Entre el ancestral pueblo pigmeo se cuenta la siguiente historia: Un día, un sediento león se acercó a un lago de aguas transparentes y, al asomarse para beber, vio por primera vez su imagen reflejada. Asustado, pensó: «Este lago es territorio de ese fiero león. ¡Tengo que marcharme!». Pero el animal tenía mucha sed, así que, al cabo de unas horas, decidió volver. Se aproximó sigilosamente y, justo cuando inclinó el cuello para beber, ¡ahí estaba de nuevo su rival! ¡No se lo podía creer! ¡Qué veloz y atento era el maldito animal! ¿Qué podía hacer? La sed lo estaba matando y ésa era la única fuente de agua en kilómetros a la redonda. Desesperado, se le ocurrió rodear el lago para penetrar por un recodo oscuro. Cuando llegó al lugar, se arrastró hasta al agua y…, ¡pam!, ¡las mismas fauces frente a él! Estaba hundido. Nunca se había enfrentado a alguien tan territorial... Pero el león tenía tanta sed que decidió jugársela. Se armó de coraje, corrió hasta llegar a la orilla y, sin pensarlo, metió la cabeza en el agua. Entonces fue cuando, como cuentan los ancianos pigmeos, ¡se hizo la magia!: su feroz rival había desaparecido para siempre.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 2
La causa principal de que los seres humanos estemos neuróticos es creer que la felicidad está en el exterior. Éste es el error principal que nos escacharra el cerebro.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 12
Detrás de cada «neura» —¡de todas! — hay siempre una incapacidad para soltar una «necesidad inventada», una exigencia. ¡Siempre! Y la solución pasa por dejarla ir cuando comprendemos que no necesitamos esto o aquello. Como suelo decir, la neurosis es fruto de la «necesititis», la creencia de que necesitamos mucho para estar bien.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 14
Es importante recordar que el miedo es una función del apego, de la incapacidad de dejar ir, y, por el contrario, la serenidad y la alegría son funciones del desapego, de la ausencia de necesidades.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 16
«Estar bien en el vertedero» implica cambiar el chip en el momento justo en el que uno empieza a sentirse mal y hacer un esfuerzo decidido y masivo para sentirse feliz, independientemente de la adversidad en cuestión. Ésta es la clave de la fortaleza emocional y de la liberación de la hipersensibilidad y de las neuras.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 28
Las personas más fuertes y felices no buscan «paraísos», ¡los producen! O, dicho de otra forma, convierten los «vertederos» en «paraísos». ¿Cómo lo hacen? Argumentándose que pueden ser felices en cualquier situación. ¡Con convicción y perseverancia!
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 32
Si deseamos transformarnos en personas fuertes y felices en todos los ámbitos de la vida tenemos que buscar esa capacidad de cambio de la emoción negativa en cada momento. ¡Y podemos hacerlo! Es posible que no logremos la transformación de la emoción en todas las ocasiones, pero hemos de intentarlo siempre. Si no lo conseguimos, mala suerte; pero al día siguiente hay que intentarlo de nuevo.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 39
Quizá el principio que mejor resume la filosofía de la psicología cognitiva sea éste: «Podemos ser felices en cualquier situación», ya estemos en prisión, esperando a que nos operen en un hospital o suframos de ansiedad crónica. ¡Todo está en nuestra cabeza! Y debemos alegrarnos porque se trata de una certeza. Si algo nos perturba en un momento de nuestra vida, es debido únicamente a que nos creemos que la situación es «muy» comprometida y generamos un escenario mental que nos hace vivirla así.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 48
¡Borremos de nuestra mente esa absurda creencia de que no podemos estar bien aquí o allá, así o asá! ¡Y hágase la magia!
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 48
Cuando estamos estresados, acelerados, temerosos o neuróticos es porque estamos pegados al canal equivocado. Se trata del canal de la lucha, del «deber» y de la queja. En ese momento nuestra tarea consistirá en sintonizar otro canal y ahí nos ayudará la búsqueda de la poesía que hay a nuestro alrededor. ¡Y siempre la hay!
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 56
MANIFIESTO POR LA FELICIDAD
Me comprometo hoy y el resto de mis días a vivir con pasión, a apreciar lo que me rodea, a valorar las cosas pequeñas. Alejaré las quejas de mi mente ya que no sirven para nada. Me olvidaré de mis carencias y me concentraré en lo que poseo y en mis oportunidades futuras. Redoblo mi compromiso hoy de amar a mi entorno, de trabajar con atención, de poner todo de mi parte, de agradecerle a la naturaleza sus regalos. Viviré con poesía. Dejaré las necesidades absurdas de lado. Encontraré la belleza en cada cosa. Me trataré con cariño a mí y a los demás. Todos los días amor y pasión, reconocimiento y hermosura, inundarán mi mente y todas mis acciones.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 62
A muchas personas les aqueja la neura de que la vida no es interesante. A esa neura la llamo «el síndrome de las gafas oscuras» porque es como si llevasen puestas unas gafas de sol que hacen que lo vean todo en blanco y negro, cuando en realidad las cosas son de colores maravillosos. Puedo afirmar con rotundidad que la vida es superdivertida y emocionante siempre. ¿Por qué? Es simple: porque lo es para muchos miles de seres y ¡no son extraterrestres! Son iguales a los demás; la única diferencia es que saben ponerse las gafas adecuadas, saben activar la diversión interior.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 65
La gente suele decir que la etapa más emocionante de la vida es la juventud, pero me he dado cuenta de que no es verdad. Lo mejor de la vida viene en el momento en el que empiezas a pensar bien.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 65
En una ocasión Buda se encontraba a punto de ser asesinado por el famoso bandido Angulimala. Con la espada en el cuello, dijo: —Concédeme un último deseo: corta esa rama. Angulimala le dio un fuerte tajo a la rama, que cayó estrepitosamente. —¿Y ahora? ¿Ya estás dispuesto a morir? —preguntó el bandido. —Sólo una cosa más: ponla de nuevo en el árbol, por favor. El bandido estalló en carcajadas: —¡Estás loco si piensas que se puede hacer eso! —Al contrario: el loco eres tú, pues piensas que destruir te hace poderoso. Despierta y comprende que las grandes personas son sólo aquellas capaces de crear.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 77
Existe una cualidad que parece que se ha pasado de moda y que tiene mucho que ver con la salud mental: la humildad. Yo creo que es una virtud básica, pero, para que nos transmita calma en todo momento, tiene que ser una humildad profunda y plenamente convencida.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 99
La primera premisa a la hora de perder el miedo a la enfermedad y a la muerte es convencerse de la evidencia de que antes o después nos tenemos que morir y que, por lo tanto, es absurdo experimentar temor ante ellas. ¡El ser humano, en la naturaleza, está sereno cuando contempla su propio final! Esta aseveración puede sorprendernos porque nos han hecho pensar que la muerte es algo feo, negativo, erróneo y trágico. Sólo hay que visitar cualquier cementerio para experimentarlo. ¡Son lugares tétricos! De hecho, la existencia misma de los cementerios es fruto de la creencia irracional de que la muerte es mala. Sin duda, en un mundo racional no existirían, pues son lugares absurdos donde se entierran unos huesos para visitarlos periódicamente. ¡Acabemos con los cementerios de una vez por todas! Lo lógico sería deshacerse de los cadáveres sin que éstos dejen ninguna huella, ya que el muerto se ha ido para no volver. Y si lo pensamos, lo más hermoso es su descomposición natural: rico alimento para bichitos de todo tipo. Pero hemos construido cementerios para visitar a los muertos, como si habitasen en esas estúpidas tumbas. ¡La gente, cuando se muere, no está allí! ¿Qué haces visitando esas piedras? Ese comportamiento surreal responde a ese rechazo neurótico a la muerte. Y es que la muerte es bellísima; es una función indispensable de la maravillosa vida y no hay nada de lo que lamentarse con respecto a ella. Es más, se debería celebrar como parte del mágico devenir de la naturaleza.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 105
MANIFIESTO A FAVOR DE LA MUERTE
El día que palmen mis padres celebraré una fiesta con bebidas fuertes e intensas como la vida. Regalaré a los pobres sus ropas y sus fotos y sólo mantendré de ellos el recuerdo que quepa en mi mente. Y me dispondré a vivir mi vida con la intensidad que se merece pues pronto todos estaremos al otro lado del río. Cuando vea la muerte cerca pediré a los que me rodeen que beban en mi honor. Ya estoy llamando a las puertas del cielo; lo sé y eso me hace apreciar aún más esta dulce noche estrellada.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 107
Es evidente que la felicidad y la fuerza espiritual están en el presente. El día de hoy es un milagro que requiere de toda nuestra atención. El ser humano que vive con intensidad sólo está interesado en el ahora. A todos y cada uno de nosotros, en nuestros momentos de éxtasis (en la montaña, haciendo el amor, etc.), nos da lo mismo lo que suceda mañana. Y esa manera de vivir es la que estamos llamados a seguir. En otras palabras, el miedo a la enfermedad y la muerte se aniquila centrándose en el hoy, comprometiéndose a vivir en éxtasis en el presente.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 109
En todos mis libros he hablado del concepto «bajar abajo para subir a lo más alto» y es un modo de poner en práctica la humildad radical. Consiste en encontrarle el gusto a bajar, a desprenderse de cualidades, a ser menos —con la cabeza bien alta— porque ya no nos interesan la belleza, la inteligencia o la extroversión... Ahora lo apostamos todo al amor para sentirnos renovados, llenos de energía y seguros de nosotros mismos. ¡No hay mejor autoestima que la basada en la humildad radical! «Bajar abajo para subir a lo más alto» consiste en poder decirle a alguien que te menosprecia por ser feo o tonto: «Lo que tú quieras. Yo ya no necesito ser guapo o listo. Ésas son cualidades del débil. Si tú lo necesitas, vas por mal camino». Y quedarse tan ancho. Bajar implica subir a lo más alto porque nos convertimos en personas más maduras, que están por encima de lo que los demás puedan opinar sobre cualidades basura. La estrategia de bajar abajo elimina el temor al ridículo porque estamos dispuestos a que los demás nos califiquen como les parezca mejor. Tenemos la autoestima muy bien fijada en nuestras cualidades amorosas y sabemos que se equivocan si dan valor a la inteligencia o la belleza. La autoestima basada en nuestra capacidad de amar es inamovible. La que se basa en cualidades trampa siempre está temblando porque el día que nos reconocen como listos o guapos estamos satisfechos, y el día que no, nos entra el bajón. Siempre que nos sobrevenga un pensamiento o una emoción relacionada con el ridículo, pensemos: «Yo puedo bajar a lo más bajo y ser feliz; no necesito hacer las cosas bien; sólo amar». Si nos sorprendemos a nosotros mismos temiendo, por ejemplo, hacer mal una presentación, digámonos: «Podría ser el peor conferenciante del planeta ¡y me daría exactamente igual!».
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 2
Seamos cynoí, seamos indios yanomami, seamos personas que aman por encima de todo lo demás. No hay nada más elevado que desear ser sólo uno más.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 129
Un buen viajero puede estar en el lugar más inhóspito o aburrido y pasárselo en grande porque es capaz de apreciar lo hermoso de cada sitio.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 144
La ociofobia es la principal causa de las adicciones.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 147
El estado natural del ser humano no es el trabajo, sino el ocio. Todos podemos ser felices sin hacer absolutamente nada.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 147
Desde un punto de vista psicológico, las depresiones espontáneas funcionan igual que la ansiedad o cualquier enfermedad psicosomática: fibromialgia, cansancio crónico, dolores de estómago o de cabeza psicológicos... Son lo que yo llamo «malestares pseudofísicos». Da la impresión de que están causados por un problema médico —un virus, un problema neuronal, etc.—, pero en realidad su origen es mental.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 150
Ser honesto consiste en decir la verdad a pesar de que ello nos pueda perjudicar. Consiste en conseguir que los demás puedan confiar en nosotros de forma profunda. Ser muy honesto es enormemente bello. Pocas personas lo son. Consiste en renunciar a cualquier ventaja o comodidad si eso conlleva mentir u ocultar la verdad.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 155
La virtud de darse a los demás es una de las más hermosas, pero convierte entenderla bien. No se trata de entregar bienes materiales —que no sirven de mucho—, sino cariño, respeto y atención. Es decir, amistad.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 155
Un religioso derviche y su discípulo se hallaban caminando por una tranquila carretera. A lo lejos, distinguieron una nube de polvo: un elegante carruaje tirado por cuatro caballos blancos venía a toda velocidad. A medida que se aproximaba, se dieron cuenta de que el vehículo no frenaba ni se apartaba del centro de la vía. En un minuto lo tuvieron encima, así que saltaron a una zanja. Cuando se levantaron, vieron cómo el carruaje se alejaba levantando más polvo, esta vez sobre sus ropas. El discípulo pensó en lanzarles una maldición, pero antes de que pudiera hacerlo, el maestro se adelantó y dijo: —¡Que vuestra vida os colme de felicidad! El joven, sorprendido, preguntó: —¿Por qué le deseáis felicidad a esa gentuza? ¡Por poco nos atropellan! —¿Piensas de veras que si fuesen felices irían por ahí molestando a los demás? —respondió sereno el maestro.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 160
Y es que cambiar a las personas por medio de la fuerza es una labor de mediocres que sólo dará resultados mediocres. ¡Es imposible que alguien se convierta en un músico fantástico por obligación! Para llegar a ser excelente en algo, tiene que ser una decisión voluntaria propulsada por la ilusión. Los líderes racionales son personas que ofrecen esa visión a los demás. Que les abren los ojos hacia un desempeño más elevado, más feliz.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 180
Las parejas que tienen una buena comunicación se preocupan mucho de decirse frases cariñosas cuando surge una disensión.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 189
El diálogo incluyente es una técnica que implica:
a) reconocer la verdad del otro;
b) exponer nuestra visión;
c) incluir al otro en nuestra vida.
• «Reconocer la verdad del otro» consiste en entender cómo piensa y qué parte de razón tiene.
• A la hora de «exponer nuestra visión» intentaremos que nuestra verdad incluya la verdad del otro, que sea una ampliación.
• «Incluir al otro en nuestra vida» consiste en decirle una palabra cariñosa para evitar que en el debate se sienta rechazado.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 191
Los enfados son la especialidad de las personas perturbadas.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 204
La buena enseñanza es siempre divertida y segura. Cualquier aprendizaje se desarrolla mucho mejor desde la pasión que desde el miedo. La superexigencia es un autosabotaje. Flagelándose se pueden lograr algunas cosas, pero muy pocas comparado con el amor.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 219
Sin duda, una de las cumbres de la estupidez es fingir que puedes ignorar el miedo de forma irracional.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 220
Algunos pacientes me hablan del temor de que sus neuras les impidan encontrar pareja. Pero se trata de un miedo irracional porque la debilidad es precisamente el principal motor de la colaboración, del asociacionismo y de la pareja misma. Interactuamos porque es placentero hacerlo, pero también porque la colaboración nos permite superar hándicaps. De hecho, si fuésemos extremadamente fuertes y felices, habría muy pocas parejas; iríamos de flor en flor gozando de todo y de todos. Las personas que aceptan sus debilidades sin avergonzarse son los candidatos perfectos para una vida de pareja hermosa y duradera, porque entienden que el otro será su colaborador más estrecho.
Rafael Santandreu
Ser feliz en Alaska: Mentes fuertes contra viento y marea, página 225
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