"Los errores más comunes a la hora de cubrir las necesidades emocionales de los niños surgen cuando dejamos que un niño que se siente incómodo llore, cuando esperamos demasiado de los niños o cuando los castigamos."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 20



"Si usted es una de las muchas personas que periódicamente se sienten inseguras o que creen no están a la altura de las circunstancias, es probable que cuando era niño esperaran demasiado de usted, y por ello usted creciera con el sentimiento de que, con frecuencia, estaba decepcionando a sus padres y a otros adultos importantes para usted."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 29




"Si usted emplea todas sus fuerzas para alcanzar un objetivo determinado y obtiene un éxito considerable y, en vez de sentirse orgulloso de su logro, se centra solo en los aspectos que aún podrían mejorarse, usted estará trasladando a su vida de adulto el afán perfeccionista que usted aprendió cuando era niño. Cuando los padres presionan a sus hijos para que destaquen o para que se comporten siguiendo las normas de etiqueta social de los adultos, los niños sacan la conclusión, comprensiva pero errónea, de que sus padres quieren la perfección. Como resultado de ello, los niños crecen sintiéndose bien con ellos mismos cuando se exigen incluso más que lo que sus padres, erróneamente, les exigieron. Si se exige demasiado tanto a usted como a los demás, identificar la raíz de estas expectativas es el primer paso para liberarse de este tipo de adicción a la infelicidad y vivir una vida en la que usted se sienta siempre válido y no tema no estar a la altura de las circunstancias."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 29


"Los niños también pueden sentirse sobrecargados por las expectativas de sus padres aun cuando los padres no les exijan demasiado de una manera abierta. Cuando los padres sufren una seria depresión, son adictos a alguna sustancia o son disfuncionales de cualquier otra manera, los niños pueden interpretar esas ocasiones en las que sus padres no pueden responder con amor y cuidado, pensando que lo que sus padres quieren es que sus hijos les ayuden a ellos, que asuman algunas de las responsabilidades propias sus padres o aprendan a no pedir nada para ellos mismos. Con frecuencia la única forma en que estos niños pueden obtener la atención positiva que necesitan de unos padres que tienen dificultades para funcionar normalmente es convertirse en una fuente de fortaleza emocional o de ayuda práctica para sus padres; en otras palabras, adoptan un comportamiento propio de una edad mucho más madura. Por ejemplo, hay niños que obtienen una respuesta positiva por parte de un padre disfuncional cuando asumen la responsabilidad de tareas tales como cocinar, limpiar o ayudar con sus hermanos pequeños. Los niños quizá también aprendan que pueden hacer que el estado de ánimo de sus padres mejore y obtener así también un poco de atención emocional para ellos mismos, si se encargan de animar a sus padres o de cuidarlos. Es muy significativo que estos niños normalmente aprenden a sentirse más aceptados por parte de sus padres disfuncionales (Y por lo tanto más felices) si renuncian a pedir a sus padres nada de lo que necesitan. Cuando son adultos, quizá estos niños busquen satisfacción teniendo relaciones con amigos o con una pareja que también necesitan ser salvados. Tienden a sentirse más cómodos dentro de relaciones unilaterales en las que se puedan entregar completamente a ayudar a sus amigos o a su pareja a funcionar mejor. Los «rescatadores» están acostumbrados a aportar el 100 por 100 del esfuerzo que implica una relación y quizá vean que en realidad no están obteniendo mucha (O ninguna) atención por parte de su pareja. Algunas veces los rescatadores se dan cuenta de que la relación es unilateral, pero piensan que serán capaces de transformar a la otra persona en un amigo o en una pareja con mayor capacidad para dar. Otros rescatadores asumen que es normal estar en una relación en la que uno de ellos lo da todo."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 30

"Frecuentemente, las relaciones en las que uno rescata al otro duran bastantes años. Dado que los rescatadores muchas veces se hacen responsables de los problemas de la otra persona, cuando la otra persona no cambia pueden llegar a responder esforzándose el doble. Además, debido a que cuando eran niños confundieron el dolor que les causaba sacrificar sus propias necesidades con la felicidad del amor verdadero, los rescatadores tienden a sentirse bien en este tipo de relaciones."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 32




"En la mayoría de los casos, el comportamiento adictivo es una expresión de deseos contrapuestos que provocan reacciones adversas ante sentimientos de satisfacción. Acabamos de hablar del tipo de reacción adversa a la satisfacción en la que un individuo fluctúa entre la felicidad y la infelicidad. Entonces, a las experiencias de verdadera felicidad les sigue una necesidad no reconocida de experimentar infelicidad, mientras que las experiencias de infelicidad terminan con una lucha por sentir una satisfacción constructiva. Como contrapunto, el bienestar interior de muchos individuos adictos se basa en la gratificación simultánea de esos dos fines incompatibles. En otras palabras, los individuos adictos, sin saberlo, pueden estar combinando dos fuentes fundamentalmente incompatibles de bienestar interior: La satisfacción genuina y la satisfacción destructiva (La satisfacción que en realidad gratifica la adicción a la infelicidad). La persona que come demasiado está contaminando el verdadero placer de comer con el tormento de haber comido demasiado. En la mayoría de las adicciones, los individuos persiguen una experiencia que es satisfactoria en sí misma hasta un extremo tal que provoca infelicidad. Además de las personas que comen demasiado, otros pueden trabajar demasiado, hacer demasiado ejercicio físico, o estar siempre buscando nuevas conquistas sexuales o beben demasiado."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 99


"La evidencia más clara demuestra que las adicciones no son algo que se «introduce» en nuestro cerebro, sino que son el resultado de una necesidad aprendida de infelicidad."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 98


"Algunos lectores pueden preguntarse: «Pero sabemos que los medicamentos que afectan a la química del cerebro ayudan a la gente que tiene emociones dolorosas como depresión o ansiedad. ¿No es eso una prueba de que esos estados de ánimo dolorosos son de origen bioquímico?». El hecho de que algunos medicamentos puedan mejorar el bienestar emocional del individuo no es una prueba de que la causa del malestar emocional de ese individuo fuera algo bioquímico. En primer lugar, es probable que los medicamentos tengan un «efecto placebo». Es decir, el simple hecho de que una persona en posición de autoridad promete que algo va a ayudar, puede hacer que la gente se sienta mejor. Hay estudios muy respetables que demuestran que muchos de los medicamentos para la mente más populares no son en realidad más efectivos que una píldora hecha de azúcar si la persona no sabe cuál de las dos pastillas está tomando. Más aún, cuando los medicamentos consiguen adormecer el dolor emocional de una persona, este efecto no habla de ninguna manera de la causa del dolor emocional de ese individuo. Si un producto químico hace que su dolor emocional sea menos agudo, esto no significa que el origen de sus sentimientos sea un desequilibrio químico. Por ejemplo, si usted tiene un dolor de cabeza y se toma un analgésico que hace que su dolor desaparezca, seguirá sin saber si el dolor fue provocado por una decepción emocional, por algo que ha inhalado, por un problema vascular o por cualquier otra causa. Suprimir el dolor emocional no es lo mismo que entenderlo y curarlo. Aún más, todos los medicamentos que alteran el cerebro tienen efectos secundarios, que van desde consecuencias físicas de importancia a la experiencia subjetiva de sentirse «menos despierto». Quizá la mayor evidencia que apoya la afirmación de que la principal causa del dolor emocional no es bioquímica, es la evidencia clínica que confirma que la ayuda psicológica competente puede liberar a la persona de la montaña rusa emocional que hace tan desagradable su vida. Si las emociones dolorosas fueran algo que realmente está instalado en la persona, la curación por medio de la psicoterapia que utiliza la palabra no funcionaría."

Martha Heineman Pieper y William J. Pieper
Adictos a la infelicidad, pág. 116











No hay comentarios: