Me crie entre libros, haciendo amigos invisibles en páginas que se deshacían en polvo y cuyo olor aún conservo en las manos.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 5


—Hay cosas que sólo pueden verse entre tinieblas

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 6


Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 35


—Si tú eres más buena que el pan, Bernarda —decía, indignado—. Esta gente que ve pecado en todas partes está enferma del alma y, si me apuras, de los intestinos. La condición básica del beato ibérico es el estreñimiento crónico.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 43

El cazurro y el zoquete viven en un estado de perenne envidia.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 44


—Los regalos se hacen por gusto del que regala, no por mérito del que recibe.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 76
—La televisión, amigo Daniel, es el Anticristo y le digo yo que bastarán tres o cuatro generaciones para que la gente ya no sepa ni tirarse pedos por su cuenta y el ser humano vuelva a la caverna, a la barbarie medieval, y a estados de imbecilidad que ya superó la babosa allá por el pleistoceno. Este mundo no se morirá de una bomba atómica como dicen los diarios, se morirá de risa, de banalidad, haciendo un chiste de todo, y además un chiste malo.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 102


Por cada uno que razona, tengo que lidiar con nueve orangutanes.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 157


—¿Y cómo me ves tú a mí? —Como un misterio. —Ése es el cumplido más raro que me han hecho nunca. —No es un cumplido. Es una amenaza. —¿Y eso? —Los misterios hay que resolverlos, averiguar qué esconden. —A lo mejor te decepcionas al ver lo que hay dentro. —A lo mejor me sorprendo. Y tú también.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 179


—Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 215


—El día que me muera, todo lo mío será tuyo, Julián —solía decir—. Menos los sueños.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 219
—La gente siempre tiene ojos para lo que no le importa,

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 236


—Las verdades de la vida no conocen edad…

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 261


Encontré a mi padre dormido en su butaca del comedor con una manta sobre las piernas y su libro favorito abierto en las manos, un ejemplar del Cándido de Voltaire que releía un par de veces cada año, el par de veces que le oía reírse de corazón. Le observé en silencio. Tenía el pelo cano, escaso, y la piel de su rostro había empezado a perder la firmeza alrededor de los pómulos. Contemplé a aquel hombre al que una vez había imaginado fuerte, casi invencible, y le vi frágil, vencido sin saberlo él. Vencidos acaso los dos. Me incliné para arroparle con aquella manta que hacía años que prometía donar a la beneficencia y le besé la frente como si quisiera protegerle así de los hilos invisibles que lo alejaban de mí, de aquel piso angosto y de mis recuerdos, como si creyera que con aquel beso podría engañar al tiempo y convencerle de que pasara de largo, de que volviese otro día, otra vida.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 313


La espera es el óxido del alma.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 332

Hay personas que se recuerdan y otras que se sueñan.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 343
A veces nos creemos que las personas son décimos de lotería: que están ahí para hacer realidad nuestras ilusiones absurdas.

Carlos Ruiz Zafón
La Sombra Del Viento, página 374


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