RELACIONES AMOROSAS
(Normalidad y Patología)
Creo que la pasión sexual no equivale al ánimo estático característico de la adolescencia. La conciencia profunda, autocontenida y autocrítica del amor a una persona, combinada con la conciencia clara del misterio final que separa a cada uno del resto, la aceptación de que hay anhelos irrealizables como parte del precio a pagar por un compromiso total con un otro amado, también reflejan la pasión sexual.
Además, la pasión sexual no se limita a la cópula con orgasmo, aunque esto es lo que típicamente la expresa. Por el contrario: el amor sexual se expande, desde la conciencia intuitiva del coito y el orgasmo como su meta liberadora, consumidora y reconfirmadora, hacia el amplio campo del anhelo sexual por el otro, del deseo erótico realzado y de la apreciación de los valores físicos, emocionales y humanos generales representados por el compañero. En la relación de pareja hay normalmente oscilaciones de intensidad y discontinuidad abruptas... Pero en una relación sexual satisfactoria, la pasión sexual es una estructura accesible que caracteriza al mismo tiempo el vínculo en los reinos del sexo, las relaciones objetales, la ética y la cultura.
Un aspecto esencial de la experiencia subjetiva de la pasión en todos los niveles que se cruzan los límites del Self se produce una unión con el otro. La experiencia de unión y fusión tiene que contrastarse con el fenómeno de la unión regresiva, que desdibuja la diferencia entre Self y no-self: lo característico de la pasión sexual es la experiencia simultánea de la fusión y el mantenimiento de una identidad separada.
En cruce definido de los límites del self es la base de la experiencia subjetiva de trascendencia. Las identificaciones psicóticas (Jacobson, 1964) con su disolución de los límites del self y el objeto, interfieren en la capacidad para la pasión. No obstante, como la trascendencia implica el peligro de perderse, de verse enfrentado con una agresión amenazante, en la fusión psicótica la pasión está relacionada con el miedo a la agresión. Y el amor apasionado puede convertirse de pronto en odio apasionado cuando hay agresión intensa, con escisión de las relaciones objetales idealizadas y las persecutorias, en las idealizaciones primitivas de los pacientes límite. La falta de integración de las relaciones objetales internalizadas "totalmente buenas" y "totalmente malas" promueve cambios dramáticos y súbitos en la relación de pareja. La experiencia prototípica del amante desdeñado que mata a su rival de uno u otro sexo y el objeto amoroso que lo traiciona y después se suicida, son signos de esta relación entre amor apasionado, mecanismos de escisión e idealización y odio primitivos.
Existe una contradicción intrínseca en la combinación de estos dos rasgos cruciales del amor sexual: los límites firmes del self y la conciencia constante de la separación indisoluble de los individuos, por una parte, y por la otra la sensación de trascendencia, de hacerse uno con la persona amada. De la separación resultan soledad, anhelo y miedo por la fragilidad de todas las relaciones; la trascendencia en la unión de la pareja genera la sensación de unidad con el mundo, de permanencia y nueva creación. Se podría decir que la soledad es un requisito de la trascendencia.
Permanecer dentro de los límites del self mientras se los trasciende en una identificación con el objeto amado es una excitante, conmovedora y no obstante dolorosa condición del amor.
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El amor es la revelación de la libertad de la otra persona. La naturaleza contradictoria del amor reside en que el deseo aspira a realizarse mediante la destrucción del objeto deseado y el amor descubre que este objeto es indestructible y no puede sustituirse.
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Una pareja que tiene una relación amorosa realizadora desafía la siempre presente envidia y el resentimiento de los otros excluidos y de las suspicaces agencias reguladoras de la cultura convencional en la que viven.
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... La selección madura de la persona que uno ama y con la cual quiere pasar su vida involucra ideales maduros, juicios de valor y metas que, aparte de satisfacer las necesidades de amor e intimidad, le procuran un sentido más amplio a la vida. Se podría cuestionar que el término "idealización" se aplique en este caso, pero en la medida en que se selecciona a una persona que corresponda a un ideal por el que se lucha, en esa elección hay un elemento de trascendencia, un compromiso con una persona que se produce naturalmente, porque es el compromiso con un cierto tipo de vida representado por lo que la relación con esa persona podría ser o será.
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El hecho mismo de que una relación profunda y duradera en la pareja requiera capacidad para la profundidad en las relaciones con el propio self y con las otras personas -para la empatía y la comprensión, que abren las sendas profundas de múltiples relaciones no verbalizadas entre los seres humanos- crea una curiosa contracara. A medida que, a lo largo de los años, uno se vuelve más capaz de amar con profundidad y apreciar con realismo a otro como parte de su vida personal y social, él o ella puede encontrar partenaires posibles, que podrían ser no menos satisfactorios o incluso mejores. De modo que la madurez emocional no asegura una estabilidad sin conflictos para la pareja. El compromiso profundo con una persona y los valores y experiencias de una vida compartida enriquecen y protegen la estabilidad de la relación, pero si el autoconocimiento y la autoconciencia son profundos, cada partenaire puede experimentar, de tiempo en tiempo, el deseo de otras relaciones (cuya posibilidad puede haber sido evaluada con realismo) y repetidos renunciamientos. Ahora bien, renunciar a un deseo puede añadir también profundidad a la vida del individuo y la pareja, y la reorientación de los anhelos, fantasías y tensiones sexuales dentro de la relación de pareja puede constituir una dimensión adicional, oscura y compleja de su vida amorosa. En el análisis final, todas las relaciones humanas deben terminar, y la amenaza de pérdida y abandono y, en última instancia, de muerte, es mayor allí donde el amor ha sido más profundo; la conciencia de esto también lo profundiza.
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La promiscuidad sexual de las personalidades narcisistas está vinculada a la excitación sexual por un cuerpo que "se niega", o por una persona considerada atractiva o valiosa por otros. Ese cuerpo o persona estimula en los pacientes narcisistas la envidia y la codicia inconsciente, la necesidad de tomar posesión y una tendencia inconsciente a desvalorizar y estropear lo envidiado. En la medida en que la excitación sexual realza temporariamente la ilusión de la deseabilidad del objeto, el entusiasmo temporario por el objeto sexual deseado puede asemejarse al estado de enamoramiento. No obstante, muy pronto la consumación sexual satisface la necesidad de conquista, desencadena el proceso inconsciente de desvalorización del objeto deseado y resulta en una rápida desaparición de la excitación sexual y el interés personal.
Pero esta situación es compleja, porque la voracidad y la envidia inconscientes tienden a proyectarse sobre el objeto sexual deseado, y el miedo a la voracidad posesiva y la explotación potencial por el objeto sexual refuerza la necesidad de huir hacia la "libertad". Para el paciente narcisista, todas las relaciones se entablan entre explotadores y explotados, y la "libertad" es simplemente una fuga ante una posesividad devoradora fantaseada.
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Por medio de la identificación proyectiva, cada miembro de la pareja tiende a inducir en el otro las características del objeto edípico y/o preedípico pasado con el cual él o ella tuvo conflictos. La identificación proyectiva es un mecanismo de defensa primitivo pero frecuente que consiste en una tendencia a proyectar un impulso sobre otra persona, miedo a esa otra persona en razón del impulso proyectado, tendencia inconsciente a inducir dicho impulso en la otra persona, y necesidad de controlar al otro que está bajo la influencia de este mecanismo.
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El crecimiento emocional implica una identificación en expansión con todas las etapas de la vida, por sobre los límites que separan a los grupos de edad. Las experiencias acumuladas de una vida compartida incluyen el duelo por la pérdida de los progenitores, de la propia juventud, de una etapa de crecimiento que queda atrás, de un futuro que se vuelve despiadadamente restringido. Una vida conjunta se vuelve depositaria del amor, una fuerza poderosa que proporciona continuidad frente a las discontinuidades de la existencia cotidiana.
Pág. 166
La identificación inconsciente de un miembro de la pareja con aspectos disociados y proyectados de él o ella, junto con la inducción mutua de roles complementarios por medio de la identificación proyectiva, puede generar una distribución de roles que trasmitan una impresión errónea de la psicopatología de cada partenaire.
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La violación inicial de un tabú inspira culpa, vergüenza y turbación.
Una crisis de identidad, dice Erikson (1956-1959), supone que en una cierta etapa del desarrollo se pierde la correspondencia entre el sentido interno de identidad y la "confirmación" proporcionada por el ambiente psicosocial. Si la discrepancia es mayor que la correspondencia, se ven amenazados tanto el autoconcepto como la adaptación externa y es preciso reexaminar el propio sentido de identidad y las relaciones con el ambiente.
Pág. 296-297
El amor sexual maduro -la experiencia y el mantenimiento de una relación amorosa exclusiva con otra persona, relación que integra la ternura y el erotismo, y tiene valores profundos y compartidos- está siempre en oposición abierta o secreta al grupo social circundante. Es intrínsecamente rebelde. Libera a la pareja adulta de la participación en las convenciones del grupo social, crea una experiencia de intimidad sexual que es eminentemente privada y secreta' y establece un escenario en el que las mutuas ambivalencias se integran en la relación amorosa, y la enriquecen y la amenazan al mismo tiempo.
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