Parabolanoi

El cristianismo nace a partir del judaísmo. En el judaísmo existe la Torá o Ley. La Torá está conformada solo por el Pentateuco, el cual está a su vez conformado por los libros Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Los libros restantes fueron separados o clasificados en tres grupos: Los siete libros proféticos (Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel); Los libros de los profetas menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Nahum, Habacuq, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías) y los libros de los escritos (Los Salmos, Job, Proverbios, Ruth, Cantar de los Cantares, Eclesiastés, Lamentaciones, Ester, Daniel, Esdras y Nehemías, y Crónicas 1 y 2). Todo este conjunto es denominado por los hebreos como Tanaj, o Sagradas Escrituras hebreas. Pero los judíos ortodoxos sostienen que, aparte de esta tradición escrita que es la Tanaj, existe también la (no menos importante) tradición oral, mantenida a través de las generaciones de padres a hijos, y la cual sirve para aclarar e interpretar las ambigüedades o dudas que surjan respecto a la correcta interpretación de las disposiciones de la Tanaj. Esta tradición oral se redactó por primera vez en el siglo III por el rabino Judá haNasí. Este comentario interpretativo de la ley fue denominado la Mishná. Y a los estudiosos de la Mishná se les denominaba los tannaim. Sin embargo, el contenido de la Mishná fue objeto de debate por parte de los estudiosos de las comunidades judías de Israel y Babilonia. Como resultado de estas discusiones se redactaron nuevos volúmenes de comentarios llamados Guemará. La compilación de la Mishná y los Guemará, conformó lo que en la actualidad se conoce como el Talmud. La mayoría de los judíos ortodoxos y no ortodoxos recurren en la actualidad al Talmud como la mayor fuente de estudio y consulta. Cabe mencionar que existen también los midrash, que son compilaciones de las interpretaciones que reconocidos rabinos, hicieron referente a los relatos de la Tanaj. Estos midrash son considerados leyendas históricas por unos, mientras que otros los consideran extracciones del real sentido de los pasajes de las Sagradas Escrituras hebreas. No obstante la corriente que considera que fue Moisés el autor de los primeros libros de las escrituras hebreas, en la actualidad existe un especie de consenso entre la gran mayoría de los estudiosos, en considerar que, en base al estudio de las características del idioma utilizado, los temas tratados, las situaciones históricas y las contradicciones halladas en los escritos, se llega a la conclusión de que la Torá es el resultado de una compilación realizada en Israel durante la época del retorno del exilio en Babilonia, bajo el mando de Esdras y Nehemías. Esta compilación, cuyos fragmentos escritos más antiguos corresponderían al siglo VII a.C., se realizó a partir de cuatro fuentes particulares: Las fuentes yavista y elohista, que provendría del legado salomónico de los reinos de Judá e Israel; la fuente sacerdotal, que correspondería a la compilación por los escribas del rey Ezequías, y por último el Deuteronomio y otros fragmentos que habrían sido redactados por los escribas del rey Josías.

David Cangá

Ancestrales deidades alienígenas

Quizás el mayor problema de un gran porcentaje de cristianos, sea la falta de interés por adquirir conocimientos en ramas alejadas de su creencia religiosa. Muchos se cierran al conocimiento que en alguna medida contradiga lo que dicte su tradición, y muchas veces se da esto porque los líderes religiosos propagan la idea entre sus fieles, de que lo único que el ser humano necesita para tener una vida plena, es aceptar a Cristo (por citar un caso), y con eso basta.

David Cangá

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La realidad es que los “dioses” que eran adorados por los moabitas, amonitas, egipcios, sirios, asirios, babilonios, persas, romanos, etc., eran seres reales, tan reales como lo era Yahvé. Y así como Yahvé, el dios de Israel, tenía ángeles (mensajeros) que colaboraban con él en la protección de Israel, ASÍ MISMO, LOS OTROS DIOSES, TENÍAN SUS PROPIOS ÁNGELES QUE LES AYUDABAN A VELAR POR SUS RESPECTIVOS PUEBLOS.

David Cangá

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"Bereshit bara Elohim et Ha‘Shamaim v‘et Ha‘Aretz”.

“En el principio, los poderosos venidos del cielo crearon el cielo y la tierra”.

David Cangá

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Jesús fue un ser enviado a corregir en la medida de lo posible, todo el mal que por medio de su ley instauró el dios de los israelitas, ese alienígena que se hizo pasar como el Dios Universal. No existen vínculos entre Jesús y Yahvé. Jesús no tiene ninguna participación en los eventos del Antiguo Testamento.

David Cangá

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Mi opinión personal sobre la Biblia es que, a pesar de encontrarse duplicaciones y contradicciones, (como lo he demostrado en esta obra), básicamente existe un trasfondo de realidad detrás de la mayoría de esos relatos. Realidad tomada en algunos casos de fuentes extra bíblicas más antiguas. La labor que emprendió san Jerónimo en la Vulgata, fue la de ir limando y maquillando (adulterando) algunos detalles para que, en el contexto general, se configurara una historia acorde a sus preconcebidos creencias. Ya vimos como adulteró la versión que habla de dioses, y la cambió por su traducción que habla de un solo dios. Otras adulteraciones que a partir de esa primera versión y en futuras versiones bíblicas se han venido llevando a cabo, es la de reemplazar todos los nombres que se le daba al dios o dioses de los israelitas, por un solo nombre: El Señor, o Jehovah, o Yahvé.

David Cangá

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Una buena pregunta sería: ¿Por qué mientras en los antiguos textos hebreos se habla de seres llamados El―Elyon o El―Shaddai y Yahvé, en cambio, en los textos mesopotámicos encontramos seres llamados An, Enlil o Enki? Pues es muy probable que estos hayan sido el mismo grupo de seres, que se manifestaron con distintos nombres a distintos pueblos. Por lo que en la actualidad, hay varias teorías ufológicas que por ejemplo afirman que, (basado en las similitudes) el ser que los israelitas conocían como Yahvé, eral el mismo que a los egipcios se manifestó como Amón. Hay otros que vinculan al Yahvé israelita con el Hadad/Ishkur cananeo.

David Cangá

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Yahvé y Jesús serían solo dos fichas más, de un gran tablero de ajedrez. Siendo este tablero de ajedrez el desenvolvimiento de las políticas del cosmos.

David Cangá

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(…) nosotros, la especie humana, somos el resultado de la intervención científica a nivel genético, realizada por seres más avanzados tecnológicamente, venidos de otros sitios del cosmos. Considero que, sean cuales sean los fines que estos seres tenían al venir a este planeta, algo debió ocurrir que trastocó el curso normal de esa misión. Algo que no estaba en los planes iniciales de tal misión. Muy posiblemente ese hecho no planificado sea el que, un grupo de los seres miembros de la misión, destinados a la supervisión, se hayan vinculado sexualmente con las mujeres terrestres

David Cangá

Ancestrales deidades alienígenas

A través de las pruebas que recién he planteado, sostengo que muchos de los hechos cruciales de la historia bíblica están relacionados con la exterminación de los gigantes, seres nacidos como producto del contacto sexual entre las mujeres humanas con los seres venidos del cielo (los “hijos de Dios”, “―los vigilantes del cielo”). Había además, otra agenda que estos seres celestiales tenían que cumplir. Estos seres celestiales son los El, Yahvé, Marduk, Baal, Amon, Camós, Dagón, Aserá o Astarté, etc. Que se hicieron pasar por dioses ante los ingenuos seres humanos de hace miles de años atrás, pertenecerían a una confederación intergaláctica o interplanetaria que tenía alguna disposición o plan específico para este planeta. Esto es lo que yo especulo, no lo puedo asegurar. Esos detalles que los den los contactados, que afirman haber sido informados directamente por estos seres estelares. Lo que si me aventuro a afirmar es que Yahvé era simplemente uno más de estos seres, y se hizo pasar como el único “dios”. Pero quizás su exceso de ego hizo que los mismos miembros de la confederación que lo enviaron y le asignaron el cuidado y protección del pueblo israelita, lo hayan relevado de su cargo y hayan luego enviado a Jesús para que este iluminado y elevado ser, repare, en la medida de lo posible, todo el mal que Yahvé impregnó en los hebreos. Eso explicaría el por qué Jesús confiesa que solamente lo enviaron al pueblo israelita: Jesús contestó: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del reino de Israel” (Mateo 15:24)

David Cangá

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