¡En aquella tristeza me asistió el amor de las musas!

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 956


Otro día, sobre la máscara de mi rostro, al mirarme en un espejo vi modelarse cien máscaras en una sucesión precisa, hasta la edad remota en que aparecía el rostro seco, barbudo y casi negro de un hombre que se ceñía los riñones con la piel de un rebeco, que se alimentaba con miel silvestre y predicaba el amor de todas las cosas con rugidos.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 988


CUANDO MIRES TU IMAGEN EN EL ESPEJO MÁGICO, EVOCA TU SOMBRA DE NIÑO. QUIEN SABE DEL PASADO, SABE DEL PORVENIR. SI TIENDES EL ARCO, CERRARÁS EL CÍRCULO QUE EN CIENCIA ASTROLÓGICA SE LLAMA EL ANILLO DE GIGES.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 997


Lo que no está en nosotros larvado o consciente, jamás nos lo darán palabras ajenas.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 997


Solo podemos comprender aquello que tiene sus larvas en nuestra conciencia, y que va con nosotros desde que nacemos hasta que morimos. A veces la música de una palabra logra despertar estas larvas, y otra las hace remover, y otra les da alas, pero jamás aprendemos nada. Todo se halla desde siempre en nosotros, y lo único que conseguimos es ignorarnos menos. Por eso han de ser las palabras del inspirado como las estrellas en el fondo cenagoso de una cisterna: Un punto de luz y un halo tembloroso sobre el agua espejante, sombría, muerta. Todos los ojos verán la estrella como una simiente de oro en el fondo de las aguas negras, pero en el halo misterioso cada mirada penetrará con una visión distinta. ¿Qué adjetivo, qué imagen, qué ensamblaje alejandrino de las palabras podrá fijar cada una de esas visiones y mostrar el matiz de su diferencia? El secreto de las conciencias solo puede revelarse en el milagro musical de las palabras. ¡Así el poeta, cuanto más obscuro más divino!

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 998


TRES LÁMPARAS ALUMBRAN EL CAMINO: TEMPERAMENTO, SENTIMIENTO, CONOCIMIENTO.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1004


El instante más pequeño de amor es eternidad.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página1007


TOLEDO es una vieja ciudad alucinante. Yo he sentido bajo sus arcos que se desmoronan el paso de la muerte, la densidad de los siglos, el fluir continuo de las horas como la arena de un reloj… Las crónicas, las leyendas, los crímenes, los sudarios, los romances, toda una vida de mil años parece que se condensa en la tela de una araña, en el huso de una vieja, en el vaivén de un candil. Sentimos cómo en el grano de polvo palpita el enigma del Tiempo. Toledo es alucinante con su poder de evocación. Bajo sus arcos poblados de resonancias, se experimenta el vértigo como ante los abismos y las deducciones de la Teología. Estas piedras viejas tienen para mí el poder maravilloso del cáñamo índico, cuando dándome la ilusión de que la vida es un espejo que pasamos a lo largo del camino, me muestra en un instante los rostros entrevistos en muchos años. Toledo tiene ese poder místico: Alza las losas de los sepulcros y hace desfilar los fantasmas en una sucesión más angustiosa que la vida.
(...)
Toledo es en todos sus momentos la calavera que ríe con tres dientes sobre el infolio de un anacoreta, y dice que todo es polvo. La ciudad castellana, evocadora como una crónica, sabe de reyes y reinas, de abades y condes, de frailes inquisidores y de judíos mercaderes. En Toledo cada hora arrastró un fantasma distinto.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1027-1030


Y tú, alma mía, abre las alas gnósticas para volar, para entender. Solo la mirada extática puede hacerte centro de amor y de conocimiento. Pero en tanto mires las cosas con codicia de buena pro, estás ciega. Sal del silo de barro, ama y desea con el corazón del mundo, crea en ti la voluntad de estar en todo, transmigra a través de vidas y formas, sé el ansia de cada una y las infinitas ansias. Mira al árbol como lo mira el labrador cuando recoge el fruto, y el peregrino que busca la sombra, y el pájaro en los aires para hacer el nido, y la oruga enroscada en la hoja verde. Sé para el árbol Universo. Míralo con los ojos de todas las criaturas, ámalo con todas sus codicias, limpia de lucros, olvidada de ti y de tus fines mundanos. Trueca en eucarístico don la mirada egoísta del labrador, la del peregrino, la del pájaro, la de la oruga, purifica en tus ojos la voluntad tiránica y desenamorada del mundo.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1036


PEREGRINO DEL MUNDO, SI MIRAS CON TODOS LOS OJOS AMARÁS CON TODOS LOS CORAZONES, Y TU INTUICIÓN SERÁ UN CÍRCULO.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1037

¡Cuántas veces en el rictus de la muerte se desvela todo el secreto de una vida! Hay un gesto que es el mío, uno solo, pero en la sucesión humilde de los días, en el vano volar de las horas, se ha diluido hasta borrarse como el perfil de una medalla. Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción que se suceden bajo el imperio mezquino de una fatalidad sin transcendencia. Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía, acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos acumulados día a día y tejidos por todas mis horas. Yo mismo me desconozco y quizá estoy condenado a desconocerme siempre. Muchas veces me pregunto cuál entre todos los pecados es el mío, e interrogo a las máscaras del vicio: Soberbia, Lujuria, Vanidad, Envidia, han dejado una huella en mi rostro carnal y en mi rostro espiritual, pero yo sé que todas han de borrarse en su día, y que solo una quedará inmóvil sobre mis facciones cuando llegue la muerte. En ese día de la tierra, cuando los ojos con las pestañas rígidas y los párpados de cera se hundan en un cerco de sombra violácea; cuando la frente parezca huir levantando las cejas; cuando la nariz se perfile con una transparencia angustiosa; cuando la mandíbula, relajada en sus ligamentos, ponga en los labios una risa que no tuvieron jamás, sobre la inmovilidad de la muerte recobrará su imperio el gesto único, el que acaso no ha visto nadie y que, sin embargo, era el mío… Contemplémonos en nosotros mismos hasta descubrir en la conciencia la virtud o el pecado raíz de su eterna responsabilidad, y la veremos quieta y materializada en un gesto.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1039


Este sentido astrológico del mundo, que parece desencarnar las almas de los cuerpos, que advierte en todas las acciones un significado sobrenatural, que conoce el gesto único de cada vida y lo llena de eternidad, de responsabilidad y de misterio, estremeció mi alma de niño como un viento nocturno.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1040




He llegado a ese momento en que se siente a la muerte tejer sus velos, cuando la conciencia nos dice que se ha cumplido todo nuestro Destino. Voy por el mundo con los ojos vueltos atrás, estoy lleno de recuerdos como si hubiese vivido mil años. En una gran tiniebla, sobre un vasto mar de naufragio, se me representa mi vida.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1042


En vano sobre el camino por donde se alarga nuestra sombra, camino de tierra, queremos hallar los significados ocultos.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1044


Alma mía, para estar en todas las cosas como la imagen en el fondo del espejo, que no puede ser separada, ama tu cárcel y todas las cárceles, ama tu enigma y todos los enigmas. Alumbra en ti la triple llama, junta la voz sagrada del barro y la voz genética de la forma, con el gemido de tu conciencia angélica. Interpreta el símbolo trino del mundo con la clave trina de tu humanidad, según enseña la palabra fragante de misterio, guarda en la Tabla de Esmeralda. ¡Alma, si quieres sentirte creada y gozar la gracia edénica del primer instante, ama la Idea del Mundo en la Mente Divina y en el Verbo del Sol!

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1046


El corazón que pudiese amar todas las cosas sería un Universo. Esta verdad, alcanzada místicamente, hace a los magos, a los santos y a los poetas: Es el oro filosofal del que habla simbólicamente el Gran Alberto: ¡La Piedra del Sabio! Todas las cosas bellas y mortales, cuando revelan su íntimo significado, se aparecen como pantáculos de los números solares. La creación estética es el milagro de la alusión y de la alegoría. Solamente los ojos del iniciado aciertan a mirar una oveja en el rebaño, como el pastor y como el lobo. Solamente el iniciado descubre la eternidad de los Destinos. En vano las imágenes del mundo cambian, trashuman, desaparecen, y en vano se suceden las vidas, el goce de amor es siempre uno para el alma que mora vestida de luz en el castillo hermético, purificada la visión interior hasta gozar de todas las cosas en la Eternidad de su Idea. El milagro del éxtasis engendra el Universo. La unidad, inmutable como la divina substancia fecunda, saca de su entraña la expresión, también inmutable, de lo infinito. Solo el número, llamado siempre a mudanza, es plural.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1047


LA BELLEZA ES AQUELLA RAZÓN INEFABLE QUE POR LA LUZ DESCUBRIMOS EN LAS COSAS PARA SER AMADAS, Y PARA CREAR, PORQUE AMOR ES LA ETERNA VOLUNTAD DEL MUNDO.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1050


EL arco del círculo basta para deducir el centro, y deducido el centro el círculo está cerrado: Tal es el fundamento de la Astrología como la enseñaba el viejo Albertus Theutorius. Y es gran verdad que los ayeres guardan el secreto de los mañanas. Si volvemos los ojos a lo que pasó, sabremos de lo venidero, pero no será sin evocar toda nuestra vida y desandar los caminos llorando sobre ellos, porque solo en este dolor y en este arrepentimiento se despierta la conciencia y alumbra la luz del más allá… El dolor del pecado agranda el ámbito de nuestra ciudad interior, y lo llena de resonancias infinitas. Desde que nacemos hasta que perecemos, en toda la largura del camino, la voz del misterio y el terror de la muerte hablan en nosotros. El terror de la muerte es el nudo de horca con que el pecado nos sujeta en este tránsito. Tememos el misterio porque el misterio no es de nuestra naturaleza mortal, y las almas en la cárcel de los sentidos, tiemblan bajo la mirada de los fantasmas, como el agua de las albercas bajo las estrellas lejanas…

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1050



Cada vida es un instante, el instante infinitamente pequeño que vuela infinitamente, y crea el círculo eterno, que los sentidos no conocen jamás. Y esta intuición hizo decir a los antiguos astrólogos, que la muerte desvela el enigma de lo que ya fue.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1052


Al pasar bajo el arco de la muerte todas las almas aromarán como rosas, todas sentirán el mismo anhelo celeste, pero en unas el tránsito será gozoso, y en otras atribulado, porque cautivas en los círculos creados por ellas mismas, verán con distintos velos la Divina Faz.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1051

PEREGRINO del mundo, edifica tu ciudad espiritual sobre la Piedra del Sabio. Hermano, pálido adolescente lleno de inquietud y de dudas, haz alto en el camino, aprende a ser centro y alma solitaria sobre el monte. Como los antiguos alquimistas buscaban el oro simbólico, sello de toda sabiduría, en el imán solar, busca tú la gracia de amor que no tienes, y acaso un día podrás ver sobre el camino de la tarde, la blanca sombra, encarnación humana del Verbo de Luz. Infunde en tu alma el goce de lo bello, crea belleza, vive en belleza, y al contemplar tu pasado desde la ribera remota, contemplarás amor. No olvides que la última y suprema razón que todas las cosas atesoran para ser amadas es ser bellas. Todas son nacidas del influjo solar, y por la luz aprendidas.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1052

PEREGRINO SIN DESTINO, HERMANO, AMA TODAS LAS COSAS EN LA LUZ DEL DÍA, Y CONVERTIRÁS LA NEGRA CARNE DEL MUNDO EN EL ÁUREO SÍMBOLO DE LA PIEDRA DEL SABIO.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1053



(…) Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía. Acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos acumulados día a día y tejidos por todas mis horas.

Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1060





Ramón María del Valle-Inclán
Obras completas, III, La Lámpara Maravillosa, página 1051



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