"Cierto día llegó a la cantera un Kommando de 1.000 hombres, entre los que se encontraban alrededor de 300 judíos, la mayoría calzados con zapatos de suela de madera. Los SS colocaron a estos penados al final de la formación y la cerraron ellos mismos acompañados de unos cuantos perros policía. Cuando el primer centenar de judíos llegaba a la mitad de la escalera, se les ordenó detenerse. Lo hicieron temblando, intuyendo probablemente el espanto que les esperaba (…) Los perros (…) fueron liberados de sus ataduras por los soldados y azuzados contra los judíos que comenzaron a bajar despavoridos entre las risas de los nazis. Presas de indecible pánico, los más fuertes atropellaban a los débiles en su afán por alcanzar los primeros lugares. El calzado de madera les hacía resbalar escaleras abajo mientras los perros desgarraban su carne ensangrentada. Las víctimas lanzaban horrendos gritos que despertaban tanto nuestro espanto como el de los judíos que aún no habían sido alcanzados por los perros. Y sobresaliendo por encima de aquel horror, las risas y bromas de los kapos y los SS. (…) Cuando todo hubo terminado, los escalones estaban cubiertos de cadáveres, heridos agonizantes y trozos de miembros arrancados."

Lope Massaguer
Tomado del libro de Benito Bermejo El fotógrafo del horror, sobre las colecciones fotográficas de Francesc Boix, el fotógrafo de Mauthausen


 "La muerte se había convertido en parte de nuestra vida, el hambre estrujaba constantemente nuestros intestinos y el frío mordía nuestro cuerpo. Olíamos a muerte y pensábamos siempre en ella. La temíamos mucho menos que al dolor y las humillaciones. La muerte era nuestra amiga y a veces nuestra única posibilidad de escapar."

 Lope Massaguer
Tomado del articulo del periódico El Mundo, El testigo de la infamia

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