Mientras no tengamos rostro



Sin embargo, creo que lo que de verdad hacía de él un hombre tan animoso era su curiosidad. Nunca he conocido a nadie que hiciera tantas preguntas. Quería saberlo todo de nuestra tierra y de nuestra lengua, de nuestros antepasados y dioses, y hasta de nuestras flores y plantas.

C. S. Lewis
Mientras no tengamos rostro, pág. 10


Quizá en el alma, como en la tierra, las cosas que crecen revestidas de los más vivos colores, desprendiendo los más embriagadores aromas, no siempre sean las que están enraizadas en lo más hondo.

C. S. Lewis
Mientras no tengamos rostro, pág. 238



De lo que aconteció a continuación no puedo en absoluto afirmar si fue lo que los hombres llaman real, o si se trató de lo que ellos llaman un sueño. Y por lo que pueda yo saber, la única diferencia radica en que llamamos real a lo que muchos ven, y sueño a lo que ve uno solo. Sin embargo, las cosas que ven muchos acaso no tengan en sí trascendencia alguna, ni dejen ningún rastro tras sí, y en cambio las que se muestran a uno solamente quizá sean lanzas y trombas de verdad surgidas de las raíces más profundas de la verdad.

C. S. Lewis
Mientras no tengamos rostro, pág. 247



— ¿Los dioses no son justos? —Oh, no, hija. ¿Qué sería de nosotros si lo fueran? Pero ven y verás.


C. S. Lewis
Mientras no tengamos rostro, pág. 263
Todos somos miembros y parte del Todo. Más que eso: parte de cada uno. Los hombres, como los dioses, se influyen unos a otros, refluyen de unos a otros, confundiéndose.

C. S. Lewis
Mientras no tengamos rostro, pág. 267


No hay comentarios: