"Después de obtener los datos, estuve casi un año sin publicarlos. Estaba aterrada. Primero porque no me gusta ser el foco de atención, y sabía que esto iba a llamar mucho la atención. No me sorprendió que la respuesta de la comunidad científica fuera escéptica, e imagino que debo estar agradecida por ello porque el escrutinio me ha hecho mucho más cauta y con ello mucho mejor científica. Voy más allá de lo que se suele requerir para validar mis datos antes de publicar, y mis colegas hacen bien en ser escépticos, porque el trabajo de un científico no es probar cosas sino cuestionarlas. Una cosa que sí me molesta, sin embargo, es que los creacionistas de la tierra joven se apropien de mi investigación para sus propios fines, y confundan a la gente. Los pastores y evangelistas, que están en posiciones de liderazgo, tienen la doble responsabilidad de comprobar los datos e informarse correctamente, pero me han citado mal y han tergiversado los datos. Conciben esta investigación en términos de una dicotomía falsa (ciencia contra fe) y eso no hace ningún favor a nadie. Sin embargo, no me sorprende que hayan reaccionado de esa manera; cuando entregué a Jack los primeros resultados del hueso que me había dado a estudiar su reacción fue de disgusto, y no fue hasta la tercera llamada que entendí porqué: “¡Maldita sea, Mary, vas a hacer felices a los creacionistas!”. Pero yo le contesté: “Es lo que dicen los datos, no me lo estoy inventando”. No creo que mi fe cristiana tenga nada que ver con que los datos que propongo sean controvertidos. Solamente he encontrado una o dos personas que no confían en mi ciencia por causa de mi fe. Yo hago ciencia como es debido, y para la honra de Dios, y soy consciente de que cualquiera de mis resultados puede ser refutado mañana, por lo que mi trabajo es ser tan cuidadosa y cautelosa como puedo y no exagerar mis datos. Mi objetivo es hacer la mejor ciencia que puedo. Lo cual me lleva a plantear dos interpretaciones alternativas: o los dinosaurios no son tan viejos como pensamos, o tal vez no sabemos exactamente cómo se preservan. Hace tiempo que sabemos que la piel se preserva. Pasa lo mismo que con otros temas controvertidos. Por ejemplo, hace décadas alguien propuso por primera vez que los continentes se movían, y todos se rieron y dijeron que era imposible. Actualmente si afirmas que no se mueven harás el ridículo. Igual sucedió con el ADN: al principio nadie quería creer que el ADN fuera el vehículo de la información biológica porque es una molécula demasiado sencilla. Cuando te enfrentas a una teoría que ha llevado mucho trabajo establecer, por supuesto que es difícil cuestionarla. Esa es la razón por la que, cuando nos preparábamos para publicar, repetimos los experimentos una, otra y hasta tres veces. Incluso así, me criticaron diciendo que deberíamos haber tenido más datos, pero no había forma de obtener más datos sin más financiación, y no se podía conseguir más financiación sin publicar nuestros resultados iniciales. La respuesta científica fue exactamente la que debía ser: “esperar y ver”. Respeto mucho a quienes no aceptan inmediatamente nuestros resultados. Incluso ahora, diría que aún no es generalmente aceptado que lo que estamos viendo sea tejido blando de dinosaurios. Lo que hace falta es que más gente siga investigándolo. Son resultados nada fáciles de obtener, y requieren mucha repetición en instrumentos especializados. Conseguir información molecular de huesos fósiles es un esfuerzo interdisciplinar, y resulta más fácil publicar en otros campos. Además, hemos encontrado que cuanto más tiempo está un hueso en la estantería, más difícil resulta encontrar algo, por lo que las piezas de museo, no importa lo ‘bonitas’ que sean no son lo mejor para nuestro trabajo. Los huesos que se convierten en fósiles han estado en equilibrio con un ambiente subterráneo durante millones de años, pero cuando se excavan se exponen a la luz y al oxígeno, con lo que la degradación que se había detenido bajo tierra empieza de nuevo. No creo que nuestra investigación tenga aceptación general hasta que otros grupos la reproduzcan sin problemas. Pero es un trabajo difícil, controvertido, caro y a realizar en un laboratorio, cuando a la mayoría de paleontólogos lo que les gusta es estar fuera, en el campo."

Mary Schweitzer



"... Estoy segura de que hay una razón por la que Dios quiere que haga este trabajo, que no es fácil, porque la ciencia es conservadora. Si vas contra el pensamiento tradicional no serás muy popular, y el peso de la prueba recaerá sobre ti si haces afirmaciones que son novedosas. Durante trescientos años pensamos que sabíamos cómo se formaban los fósiles: un animal moría, quedaba enterrado, y toda la materia orgánica se descomponía, dejando solamente pequeños espacios que luego se llenaban con minerales. Pero esta explicación nunca dio razón de algunas cosas que vemos en los fósiles, como la piel, por ejemplo. Sin embargo, lo que esto significaba, sus implicaciones, no fueron tomadas en cuenta por la mayoría de paleontólogos. Encontrar tejidos blandos que en muchos sentidos se podían analizar como materiales modernos sugiere que, después de trescientos años de mirar a estos objetos, no sabemos tanto como creíamos. Resulta difícil porque, siendo una bióloga evolutiva cristiana, recibo mucho correo que no resulta divertido. Otros cristianos sospechan de mi fe, y mis colegas científicos sospechan de mi ciencia. Pero yo no tengo ninguna agenda, excepto producir datos."

Mary Schweitzer


"Me tengo por una persona bastante normal. Cometo muchos errores e intento vivir mi vida lo mejor que puedo. Me tomo mi trabajo muy en serio porque creo que eso honra a Dios. Pero, no sé cómo decirlo exactamente, mi trabajo es lo que hago, no quién soy. Sé que podría equivocarme; como científica solo puedo decir lo que dicen los datos. En cambio, lo que me gustaría que todo el mundo supiese de mí es cuán orgullosa estoy de mis hijos, cuán bendecida soy al tenerlos en mi vida, y que son el mejor regalo –aparte de Jesús– que podría tener. También debo decir que a lo largo de estos años me han llegado muchos e-mails crueles, agresivos y condenatorios. Si hay cristianos capaces de escribir esas cosas, no me sorprende que  mis colegas no quieran saber nada de la fe. El cristianismo es amor, y estas no son para nada respuestas con amor. Si crees que la única postura válida para un creyente es una creación 24/7 y prefieres ignorar toneladas de evidencias de que la tierra tiene miles de millones de años y que la vida comenzó como algo simple que se hizo más complejo con el tiempo, allá tú. Por mi parte, voy a concederte que podamos estar equivocados en nuestra ciencia; en realidad, no creo que lo estemos, pero como científica tengo que dejar esa minúscula posibilidad abierta. Pero creo que los padres han de contar a sus hijos que hay muchas RAZONES por las que los científicos dicen lo que dicen, y que prácticamente NINGUNA de ellas supone negar la existencia de Dios. Una cosa no implica la otra. Muchos estudiantes han venido a mi oficina a lo largo de los años diciendo entre lágrimas: “No lo entiendo…” Mi punto de vista es que, si sigues la evidencia científica y finalmente resulta errónea, no creo que Dios te vaya a castigar por ello; Él nos hizo curiosos. Es bueno tomar distancia de los propios supuestos y considerar también otros puntos de vista, todo lo demás es no servir bien a Dios ni a nuestros hijos. No tenemos todas las respuestas y nunca las tendremos. Cuando Dios dice que se revela en su creación, creo que significa que tenemos que cuidar lo que tenemos y entender de dónde venimos. Cuanto más entiendo cómo funcionan las cosas, más grande se hace Dios. Me lo habían pintado como un mago sacando cosas de su chistera, ¡y no hay comparación con cómo le veo ahora!"

Mary Schweitzer














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