“Amor de lontananzas, pesadumbre
desasosiegos y quimeras locas
has sembrado en mi alma, Primavera.
¡Cuándo será que pongas
en mi pecho el amor, el viejo grano,
sal de la vida y alma de las cosas!” 

Rufino Blanco Fombona




En el polo

Sobre témpano enorme de hielo
Níveo alcázar, de rayos de luna
Constrüido y de todas las garzas
y todos los cisnes con todas las plumas

Viaja joven pareja de osos;
El de ríspida estampa y hercúlea,
Ella, ¡amante, feliz!- un ensueño
De célibe oso-muy blanca y muy rubia.

Terciopelo felpudo y en rizos
Es la piel de nevadas gardenias,
De los grandes corderos. Son cofres
Sus bocas, las joyas: coral en Culebras.

¡Cuán felices! Y viajan y viajan
En la góndola blanca. La hembra
En el tálamo yace. Y el oso
Lascivo la vida la muerte y la besa.

De la aurora boreal tras el iris,
Para ellos, al yermo del norte,
Indistinto y audaz sagitario
Dispara saetas de todos colores.

Y los buitres convierten al cielo
Las miradas que van al pone:
En sus pechos de oso la dicha,
Renuevo en el árbol, y savia en el brote.

¿Cuán felices! Y viajan y viajan
En la góndola blanca. La hembra
En el tálamo yace. Y el oso
Lascivo la vira la muerte y la besa.

De la aurora boreal tras el iris,
Para ellos, al yermo del norte,
Indistinto y audaz sagitario
Dispara saetas de todos colores.

Y los buitres convierten al cielo
Las miradas que van al que pone:
En sus pechos de oso la dicha,
Renuevo en el árbol, y savia en el brote.

¡Cuán felices! Y viajan y viajan
En la góndola blanca. De pronto
Un témpano… un choque…rumor de catástrofe
Que invade, que invade, los yermos del polo.

Después…!Oh blasones!
La sangre a rubíes en campos de hielo;
y auroras boreales y más corazones
Que vuelven las pías miradas al cielo…”

Rufino Blanco Fombona


 Invitación al amor 

Caracas, XI-1908

"¿Qué has vertido en mi alma? No es tristeza
ni placer, ni dolor, ni poesía;
una gorjeante fuente de terneza,
mitad amor, mitad melancolía.

Un malestar que de tus ojos fluye
y en mi alma romántica espejea:
un ala de quimera cuando huye,
un rayito de sol cuando alborea.

Si está en tu mano el meditar, sé buena
arranca esa maleza de dolor,
y que surge la dicha de la pena
como una mariposa de una flor.

Como Jesús, amor, da vista al ciego,
voz a los mudos, piernas a los cojos
y hace vibrar un misterio fuego
en los dormitorios e ignorantes ojos.

Como el Rey Midas, el amor convierte
en oro y hermosura lo que toca,
Moisés, azota el berrocal inerte,
y surjen (SIC) manantiales de la roca.

No pierdas tus abriles: que florezcan
es una gracia de jardín mirífico,
petunias, rosas y azahares crezcan
en tu desierto corazón magnífico.

Tu corazón era un erial; vivías
no entre rosas de amor, sino entre topos.
Estabas en tinieblas. No sabías
todo el poder de tus divinos ojos.

Abre el alma al amor, porque mañana
será muy tarde; y triste, arrepentida,
habrás visto pasar, cual sombra vana
lo único bueno y dulce de la vida."

Rufino Blanco Fombona



"En nuestro país tenemos, hoy, un imperativo máximo. Hay que crear ciudadanos. Hay que crear gobernantes. Hay que crear ideales. Hay que encarnar esos ideales en la masa que pueda comprenderlos y en las élites que puedan realizarlos... No debemos fabricar leyes y leyes, en serie. Basta con que las que existen se cumplan. Una ley mediocre que se aplica es preferible a un ideal que todos burlan... Alejarnos política y económicamente de los Estados Unidos, mientras se pueda, pero sin dejar de estudiarlos... ... que son en Venezuela los de doblar el espinazo, aceptar sin discutir la voluntad del amo, de sus queridas, de sus paniagudos, sacrificar todo y a todas horas la dignidad propia y los ideales... Se vive creyendo que la política no es una ciencia experimental que debe estudiarse, sino un menester bajo, de ciegos e impreparados, que saben sonreir, adular, engañar, o tomar trincheras... La política de esta gente se reduce a inquirir y comentar lo que hacen o dejan de hacer, lo que piensan o dejan de pensar el Presidente y los de su entourage... Nuestra gran revolución futura será la revolución del pan y de la escuela... Y un gran pueblo piensa en la trascendencia de sus actos... Nadie está contento con su suerte. Todo es lamentaciones. Detrás de las querellas contemplo el porvenir, tan brumoso, de este desgraciado y fragente fragmento de tierra, donde sólo sonrie la naturaleza... En un país desgraciadamente personalista como el nuestro, cada grupo busca, no una bandera sino un hombre... En Venezuela el peor gobierno es preferible a la mejor de las revoluciones... A Gil Fortoul le sobra talento, no le falta carácter y el patriotismo no está del todo ausente de su corazón. Pero el amor a los empleos públicos, de que ha vivido durante toda su vida, y el temor de perderlos, priva en él sobre lo demás... Cambiar el ambiente, revolucionandolo, por cuantos medios logren nuestra inteligencia y nuestras manos, es preparar un mundo mejor... No existe en estos seres altruismo alguno, ni siquiera en forma de amor al terruño. Nada sino apetitos vulgares, rastreros. ¡Qué ausencia de nobles propósitos!... La poesía está en la vida y no en las canciones; en lo que otros llaman prosa y no en lo que otros llaman poesía. En la vida de todo hombre superior, en lo que él hace, piensa, goza y sufre; en sus emociones, en sus ambiciones, en sus ideas, y sobre todo en sus actos hay poesía... Es necesario que los sueños se conviertan, por obra y gracia de nuestra voluntad, en realidades... ¿Será cierto que los poetas estamos condenados a la soñación, mientras los fuertes obran y crean? No. No. El ensueño es noble, entre otras cosas, por cuanto puede traducirse en acción. El mayor poeta es aquel que se expresa en actos nobles, trascendentales... Me levanto, enciendo la vela, cubriendo la luz con libros para que no la vean de fuera y me pongo a escribir. Escribir es el consuelo de los escritores... Es increible lo que gozo con la bella expresión literaria, sea en verso, sea en prosa, que la haya escrito yo, que la haya escrito otro... ¡Me parece todo con tal derecho a existir! ¡Me parece todo tan necesario y bello, para la suprema armonía del mundo! ¡Qué bueno es comprenderlo todo, amarlo todo: poetas, músico, filósofos, vinos, civilizaciones, pueblos, razas! ¿Por qué vamos a cerrar nuestra alma a nada que pueda enriquecerla?" 

Rufino Blanco Fombona


“La torpeza y la rusticidad de los campesinos, me exaspera. Siempre están en el error, e imposible que se rediman jamás –si no es por persistente obra de la escuela- de su triste condición de seres inferiores. No comprendo cómo Augusto y Óscar (sus hermanos) puede hablar con estos animales horas enteras. Yo no puedo hablar con ninguno de ellos cinco minutos. No encuentro qué decirles. Me hacen la impresión que su idioma es otro que le mío y que nada les digo, no porque nada tenga que decirles, sino porque ignoro su lengua. Mi muchachita (una campesinita de quince años que vivía con él) no es menos bestia que los otros. ¡Pero en fin, para lo que yo los necesito!”

Rufino Blanco Fombona
Diarios de mi vida”, Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2004, páginas 111-112





La tristeza del mármol

"Frontera está del Laoconte
Qué en mármol pario agoniza,
Venus, una Venus blanca,
Triste, como la Elegía,
Se senos en flor, y testa
Culminante y pensativa.

Y dice la sacra diosa:
“No soy como el Hombre, hija
De un amor que sólo es larva
Del placer - Y a mí se inclinan
Las amadas de los Reyes
y los mármoles de Fidias.

Enfermo de mal de amores
Seña el joven, a mi vista,
Que a grandes sorbos apura
El champaña de la dicha,
En mis labios, en mis senos,
En mis turbadas pupilas.

La aureola que mis sienes
circunda, cuasi indistinta,
Formada está con las dulces
Miradas de los artistas,
Y lloró a mis pies un genio
Germano, injerto en semita.

Y descuella entre las diosas
Del Museo, la ciprina,
Como rosal entreabierto
En prado de margaritas
Mas, si ardiendo en hermosura,
Triste, la diosa, suspira.

Dice la mutila estatua:
Esta del mármol no es vida;
En virginidad eterna
¡Ay, gloriosa carnes mías!
Nunca padecéis de gozo
Bajo quemantes caricias.

Nunca en torno a mis seños,
De hermosura magnolia,
Aleteó la mariposa
De un ósculo -
Y la magnífica
frente de Venus se cubre
De una tristeza sombría."

Rufino Blanco Fombona


“Los cantos mejores son nuestros amores,
son nuestros amores y nuestros dolores.”

Rufino Blanco Fombona



Personal

Canté, indignó mi cántico a los viles
Y me hincaron el diente sus pasiones;
Me escupieron su baba de reptiles
Cuando quise luchar con los leones.

De vuestra propia indignidad cubiertos
Buscáis - mansas ovejas - los apriscos;
Matadores de honras y de muertos
Yo vengo a dar lanzadas, no mordiscos

El escenario mundanal es sólo
¡Oh dolor! El sarcástico museo,
Donde hace burlas Arlequín de Apolo
Y acogota Zeus a Prometeo.

¿Me quieres perdonar que te haya hecho
Tanto, Musa, sufrir con mis amores?
Llevas clavado en la mitad del pecho
Manojo de puñales - mil dolores

Mis pesares, como una enredadera,
Quieren trepar: la enredadera troncha;
¡Ojalá que tu orgullo les sirviera
De lo que sirve el caracol su concha!

Como el místico bardo de otros días
Vivir quiero conmigo, triste y sólo,
y por el mundo hacer mis travesías
Como un oso en un témpano de Polo.

Soberbia es, no miedo, entre la bruma
De las pasiones radiará mi nombre;
Si para los contrarios soy la pluma
para los enemigos soy el hombre…”

Rufino Blanco Fombona





“Me dan ganas
de beber leche, 
de domar un potro, 
de atravesar un río.” 

Rufino Blanco Fombona


"Mi sonrisa es mi fuerza, y es mi máscara."

Rufino Blanco Fombona



“Nacer, morir (…) Esa es la historia de muchos hombres, también es la historia de muchos libros. Aunque los libros no se ensoberbecen ni se lamentan de su suerte como nosotros, ni se creen, como cada uno de nosotros, el centro del mundo, tienen un alma, una anímula. Bastaría a probarlo, si no hubiese otras razones, el silencio filosófico, el ejemplar silencio con que suelen desaparecer cuando ya no interesan a nadie.”



Rufino Blanco Fombona

“¡Qué libre es la vida de todo bohemio, poetas gitanos! Por único premio de su rebeldía y su libertad los saluda el cielo de cada ciudad; y son sus amigos las cosas viajeras; las brisas, las nubes y las primaveras.”

R. Blanco Fombona


“Si en otra generación (…) alguna mujer suspira antes de cerrar el volumen, el polvo de mis huesos desde la tumba, si tuviese conciencia, diría a esa hermana (…) Gracias (…). También yo alguna vez pasé la mano por la frente cuando escribía páginas de este librito o suspiré melancólico sin saber a punto fijo por qué suspiraba.”



Rufino Blanco Fombona








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