"En 1950 me invitaron a Europa en un viejo barco de guerra. '¿Y si se hunde?', pensé. Así que invité a Antonio Cerdá, Eduardo Blasi y Ricardo Rossi. Si me ahogaba, por lo menos los rivales venían conmigo."

Roberto De Vicenzo


"En casa, muchas veces faltaba para comer. Entonces me las rebuscaba sacando las pelotas de la laguna del Club Argentino de Migueletes. Le fui tomando el gusto al golf y cuando mamá me mandaba de compras, iba por las calles de tierra pegándole a las piedras con un palito."

Roberto De Vicenzo


"Un día vino un político a mi cancha de golf y me ofreció un lugar en su actividad. Le expliqué que todos los días llegaba, me tomaba un café y caminaba cinco horas. '¡Qué linda vida!', exclamó. Y yo le contesté: '¿Y usted me la quiere cambiar? ¡Déjese de joder!"

Roberto De Vicenzo

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