefira) activa la cualidad de la Conciencia de esa Sefira. Otra técnica consiste en concentrar la atención en el nombre hebreo de la Sefira o en sus atributos hasta que éstos se comienzan a experimentar. Algunos Kabbalistas han asociado las diferentes Sefirot con las partes del cuerpo humano. La siguiente tabla contiene el nombre hebreo de cada Sefira, su traducción y color asociado. SEFIRA COLOR Keter-Corona Blanco Jojmah-Sabiduria Un color que incluye a todos los colores Binah-Entendimiento Amarillo y verde Jesed-Amor Blanco y plateado Gevurah-Fuerza Rojo y dorado Tiferet-Belleza Amarillo y purpura Netzaj -Victoria Rosa Claro Hod-Esplendor Rosa oscuro Yesod-Fundamento Anaranjado Maljut-Reino Azul Los extremos de las Sefirot, Keter y Maljut se refieren a dos niveles también extremos de la Conciencia, Keter lo más elevado y Maljut su manifestación. El modelo de las Sefirot es concéntrico, porque cada Sefira está contenida dentro de la siguiente como las capas de una cebolla. Sin embargo, también es longitudinal, en el sentido de que existen conexiones lineales entre cada capa. Más aún, cada Universo desde Atzilut hasta Asiyah se puede dividir en 10 estratos correspondientes con la Sefirot de tal Universo. La Kabbalah considera la existencia de un centro luminoso ligado con el Ein Sof, cuya "Luz" alumbra cada Sefira en cada Universo. Dependerá de la limpieza interna del individuo qué tanta obstrucción exista entre su Conciencia y la "Luz". Mientras menos "suciedad interna" exista, mayor será la luminosidad que llegue y viceversa; un individuo con una problemática interna intensa actuará como poseyendo "velos" de obstrucción para la "Luz". En esta concepción, cada Sefira es una emanación de la "Luz" del Ein Sof. La mayoría, si no es que todas las técnicas prácticas de la Kabbalah, tienen como finalidad la purificación de los "velos", de tal forma que la "Luz" no encuentre obstrucciones. A su vez, cada Sefira actúa y es una especie de "vasija" o contenedor de un atributo de la "Luz", proveniente del Ein Sof. Cada una de estas "vasijas", al ser llenada por la "Luz", activa un atributo o cualidad de la Conciencia. De acuerdo con la Kabbalah, la "Luz" jamás desaparece, pero los "velos" de obstrucción pueden llegar a filtrarla tanto que su luminosidad podría no ser suficiente como para llenar alguna "vasija".

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 20



El Modelo Teosófico


La Teosofía tiene su origen contemporáneo en los escritos de Madame Blavatsky[3], la que fundó esta corriente del pensamiento que fue enriquecida por los estudios de Annie Besant y Leadbeater, entre otros. Según la Teosofía, poseemos diferentes cuerpos, cada uno de los cuales está asociado con un nivel de la Conciencia Estos cuerpos son siete en número: el Físico, el Etérico, el Astral, el Mental, el Espiritual el Cósmico, y el Nirvánico. De acuerdo con Rajneesh (Psicología de lo Esotérico, Cuatro Vientos Editorial, Chile, 1980), no solamente la Conciencia es diferente en cada uno de los cuerpos, sino también, la cualidad y los contenidos de los sueños. La Conciencia variará dependiendo de la identificación del Observador con alguno u otro de los cuerpos. Es Importante mencionar que la denominación cuerpo se refiere a una organización o estructura perteneciente a cierta dimensión del Espacio. La existencia de siete cuerpos implicaría también la existencia de siete dimensiones. Un procedimiento experimental que ejemplifica la existencia de estructuras pertenecientes a diferentes dimensiones es la Cymática (Jenny H., I974, Cymatics, Basilus, Press, Basel). En ella, se crean patrones tridimensionales cuando un polvo fino colocado sobre una placa metálica es puesto a vibrar por un sonido de determinada frecuencia. Cuando la frecuencia del sonido se incrementa lo suficiente, el patrón se vuelve tridimensional. Tenemos pues aquí dos cuerpos dimensionales que resultan de la interacción (en diferentes frecuencias) entre un campo vibracional y un medio; un cuerpo bidimensional y el otro tridimensional. Los cuerpos Teosóficos parecerían situarse en esta misma condición de ser estructuras estables localizadas en diferentes dimensiones. De la misma forma, podrían ser entendidas las Sefirot, los Universos Kabbalísticos y los niveles del "Alma". El primer cuerpo es el Físico y su estructura es orgánica. Su órgano de pensamiento y experiencia es el cerebro, tal y como lo conocemos. Está limitado por el Tiempo y el Espacio y es una distorsión hipercompleja y estable del espacio. Su nivel de Conciencia es tridimensional. El segundo cuerpo, Etérico es, según la Teosofía, más sutil que el Físico y permanece invisible para éste. Es capaz de viajar a través del Espacio saliéndose, por así decirlo, del cuerpo Físico y su percepción es más directa y sutil que la de éste, puesto que no requiere de receptores orgánicos para decodificar la información del espacio. La acción perceptual del cuerpo Etérico podría explicar la Visión Extraocular, en la cual niños entrenados son capaces de percibir el mundo visual sin el uso de sus receptores retinianos (véase Grinberg-Zylberbaum, J., Psychoenergetics 1983, 5:141-158). Los sueños del cuerpo Físico están en correspondencia causal con la actividad cerebral y pueden ser estimulados activando los mecanismos receptores orgánicos. En cambio, los sueños del cuerpo Etérico corresponden a estímulos también Etéricos localizados en la estructura del Espacio. De esta forma, alguien puede soñar que vuela y en realidad lo hace, porque los movimientos del cuerpo Etérico no se encuentran ligados o restringidos por la gravitación espacial. De acuerdo con Rajneesh (Psicología de lo Esotérico. Cuatro Vientos Editorial, Chile, 1980) las así llamadas visiones espirituales corresponden al cuerpo Etérico y son sueños Etéricos. El cuerpo Etérico incluye al Espacio dentro de su campo de acción, es decir, se libera de la restricción espacial y el Espacio deja de ser un obstáculo para su acción Por ello, la dimensión espacial en la cual actúa el cuerpo Etérico es incorporada en su interior, mientras que esa misma dimensión permanece como externa para el cuerpo Físico. El cuerpo Astral incorpora, además del Espacio, el Tiempo. Al igual que el cuerpo Etérico, el Astral puede localizarse en cualquier zona del Espacio, pero no tiene límite alguno para viajar al pasado, incluso remoto. El cuerpo Astral, según Rajneesh, es capaz de recordar vidas anteriores y corresponde al inconsciente colectivo de Jung. El cuerpo Mental incorpora, además de la dimensión temporal hacia el pasado, el tiempo personal futuro. Se halla, por así decirlo, en una dimensión en la que se unifican el Tiempo y el Espacio. El funcionamiento del cuerpo Mental implica una expansión en la duración del presente en la cual el pasado y el futuro quedan incluidos dentro de una Unidad perceptual. Esta misma expansión, se relaciona con la activación sensorial, en la cual la percepción visual, por ejemplo, funciona en una duración del presente mayor que la auditiva. El funcionamiento del cuerpo Astral implica la misma expansión, pero en un orden de magnitud mucho mayor. El cuerpo Mental sigue siendo un cuerpo individual; en cambio, el cuerpo Espiritual es transpersonal. Las experiencias del cuerpo Espiritual son compartidas por todos los que lo viven. Es un cuerpo de la especie y no de un individuo en particular. El cuerpo Cósmico es el preámbulo a la Conciencia de Unidad. Este cuerpo trasciende el Espacio, el Tiempo, la Individualidad y la dicotomía consciente/inconsciente. Desde la perspectiva del cuerpo Cósmico, todo posee Conciencia. El cuerpo Nirvánico no puede describirse, pues en él ya no existe el lenguaje. Equivale a la Conciencia de Unidad.
Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 26


El modelo Chamánico


El modelo Chamánico es bifactorial, es decir, considera la existencia de dos niveles generales de la Conciencia. Algunos Chamanes denominan a estos dos reinos. el mundo visible y el mundo invisible (véase Grinberg Zylberbaum, J., Los Chamanes de México, vol. 1, Alpa Corral, México, 1987). Otros Chamanes los llaman el Tonal y el Nahual (véase Carlos Castaneda. El Fuego Interno, Emece, México, 1987). El mundo visible equivale al Tonal y se refiere al nivel de la Conciencia cotidiana. En cambio, el mundo invisible o Nahual hace referencia a un nivel de Conciencia solamente accesible para los videntes. Los Chamanes Oguiruames de la Sierra Tarahumara, hablan de la coexistencia de tres espíritus en cada persona, denotando con ello la presencia de por lo menos tres niveles de la Conciencia. El mundo invisible, para los Graniceros del Estado de Morelos, en México, está poblado por seres "Astrales" que desafían la gravedad y viajan por el Espacio realizando trabajos de ayuda. El Chamán puede tener acceso a ese reino sutil, adquiriendo en este contacto otro nivel de Conciencia. Algunos Chamanes Mexicanos son capaces de penetrar a estados de trance mediumnístico, cambiando no solamente su personalidad habitual, sino manifestando un conocimiento que no pertenece al nivel de la Conciencia de la vigilia cotidiana. El linaje del Chamán-Nahual, Don Juan Matus de Sonora ha desarrollado todo un modelo acerca de la Conciencia y sus niveles. En este modelo, la percepción aparece como resultado de la alineación de dos sistemas de emanaciones, uno externo al cuerpo y el otro interno El cuerpo al que hace referencia este modelo no es el cuerpo orgánico, sino un cuerpo energético luminoso que es visible para un vidente. La alineación de emanaciones se modula a través de la acción de un mecanismo de Localización, que los Chamanes Yaquis denominan "Punto de Encaje". Éste se localiza en la superficie de cuerpo o capullo luminoso y, dependiendo de su posición en éste, alinea diferentes bandas de emanaciones dando lugar a percepciones de realidades alternativas. Los niveles de la Conciencia dependen de la profundidad en la que se sitúa el Punto de Encaje. Una de las características comunes de todos los Chamanes auténticos es su capacidad de comunicación directa, la que les permite conocer, sin el uso de instrumentos verbales, el Estado de la Conciencia de quienes los visitan. Se podría postular la existencia de un nivel de Conciencia Chamánica que he denominado "La Banda Chamánica" (véase Grinberg-Zylberbaum, J., Los Chamanes de México, INPEC, México). El modelo Chamánico es complejo y varía de linaje a linaje, aunque en todos ellos se vislumbran características comunes como las mencionadas antes y, en especial, la existencia de un modo de Conciencia Chamánica generalizada.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 30


El modelo budista


El modelo budista también es bifactorial y queda ejemplificado en la vida de su creador Hace aproximadamente 2500 años, el que conocemos como Buda, nació hijo de un Rey. Su infancia la vivió aislado dentro del Palacio de su padre y rodeado de todas las comodidades. Nunca conoció la enfermedad, la vejez ni la pobreza. Un día decidió salir de los jardines imperiales y por primera vez tuvo contacto con el pueblo. Asombrado y dolido se dio cuenta de la existencia de la invalidez y el pesar. Abandonó su vida aristócrata y durante años se sometió a múltiples enseñanzas con el objeto de lograr su propia Iluminación. Desesperado porque ni el ascetismo, ni las prácticas religiosas ni las técnicas de control lo ayudaban, se sentó debajo de un árbol a meditar, con la resolución de morir o llegar a Iluminarse. Después de varios días y al ver una estrella alcanzó lo que deseaba. A partir de ese momento, se dedicó a enseñar y hasta el final de sus días lo hizo. Su mente era de una claridad prístina y a través de cientos de discursos impartidos a miles de discípulos logró crear todo un movimiento de regeneración espiritual, el cual todavía inspira y guía a millones de personas. Buda era un maestro verdadero y como tal enseñaba a cada quien según sus necesidades y sus niveles de entendimiento. Sus alumnos más avanzados crearon sus propias escuelas y linajes, tratando de conservar intacta y sin desviaciones la enseñanza original. Pero, como a cada discípulo Buda le impartió un método individualizado, estas escuelas difieren entre sí, aunque todas conservan la misma dirección. Por ejemplo, existen por lo menos tres escuelas de Vipassana. Todas utilizan la observación como técnica de desarrollo, pero cada una en diferentes áreas y contenidos (observación de las sensaciones corporales, observación de las emociones y pensamientos, observación del entorno). Las tres afirman ser las depositarias de la enseñanza original de Buda y consideran a las otras como alejadas de la misma cuando en realidad todas son la enseñanza original. La bifactorialidad del modelo budista es la misma que vivió Buda. Sus dos Estados de Conciencia son la Conciencia cotidiana, previa a la Iluminación, y la Conciencia Iluminada. El nivel de Conciencia cotidiana es aquel en el cual existe una identificacion con contenidos emocionales, corporales o con las fluctuaciones mentales. El nivel de Conciencia Iluminada transciende las identificaciones fluctuantes y temporales y coloca al adepto en un Estado de contacto con la Realidad del Yo Puro. En ese Estado, el placer y el dolor son vistos desde la misma perspectiva y no existen apegos ni sufrimientos mentales. El ser humano Iluminado se libera y alcanza su verdadera identidad como la Realidad misma y total. Buda describió una gran cantidad de Estados de la Conciencia y sus análisis acerca de las condiciones mentales y sus vicisitudes no han podido ser superados. Actualmente, existen muchas diferentes escuelas de budismo, las que utilizan un amplio repertorio de técnicas de meditación, pero todas ellas se pueden situar dentro de tres corrientes principales: el Hinayana, el Mahayana y el Vajrayana. El Hinayana considera que la Iluminación es individual y depende de un trabajo personal aislado y en soledad. El Mahayana también considera que la Iluminación es individual, pero ésta no se puede lograr, a menos que todos la alcancen. El budista Mahayámico ayuda a los demás a lograr la Iluminación aun posponiendo la suya propia. Su aproximación es más congruente con la Conciencia de Unidad y con el desarrollo del amor y la comprensión Universales. El Vijrayana utiliza la energía de las emociones como vehículo para lograr la Iluminación. Uno de los discursos principales de Buda, el Maha Satipatthana ejemplifica el método de este Iluminado. En él, Buda conmina a sus discípulos a mantener una observación desapegada de sus sensaciones corporales, de sus emociones, de sus contenidos mentales y de sus sentimientos, señalando subtextualmente que toda identificación con éstos no libera, pero en cambio su testificación desde la posición del Observador lleva a la Iluminación. En el Sistro Surangama[1] existe otra indicación en el mismo sentido. Aquí se menciona la existencia de diferentes estratos o niveles de la Conciencia. Cada nivel se vive como el ego del nivel precedente y se convierte en el contenido del nivel consecuente, cuando este último es alcanzado. En este modelo, la consideración fundamental es la inexistencia de un Estado yoico absoluto y la idea de que lo que hace avanzar de nivel en nivel de Conciencia es la inclusión de contenidos de la experiencia dentro de un proceso de observación inclusiva. Por otro lado, uno de los conceptos más queridos del budismo es el de Sunyata o Vacío. Se entiende por Sunyata, la idea de que ni los objetos ni el yo poseen existencia absoluta e independiente. Al contrario, todo es parte de una matriz interindependiente de relaciones.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 31



El modelo de la psicología transpersonal


La psicología Transpersonal incorpora enseñanzas provenientes de las tradiciones hindú, budista, Teosófica y del Misticismo Cristiano, Islámico y judío, dentro de su cuerpo doctrinario. Se le llama Transpersonal, porque se interesa en el desarrollo más allá de un ego personal y su campo de estudio incluye los Estados Trascendentes de la Conciencia. De acuerdo con la Psicología Transpersonal, el nivel de Conciencia más natural y elevado es el de la Conciencia de Unidad, en el cual las diferencias entre objeto y sujeto, Observador y observado se diluyen en una Realidad Única y todo abarcante. La Conciencia existe en todo, pero el ser humano la fragmenta y limita asignándole fronteras de separación. Estas fronteras están dadas por identificaciones limitadoras. La más común de todas las identidades es la que se asocia con el ideal del yo. Cuando un niño es educado, tanto sus padres como su escuela lo presionan para aceptar el conjunto de valores culturales considerados positivos y rechazar otros catalogados como negativos. La aparición de conductas "negativas" es castigada y la manifestación de pensamientos, ideas y acciones "positivas" es premiada. Poco a poco, el infante se identifica con los aspectos "positivos" y reprime los “negativos”. Si una Sociedad considera que ciertas necesidades corporales son "negativas", enseña a bloquearlas aun cuando éstas se manifiesten naturalmente. Se establece así la primera frontera de la Conciencia. Cuando los aspectos negativos atraviesan esa frontera, el propio sujeto se encarga de negarlos como parte de su identidad "real", sólo aceptando como válido y verídico lo "positivo". Se crea así una personalidad o máscara y una sombra. La máscara es lo aceptado y la sombra lo rechazado. Cuando la sombra se activa, el sujeto acusa al exterior o a otros sujetos por su aparición. En los casos más graves, la sombra se manifiesta como alucinaciones o delirios de persecución. El sujeto, incapaz de aceptar como parte de su identidad real a los aspectos "negativos", los proyecta a los "otros", salvaguardando así su identidad con los aspectos positivos'. Cuando la tensión entre la personalidad y la sombra se hace insuperable, sobreviene una crisis de identidad, la que, o bien, se somatiza provocando una enfermedad y en su extremo la muerte, o bien, activa un proceso de incorporación de la sombra a la máscara. Cuando esto último sucede y el sujeto logra aceptar como parte suya lo "negativo" que antes rechazaba y proyectaba al exterior, sobreviene un cambio de Conciencia. En éste, el sujeto adquiere un ego, el que integra en una Unidad los aspectos "positivos" y "negativos". Esta nueva identificación incorpora al cuerpo y sus necesidades como partes de la identidad "real". Se diluye una frontera de separación y la Conciencia se expande. Sin embargo, en este nivel de Conciencia, que Ken Wilber denomina del Centauro, y que ya incluye el cuerpo y la sombra, todavía existe una frontera entre el yo y el otro o entre el sujeto y el objeto. Para acceder a un nuevo nivel de Conciencia, la noción de cuerpo debe sufrir una expansión. En ésta, se incorporan al yo los acontecimientos, las experiencias y los patrones que antes eran considerados como pertenecientes a lo externo, es decir, al no yo. De esta forma, el Centauro se comienza a identificar con su "Territorio" y acontece un acercamiento a la Unidad con los demás. Los otros y uno ya no están separados, sino que se viven como unidos en una nueva identidad. Más adelante, el sujeto se reconoce como un verdadero "hijo del hombre", es decir, su Conciencia ya no es la de una persona independiente y separada, sino humana en el más alto sentido de la palabra. Todas las emociones humanas, todos los sentimientos y experiencias que son capaces de vivirse como ser humano se aceptan como parte de la identidad. Ya no es fulanito el que experimenta, sino que es el ser humano en fulanito el que se manifiesta. Esta identificación con lo humano es un nivel de la Conciencia más expandido que la Conciencia del Centauro, pero aún es limitado y con fronteras de separación. El siguiente nivel de la Conciencia podría ser denominado Cósmico cuando el "hijo del hombre" incorpora el Cosmos como parte de su identidad real. Por último, el hombre Cósmico se convierte en el Ser o en la Existencia Pura y dejan de existir denominaciones e identidades parciales. Se alcanza así la Conciencia de Unidad y el Tao. Todos los niveles de la Conciencia se asocian con estratos de identificación y con fronteras cada vez más tenues, hasta que la última división se rompe y se vive experimentando "aquello" que no tiene nombre como lo verdadero. En este nivel se comprende que cualquier Imagen o percepto se ve a sí mismo y que lo que experimenta es "aquello" Localizado en uno mismo y, por último, "aquello" y uno mismo se acaban por fundir en el Uno.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 34



El modelo Sintérgico


Antes de presentar este modelo, es necesario explicar varios términos técnicos que utilizaré en su exposición. En primer lugar, el término Lattice. La Física contemporánea, considera que el espacio posee diferentes niveles de organización. El nivel más básico se concibe como una matriz muy compleja, un enrejado o celosía cuya estructura es capaz de contener una cantidad enorme de información. A esta estructura fundamental se la denomina Lattice. De acuerdo con la Física de la Lattice, cada partícula elemental es una modificación específica en la conformación de la Lattice. De la misma forma, un campo energético podría entenderse como una distorsión de la estructura de la misma Lattice. El segundo término que quisiera explicar es el de Campo Neuronal. El cerebro humano está constituido por 12,000 millones de pequeñas células denominadas neuronas. Cada neurona, al activarse produce un diminuto cambio de potencial eléctrico, activa un código de señales también eléctricas y estimula la creación de un campo electromagnético. Cada una de estas modificaciones del estado de las neuronas son otras tantas alteraciones de la estructura de la Lattice. Todas estas distorsiones, a su vez, interactúan entre sí y crean una modificación hipercompleja de la misma Lattice. A esta modificación se le llama el Campo Neuronal. La Teoría Sintérgica afirma que la realidad es la interacción entre la Lattice y el Campo Neuronal y que los diferentes niveles de la realidad están relacionados con las características de esta interacción. Otro término que requiere explicación es el de Sintergia. Sintergia es un neologismo que integra los términos síntesis y energía. Se refiere a tres parámetros físicos, que son coherencia, densidad informacional y frecuencia. Mientras mayores sean estos parámetros, más elevada será la Sintergia. La coherencia se refiere a la similitud en la organización de las partes de un todo. Mientras mayor coherencia posea una organización, más similares serán sus partes. Densidad informacional se refiere a la cantidad de información que es capaz de contener cualquier objeto o medio. La frecuencia hace referencia a la velocidad con la que un cuerpo o un campo energético oscilan. De esta forma, mientras mayor sea la Sintergia, mayores serán la coherencia, la densidad informacional y la frecuencia. El mayor deseo de todo pensador es llegar a una concepción de la Realidad que permita aceptar su diversidad infinita, pero que al mismo tiempo lo sitúe en la perspectiva de una visión unificadora de la misma. El modelo Sintérgico pretende lograr este ambicioso propósito a través de la conceptualización de un esquema que explique la creación de la percepción. De acuerdo con el modelo Sintérgico, la Conciencia es un atributo de la Lattice del Espacio-Tiempo, cuyo estado fundamental o básico constituye también el estado primordial de la Conciencia, lo que bien podría denominarse Conciencia Pura. Los diferentes niveles de la Conciencia son otros tantos estratos de las distorsiones que la estructura básica de la Lattice puede asumir. La Conciencia humana, por ejemplo, aparece cuando el cerebro humano logra crear un Campo Neuronal que instaura una macrodistorsión hipercompleja en la Lattice. Desde este punto de vista, una imagen visual, por ejemplo, es en sí misma una particular distorsión tridimensional de la Lattice que requiere, para ser activada, de un cerebro humano y un Campo Neuronal, pero que no precisa de un Observador para existir. Por ello, S. M. Goenka, uno de los más afamados maestros de Vipassana afirmó en una ocasión (Comunicación Personal, 1984) que "la imagen se ve en sí misma y el sonido se oye en sí mismo". Las diferentes cualidades de la Conciencia y sus niveles son explicadas por la Teoría Sintérgica como asociados con estratos discretos de organización de la Lattice. Estas Bandas Sintérgicas corresponden también con estratos discretos (Neurosintérgicos) del Campo Neuronal. La Lattice parecería ser capaz de distorsionarse a lo largo de un continuo sin pasos abruptos. Lo mismo podría ser considerado para la Neurosintergia del Campo Neuronal. Es decir, teóricamente no tendrían por qué existir ni Bandas Sintérgicas en la Lattice ni niveles cuánticos de organización Neurosintérgica del Campo Neuronal. Sin embargo, toda la evidencia descrita en estos capítulos acerca de la existencia de diferentes niveles de la Conciencia señala que debe ser asumida una organización discreta tanto para la Lattice como para el Campo Neuronal. De esta forma, cada nivel de la Conciencia correspondería con una interacción congruente entre una Banda Sintérgica y un Campo Neuronal con un nivel Neurosintérgico análogo a la Sintergia de la Banda correspondiente de la Lattice. De la misma forma que cada punto de la Lattice contiene la totalidad, así cada experiencia es una vivencia de la totalidad por la totalidad misma. El hecho de que no lo comprendamos así depende de nuestro nivel de entendimiento y de la identidad que asumimos. Vivir una imagen visual como vista por sí misma requiere de un darse cuenta difícil de lograr. Es más arrogarse una identidad concreta y considerarla como centro de la percepción, puesto que eso está más de acuerdo con el sentido común, el cual nos presenta centros separados e independientes de existencia, tajes como los objetos o los cuerpos orgánicos. Cada cualidad sensorial es un nivel de la Conciencia y corresponde con una Banda Sintérgica particular, en interacción congruente con un Campo Neuronal de una Neurosintergia específica. Esta última está determinada, en parte, por la densidad informacional del Campo Neuronal, la que a su vez, depende de la cantidad de interacciones neuronales. Ésta está dada por la duración del procesamiento cerebral, por lo que, asociado con la Neurosintergia, se encuentra un funcionamiento en determinada duración del presente. Ya había mencionado que la expansión de la duración del presente determina una percepción temporal definida, en la cual una serie de acontecimientos sucediendo en diferente tiempo se unifican. La unificación temporal es una transformación del Espacio en Tiempo y por ello se puede concebir como una penetración a la tetradimensionalidad. Así, cada nivel de la Conciencia podría concebirse como funcionando en la tetradimensionalidad o como penetrando en ella. La tetradimensionalidad posee como atributo la Conciencia, por lo que cada cualidad sensorial con una diferente duración de presente y cada nivel de Conciencia también ocurriendo en una particular duración del presente, podrían concebirse como distintos estratos de penetración al Universo tetradimensional, hasta que, en el límite de expansión máxima de la duración del presente, lo que existe es la tetradimensionalidad pura de la Lattice en Conciencia Pura.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 36


Lo común de todas estas aproximaciones al estudio de los niveles de la Conciencia, es que éstos dependen de la percepción del Observador y ésta, del "Territorio" con el cual se identifica. En la Realidad, la Conciencia es una y no se encuentra dividida, porque toda experiencia se encuentra matizada por ella. Sin embargo, la misma cualidad de la Conciencia se presenta a la experiencia y a la percepción como constituida por diferentes comportamientos. Cada escuela que intenta analizar estos comportamientos o niveles tiene una particular visión de los mismos.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 29



Una de las características comunes de todos los Chamanes auténticos es su capacidad de comunicación directa, la que les permite conocer, sin el uso de instrumentos verbales, el Estado de la Conciencia de quienes los visitan. Se podría postular la existencia de un nivel de Conciencia Chamánica.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 31


Todo lo que sucede en el Universo se refleja en cambios que acontecen en cualquiera y todas sus porciones. La organización de la información en el espacio es holográfica, no sólo por la razón anterior, sino por el hecho de que todo en él está interconectado y nada en él es independiente.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 70



LA REALIDAD Y LAS REALIDADES

Prácticamente, todas las tradiciones Espirituales están de acuerdo en afirmar la existencia de un estado sublime, el cual se conoce como Iluminación. Este estado acontece como resultado de un establecimiento en la Realidad. Puesto que existe mucha confusión en relación con el término Realidad, iniciaré este Capítulo con el intento de aclararlo. En general, se considera que la Realidad es lo que vemos; el mundo externo lleno de objetos y seres vivos. Ciertamente, nadie puede negar que lo que nos presentan nuestros sentidos es una realidad, pero para que se convierta en la Realidad, no debería existir entre ella y nosotros ningún intermediario. Lo que percibimos es la resultante final de un proceso muy complejo, en el cual memorias condicionamientos e interpretaciones intervienen en su creación. El mundo en sí, tal cual es, es filtrado como si hubiese una pantalla que lo coloreara y matizara. Esa pantalla se encuentra en nuestro interior y es invisible para nosotros, y por ello no somos conscientes de la forma en la que actúa. El solo hecho de percibir un mundo externo a nosotros es producto de una distorsión dada por la existencia de esa pantalla de la percepción y de sus filtros. Iniciamos nuestra existencia siendo, sin reconocernos ni como separados ni como unidos, con un entorno que aparece tan amorfo como nuestro propio cuerpo. A través de un proceso arduo de experimentación, reconocemos que existen diferencias enormes en las sensaciones que nos brinda nuestro cuerpo (al morderlo, chuparlo, dañarlo, etc.) con respecto a las sensaciones que se producen al tocar otros cuerpos o los objetos. Poco a poco, adquirimos una identidad corporal que se solidifica y estructura en la conciencia como un objeto aparte e independiente del resto de los objetos. Nuestro cuerpo, en su totalidad, guarda impresiones y las memoriza en su superficie y en su interior. Eventos placenteros se registran y cuando se evocan causan reacciones aproximativas y de apego; experiencias dolorosas son grabadas y provocan reacciones de rechazo. Dependiendo de la cantidad de unas y de otras, de su intensidad y cualidad, el yo y los objetos del mundo son matizados con las mismas cualidades que las resguardadas en la memoria. El mundo sigue siendo el mismo, pero su percepción dependerá de la viveza y reactividad de las memorias que resguarda nuestro cuerpo y así será visto. Por este mecanismo surgen las realidades, las que se confunden con la Realidad. Esta última, para ser percibida, necesitaría serlo sin intermediarios, sin memorias ni condicionamientos. Después de la adquisición de la identidad corporal surgen otras identidades, cada una de ellas resultado de la solidificación de un conjunto de eventos relacionados. De hecho, un nivel de identidad propio aparece como resultado de un proceso muy similar al que estimula la percepción de un objeto sólido. Ambos resultan de la identificación de un patrón y de la activación de un Neuroalgoritmo cerebral. Este último representa la estructura derivada del conjunto de eventos relacionados. El objeto es en verdad un proceso, pero es percibido como objeto sólido como resultado de su algoritmización. La solidificación y la percepción de separatividad e independencia son las percepciones del algoritmo interno y no del objeto externo. Este último es un paquete de movimientos atómicos y moleculares interrelacionados entre sí y con todos los campos energéticos existentes en el espacio. La identidad, en cualquiera de sus niveles, también es un proceso de eventos interrelacionados que se solidifican a la percepcion interna y adquieren separatividad e independencia. Los niveles subsecuentes de identidad, a partir de la corporal, resultan de un esquema de internalización de normas, valores, prohibiciones y encuadres sociales. Ciertas respuestas espontáneas de un niño son premiadas y otras castigadas. El punto de vista de los padres (su propia referencia de identidad) es legada al infante y, poco a poco, determina en él una similar identidad a la que se considera adecuada. Dependerá del desarrollo de sus mentores, de la conciencia de sus padres y familiares, la expansión de la identidad del niño. No tengo espacio suficiente como para explicar con detalle los posibles niveles de identidad que se pueden internalizar, pero baste decir que en todos ellos existe una frontera de separación entre lo que se cree ser y lo que pertenece al no ser. La superficie de separación entre estas dos creencias es la frontera de la identidad personal. La Realidad del sí mismo se confunde con la realidad de lo que se cree ser, de la misma forma en la que la Realidad del mundo se confunde con la realidad de la percepción del mismo. Lo cierto es que existe una Realidad en la que no existe separación entre lo que se es el mundo. La experiencia de esta Realidad es la Iluminación.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 67


Todo lo que sucede en el Universo se refleja en cambios que acontecen en cualquiera y todas sus porciones. La organización de la información en el espacio es holográfica, no sólo por la razón anterior, sino por el hecho de que todo en él está interconectado y nada en él es independiente. Al contrario, una estructura de mutua interdependencia, no separatividad e interconexión mutua, forma la trama espacial en la cual se inscriben todos los conocimientos. Lo que está sucediendo en este lugar, repercute y afecta en todas las zonas del Espacio, y lo que acontece en todos los puntos del Universo está representado aquí. Nuestro cerebro registra todos estos cambios, por sutiles que sean, pero nuestra conciencia sólo detecta aquellos que sobresalen por encima del ruido del sistema. A su vez, el ruido del sistema está determinado por las memorias no elaboradas que existen en el cuerpo, por los filtros de la Realidad y sus pantallas de intermediación. Si este ruido disminuyera, seríamos conscientes de lo que sucede en todo el Universo, porque naturalmente lo registramos.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 70




Fan se rio a carcajadas: ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Por qué no me lo dijo antes? Yo no he encontrado el Tao, si no que de repente me he dado cuenta de que nunca lo había perdido. Aquellas nubes carmesí del amanecer, aquella luz brillante del mediodía, el curso de las estaciones, el derretirse y el evaporarse de la luna..., todo eso no son funciones majestuosas o símbolos propicios de lo que se esconde detrás. Son el Tao. Nacer, respirar, comer, Releer, caminar, sentarse despertar, dormir, vivir, morir... hacer todo eso es seguir el Tao. Cuando aprendes a tomar las cosas como vienen, sin preocuparte con pensamientos de alegría y tristeza..., dejándote llevar sin pensar en el deseo de que algo sea distinto de lo que es..., entonces eres una sola cosa con las nieblas del valle, las nubes flotantes. Has alcanzado el Tao, has renacido inmortal. Es una broma pasarse años buscando lo que nunca se perdió.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 4
Citado por John Blofeld en: Taoísmo, Martínez Roca, España, 1981



Esta percepción te llevará a dar cara a cara con el auténtico secreto querido por todos los sabios consumados. La mente del que vuelve a la Fuente se convierte, con ello, en la Fuente. ¡Tu propia mente está destinada a convertirse en el mismo Universo!

TSENG, citado por John Blofeld en: Taoísmo, Martínez Roca, España, 1981.
Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 4


La Realidad es una, lo mismo que la Iluminación, y aunque cada Tradición Espiritual se refiere al Estado Supremo utilizando diferente terminología: Mente en el Budismo, Dios en el Judaísmo, Tao en el Taoísmo, todas hablan de lo mismo. En la Iluminación, no se pierde la individualidad, sino que se expande. Cada ser que ha alcanzado la Iluminación, sigue siendo él mismo y la Realidad se manifiesta en él en una forma propia, enriqueciéndola con su propio ser. La Iluminación no es un vacío nulo de contenidos, pero se requiere llegar al vacío de todo filtro y condicionamiento para vivirla. En ella, el amor y la compasión permean todo acto. La Iluminación tampoco implica un abandono de la vida o del cuerpo. Al contrario, la Realidad es vida efervescente y pura, repleta de vivencias y contenidos. En la Iluminación se está en el mundo, pero no se es del mundo. Se está para compartir y colaborar, porque en la Iluminación, la única motivación con respecto a los demás es ayudarlos a llegar a ella. ¡Que todos nos Iluminemos en esta vida y que lleguemos a la Realidad!

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 85


La Doctrina del Vacío afirma que nada existe en forma absoluta, independiente y permanentemente, y que la dificultad para liberarse de las ataduras de la vida condicionada consiste en la ignorancia acerca de la Realidad y su confusión con la ilusión que tenemos acerca de ella. En otras palabras, al percibir, vemos el mundo como constituido por objetos que parecen estar separados unos de los otros y con independencia unos de los otros. Cuando nos vemos a nosotros mismos lo hacemos en forma similar: consideramos que poseemos un yo con existencia independiente, permanente y absoluto. De la misma forma que "cosificamos" a los objetos, nos "solidificamos" a nosotros mismos y esta percepción errónea es la causa de nuestra permanencia en un estado de falta de libertad y ausencia de sabiduría. En cambio, si reconociéramos que tanto los objetos como nuestro yo aparecen como absolutos porque así los percibimos, pero no porque así lo sean, nos liberaríamos Lograr el Vacío y su percepción consiste en quitar los velos y los errores de la percepción tanto del entorno como de uno mismo. El Vacío se refiere a la ausencia de filtros de la percepción, lo que permite ver la Realidad tal y como es. La Realidad es que todo es interdependiente, cambia de momento a momento y nada tiene existencia absoluta. Desde el punto de vista de la Realidad no existe nada a qué apegarse y, por lo tanto, nada que pueda provocar sufrimiento. Este último ocurre como consecuencia de nuestros apegos y éstos acontecen como resultado de la consideración de pérdida. Sufrimos cuando sentimos que nuestro yo está en peligro de ser dañado o destruido, porque consideramos que nuestro yo tiene existencia inherente y es sujeto a la muerte. La ausencia de sufrimiento resulta de la ausencia de apego y ésta es consecuencia de la inexistencia. En otras palabras, al reconocer que nuestro yo no posee existencia absoluta, no existe temor alguno de perderlo, puesto que lo que no existe no es susceptible de ser perdido. La Doctrina del Vacío trae como consecuencia la liberación, precisamente por la. razón anterior. Sabiendo que todo está Vacío de existencia absoluta, que todo cambia y que todo es interdependiente, no puede existir apego, ni temor de destrucción, ni muerte, puesto que no puede morir aquello que nunca ha nacido.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 85


Si somos las "hiperneuronas" del cerebro de "Gaia", la "buena Conciencia" de la unidad a la que pertenecemos depende de cada uno de nosotros. Los Kabbalistas contemporáneos afirman que el verdadero misterio es la Unidad. Una célula de nuestro cuerpo recibe influencias "misteriosas" de la unidad corporal a la que pertenece, de la misma forma que cada uno de nosotros las recibe del cerebro de "Gaia" y de su cuerpo planetario. Sabiéndolo, actuemos y pensemos alimentando a "Gala" de belleza y amor, y eso mismo será lo que "misteriosamente" recibiremos y cosecharemos.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Fluir en El sin yo, página 105















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