La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte


Durante un turno de noche, una ambulancia trae a la unidad de cuidados coronarios a un hombre de 44 años de edad, comatoso y cianótico. Había sido encontrado como una hora antes en una pradera por la gente que pasaba por allí. Después de la admisión, recibe respiración artificial sin intubación a la vez que se le aplica también masaje cardíaco y desfibrilación. Cuando queremos intubar al paciente, resulta tener la dentadura postiza dentro de la boca. Se la quito y la pongo en el carrito de emergencias. Mientras tanto, continuamos con RCP extensiva. Después de hora y media aproximadamente, el paciente tiene ritmo cardíaco y tensión sanguínea suficientes, pero sigue ventilado e intubado y aún está comatoso. Se le transfiere a la unidad de cuidados intensivos para continuar la necesaria respiración artificial. Después de más de una semana me encuentro de nuevo con el paciente, que está de nuevo en la planta de cardiacos. Yo soy quien se encarga de su medicación. En el momento en que me ve, dice: "¡Ah, esta enfermera sabe dónde está mi dentadura." Me quedo muy sorprendida. Entonces él aclara: "Sí, usted estaba allí cuando me trajeron al hospital, me sacó la dentadura de la boca y la puso en ese carrito que tenía todas esas botellas encima y un cajón en la parte de abajo donde puso mis dientes." Yo estaba especialmente perpleja porque recordé que esto sucedió mientras el hombre estaba en coma profundo en el proceso de RCP. Cuando más tarde le preguntó, parece ser que el hombre se había visto a sí mismo tumbado en la cama y que había percibido desde lo alto cómo las enfermeras y los médicos habían estado atareados con la RCP. También pudo describir correctamente y con detalle la pequeña habitación en la que había sido reanimado así como el aspecto de los que, como yo, estábamos presentes. En el momento en que él observaba la situación, había tenido mucho miedo de que parásemos la RCP y se muriera. Y es verdad que habíamos sido muy negativos sobre el pronóstico del paciente debido a su precaria condición módica cuando ingresó. El paciente me cuenta que intentó, desesperadamente y sin éxito, hacernos ver con claridad que todavía estaba vivo y que debíamos continuar con la RCP. Está profundamente impresionado con la experiencia y dice que ya no tiene miedo a la muerte. Cuatro semanas después abandonó el hospital como un hombre sano.

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THE LANCET • Vol. 358: Págs. 2039-2045, 15 de Diciembre de 2001. Traducción de José Angel García Corona
Descripción de una ECM
Tomado del libro de Ángel Pertierra La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 19


Lo que sí llama mucho la atención es que, después de un montón de años tratando con miles de pacientes con todo tipo de personalidades, estas personas que relataban una ECM tenían un nexo común. Aparte de lo que contaban, era cómo lo contaban.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 27


Utilizando la entrevista médica como el método más preciso de inicio de investigación, fue como pudimos escudriñar ayudados por las pruebas complementarias el fondo de los casos. Lo que sí llama mucho la atención es que, después de un montón de años tratando con miles de pacientes con todo tipo de personalidades, estas personas que relataban una ECM tenían un nexo común. Aparte de lo que contaban, era cómo lo contaban. Cuando uno lleva años realizando una consulta médica, además de lo que oye, escucha, y además de lo que ve, escudriña. Se fija uno en cómo lo hace, la entonación, el lenguaje corporal, el contenido. Eso no tiene nada que ver con la cultura de la persona, sino que cuando alguien nos cuenta algo que es verdad, y que le preocupa, lo cuenta de una forma muy especial, que sólo aprende uno a conocer con el tiempo. Como digo, estas personas, en su gran mayoría, salvo casos excepcionales, tienen una dualidad, quieren contar su historia, pero quieren permanecer en el anonimato. Quieren saber qué les ha pasado, pero a la vez, están seguros que les ha pasado. Buscan una respuesta, pero son muchas veces ellos las que te lo dan. Suelen contarlo, una vez que se deciden, sin recelos ni tapujos, por muy inverosímiles que parezcan las historias. Sólo hay que sentarse junto a ellos pare ver que es así.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 27




«Pues sí, me he enterado de todo. Lo que le decía a la enfermera, de la medicación, de todo. Lo que más me llamó la atención es cuando escuché que mi corazón se paraba. Y cuando le dijo a la enfermera que me pasase la medicación mientras me daba el masaje cardíaco. »En un momento, dejé de oírles a ustedes y empecé a escuchar a una tía mía fallecida, pero cuya voz era inconfundible. Me dijo "no vengas todavía, no tengas prisa, podrás volver una vez más a tu casa". »No fue imaginación mía, doctor, yo la escuché como le estoy escuchando ahora. Sé cómo estoy pero quiero volver a casa.»

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 51


—Después me ha dicho que se elevó, que iba… ¿volando? —Para nada, flotaba, y me iba elevando poco a poco, como si no pesase, y además como le dije, vi una gran luz. —¿Cómo era esa luz? —le dije. —Pues muy fuerte, pero no me hacía daño a la vista, me iba acercando más y más y cuando estuve allí, ya no recuerdo más. —¿A qué atribuye esa luz? —No lo sé, pero era muy placentera, conforme me acercaba, me encontraba mejor. Estaba muy a gusto.»

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 61


Tampoco fue la última vez que refirió que le habían visitado sus familiares, sobre todo su abuela, a la cual él tenía tanto cariño y aprecio. Me contaba en una de las ocasiones que pudimos charlar que había podido hablar tranquilamente con su abuela en ese período y que le había dicho que cuando falleciese, irían a acompañarle en el camino al otro lado. No lo contaba con ansiedad, todo lo contrario, lo hacía con ánimo y emoción. No mostraba ningún tipo de ansiedad cuando hablaba de ello sino que parecía más bien un deseo por que aquel trance fuese superado…
Nunca sabremos si lo que este hombre vivió en varias ocasiones fue verdad o fruto de su imaginación pero lo que sí es cierto es que, fuese lo que fuese, hizo que esos últimos momentos de su vida los viviese de una forma muy, muy distinta a lo que estábamos habituados a percibir.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 71


«Una vez en ese sitio –prosiguió, ya un poco más relajado—, empecé a ver seres deformes, horripilantes, como babosas, medusas con tentáculos, gusanos gigantes. Todo ello en un magma que dejaba ver a otros seres aún más tenebrosos. Yo estaba al borde de una especie de precipicio, no había ni arriba ni abajo, todo muy raro, empezaba tanto a caer como a subir, acercándome más y más a esos seres, que parecía que querían engullirme. » Tuve miedo, mucho miedo —sus ojos desorbitados reflejaban con emoción sus palabras más entrecortadas—, pensé que era mi final. Ahora estoy aterrado, cada vez que sangro entro en este lúgubre mundo, sé que acabaré en él.»— volvió de nuevo a respirar aceleradamente y se puso a llorar—. ¡No quiero acabar allí! —repetía sollozando una y otra vez. «¡Es terrible, es terrible! ¡No puedo explicarlo con palabras! ¡Ayúdeme, doctor! —decía cogiéndome fuertemente de la bata— ¡Veo a esos terribles seres cada vez que sangro! ¡Estoy desesperado!»

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 74


Hasta ahora las historias que había tenido la posibilidad de investigar tenían una moraleja alentadora, pero ésta te daba que pensar, y mucho. ¿Cuál sería la realidad? ¿Las otras historias o ésta? ¿Son todas alucinaciones? Las respuestas sólo las tendremos al cruzar ese umbral al que todos, sin excepción, llegaremos más tarde o más temprano, pero espero que lo que se relata en este caso no sea lo que nos podamos encontrar al "otro lado".

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 75


«¿Cómo empezaste a practicar la mediumnidad? —le pregunté—. Tu profesión es muy distinta a ésta y una persona de tu profesión parece contraponerse con estas prácticas.» «Desde jovencita —me contestó—, ya que sufrí un grave accidente, y he tenido la posibilidad y la certeza de saber que hay seres que viven más allá de la vida terrenal que nosotros llevamos, están en otro plano o dimensión que nosotros no podemos entender bien todavía, pero es como la teoría de las membranas que está tan en boga ahora, de vez en cuando estos mundos conectan de una forma muy especial y personas como yo podemos contactar con estos seres de una forma habitual, siempre y cuando ellos quieran.»

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 91


»Continuaba con un gran dolor, tanto en la pierna como en la cabeza, me resultaba muy curioso que mientras estaba viviendo la otra experiencia no sintiese ningún tipo de sensación dolorosa, todo lo contrario, notaba una paz y tranquilidad totalmente contrapuestas a la situación que estaba viviendo.
¿Qué crees que te pasó? —No lo creo, lo sé —me dijo con voz firme—. Sé que he estado en otra dimensión que no es ésta que nosotros habitamos, eran demasiados los detalles que después he tenido la ocasión de constatar. Lo único que siento es que en aquellos momentos que no percibía nada, estaba en un estado de paz y tranquilidad que hacía mucho, mucho tiempo, que por causas laborales y personales no sentía. Es más, yo diría que esa sensación jamás la había sentido. No lo puedo explicar con palabras, pero si lo tengo que hacer, sería definir el momento mejor de tu vida, pero aumentado, con mucha más intensidad y calidad. ¡Ojalá vuelva a sentirlo! No es comparable a nada que haya tenido la ocasión de vivir ni de percibir. »Es más, creo que ese lugar donde estaba era sólo el principio a un nuevo mundo. Seguramente totalmente distinto al que estamos acostumbrados a vivir, con nuevas sensaciones. —¿En qué te basas? —le pregunté. —Recuerdo que justo antes de realizar ese peculiar viaje de vuelta, yo notaba cómo me desplazaba, aunque no tenía referencias, es más, esa sensación de la que te hablo que para mí es tan difícil de describir, iba "in crescendo", por lo cual siento que era el paso a otra situación mucho mejor.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 98



» Hay después algo o alguien, no estoy segura, que me dice que cuente todo lo que he visto, que ya habrá tiempo para que sepa todo. —¿Qué es todo? —le dije. —Toda la verdad sobre la vida y la muerte. Todo sobre nuestra existencia.»

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 123



Si nos diésemos cuenta de nuestra fragilidad, podríamos saber cuán débil es la envoltura física que tenemos.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 126


»Cuando me acerqué más, vi que era una maravilla, con cristales de distintas tonalidades que iban variando su color como lo hacen las pompas de jabón. »Entraban y salían multitud de seres, como las abejas de un panal. No había puertas ni ventanas, pero se podía entrar y salir de allí. »Yo podía moverme en las tres dimensiones del espacio, incluso en la cuarta, la del tiempo, también. Era muy raro, pero yo era un ser de dos dimensiones, y podía moverme libremente a donde quisiese, nada más pensarlo. »Se me acercó uno de los seres, sin hablar supe que me indicaba que le siguiese, así hice y nos introdujimos en esa especie de geoda de cristal como el que atraviesa el marco de una puerta, no hubo resistencia alguna. Allí dentro tuve una visión maravillosa, aunque se la describa con palabras, jamás podré definirle los olores ni los colores que vi. Es como si pudiese ver más del espectro visible, más de infrarrojo y más del ultravioleta.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 140


En algunas ocasiones le pregunté si ella pensaba la posibilidad de lo que había vivido fuera fruto de su imaginación, de las alucinaciones cerebrales y los "juegos" de la mente debido a la falta de oxígeno cerebral, pero ella me contestaba una y otra vez lo mismo. «Pasó algo que no puedo contarle, ya que me dijeron que así lo hiciese, que se cumplió un tiempo después de que me ocurriera mi "experiencia". No tengo ni la más duda razonable que todo aquello que ocurrió fue verdad.» Jamás quiso desvelarme qué es lo que había ocurrido que le corroborase que esa experiencia era veraz, pero para ella era el punto de certeza de la que a todos nos gustaría disfrutar.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 167


»Dicho y hecho, se fueron abriendo una tras otra, podía ver como cualquier espectador eventos que en mi vida habían constituido un lugar especial, tanto para lo bueno como para lo malo. Era como si al abrir cada puerta me diese cuenta de lo que en realidad había sucedido y no como yo lo había vivido o bien como lo recordaba. Una verdadera representación donde el protagonista siempre era yo, de una forma u otra, al ver esos fragmentos, me movía unos sentimientos, muchas veces encontrados, que hacía que quisiera haberlo solucionado de otra forma. Uno tras otros los vi pasar, aprendiendo de todas y cada una de las situaciones que se planteaban. En muchas de ellas no me reconocía la forma como había actuado, todo lo contrario, me parecía que ése que estaba ahí no podía haber sido yo, pero me temo que sí, había cometido muchas equivocaciones y ahora es cuando me daba cuenta de ello. »Le comenté a este ser si se podría actuar y cambiar, a lo que me contestó que eso no era posible, pero que lo que sí podría si quería era tener yo un cambio personal e intentar solucionar algunas de esas situaciones que todavía podrían tener arreglo.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 181

» Un mundo dentro de otro mundo, eso es lo que parecía ya que posteriormente hicimos varias veces esa maniobra, recordándome a las muñecas Matrioskas que mi madre tenía, en las que una muñeca tenía dentro otra muñeca similar pero más pequeña.
(…)
… para usted, ¿qué ha significado esta experiencia? —le pregunté. —Para mí ha sido un antes y un después en mi vida. A pesar de haber vivido unos momentos muy difíciles, no sé cómo le expresaría, y a lo mejor me tacha de "pirada", pero es la mejor experiencia de mi vida, me ha dado paz y tranquilidad en mi ser y en mi vivir. Fíjese que todavía sigo aquí ingresada y que cualquier persona estaría ya desesperada, pues para mí ha sido como si este ingreso hospitalario hubiera sido la mejor lección de mi vida. Me ha abierto totalmente los ojos a que existe otra realidad muy diferente a la nuestra y que está ahí, cerca y a la vez lejos de nosotros, y que, al pasar el umbral, todos la conoceremos.»

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 187-188


» Recuerdo que extendía las manos para cerciorarme de que aunque me viese que estaba haciendo las cosas y hablando con personas, yo estaba como un mero espectador

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 192


Conforme iba indagando en los pacientes, lo cual fue una labor bastante lenta y complicada, me iba dando cuenta que había un denominador común y era que este tipo de experiencias no eran una excepción, sino que muchas veces son algo más frecuente que lo que nos relatan los diversos estudios. Quizás por el ánimo de comunicarlo a los demás o quizás porque no existen las cortapisas que en otros lugares podemos encontrar, que quizás puede ser debido a que si la experiencia de algunos de ellos puede servir para otros, entonces se transmite y se comparte. De todas formas, lo más interesante era ver que dichas experiencias cambian la concepción de las personas sobre el concepto de la vida y de la muerte, que muchas veces está muy cerca de estos pacientes.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 194



La experiencia que yo había tenido no la consideraba como una ensoñación, tenía unos visos de realidad que hoy por hoy no soy capaz de explicar, y que por muchas vueltas que le doy no consigo poder dar una explicación plausible dentro de los conocimientos médicos que tengo.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 194


Quizás algunas puede ser que sí, que la bioquímica cerebral y orgánica haya hecho que ciertas manifestaciones se puedan explicar mediante este paradigma, pero para aquellos detractores habría que remitirlos a que explicasen de una forma plausible aquellos casos en los que las personas relatan experiencias y situaciones que se han cumplido a posteriori. Podría deberse a que se hayan amoldado lo que posiblemente se haya vivido a lo que se vive a posteriori, a modo de intentar racionalizar algo que es muy difícil de entender.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 201

No se defiende desde aquí el pensamiento mágico como tal, sino la investigación real y coherente para demostrar la veracidad o no de los sucesos que acaecen, porque lo que sí es verdad, demostrable e indiscutible, es que las llamadas ECM existen y son una realidad que por su magnitud e importancia deben estudiarse desde puntos de vistas multidisciplinares que provoquen llegar a unas conclusiones o a unas líneas de investigación que nos hagan avanzar.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 203

Si se pudiese llegar a demostrar que nuestra esencia, ser, alma o lo que quieran llamar, continúa de alguna forma y en algún lugar, sería una de las respuestas más importantes que el ser humano ha sido capaz de contestar.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 205

No tengamos miedo a investigar y mucho menos a los resultados, sean cuales sean éstos.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 206


Por lo general, toda persona que he tenido la oportunidad de conocer que ha vivido una ECM, no se ha quedado impasible. Todo lo contrario, experimentas un cambio muy profundo en la forma de percibir y vivir tu vida. No es un cambio sólo de la cutícula externa que todos podamos tener, sino que lo que he podido apreciar es un cambio desde la base de la personas, desde su forma de pensar hasta la de percibir las cosas. En muchos casos ha supuesto un giro de 180º en su trayectoria personal, debido tanto a la experiencia como muchas veces a la necesidad de adaptación a una nueva forma de vida causada por las posibles secuelas secundarias a la causa que lo provocó. Pero esto sería una forma muy sencilla de explicar las cosas y desde luego no es así, todo lo contrario, el cambio que he podido percibir y seguir en estas personas viene desde su yo más interior hacia el exterior. No significa que se vuelvan perfectos, sino que intentan al menos vivir de una forma muy distinta, procurando disfrutar mucho más de cada situación que se presenta en su vida.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 207


Las ECM transforman a la persona que las ha vivido, no a su entorno.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 210



Conclusiones generales se podrían definir en un decálogo sobre las ECM: 

1.Todas las personas independientemente de su condición pueden tener una ECM.
2.Se presenta de una forma inesperada.
3.Es distinta y muy particular para cada persona aunque similar en muchos aspectos.
4.Significa un antes y un después en su vida.
5.Existe un cambio ostensible en la forma de percibir su vida.
6.Sienten que la ECM es algo totalmente real.
7.La relación con los demás cambia a positivo de manera importante.
8.El tema económico se suele volver secundario.
9.Están convencidos de existencia de vida después de la muerte del cuerpo físico.
10.Pierden el miedo a la muerte.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 213


Las ECM me recuerdan a esa frase que se dice «distintas pero iguales». Si nos fijamos en las formas, nos daremos cuenta de que todas y cada una de ellas tienen matices muy, muy distintos, pero en el fondo, si se investiga con paciencia, podemos ver que cuando se indaga vemos un hilo común en ellas. No se diferencian en términos generales, sino en la forma como se presentan, porque el trasfondo es muy similar. Da igual el caso que cojamos porque esa diferencia de forma a veces implica el carácter que tiene cada uno de ver y percibir la vida.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 214


De una forma asertiva, tienen la certeza todos aquellos que han tenido una ECM de que después de esta vida hay algo más, que nuestra existencia no termina con el final de nuestro cuerpo orgánico. Otra cosa es la interpretación que cada uno pueda realizar de la experiencia acaecida al aplicarle sus creencias particulares, dependiendo desde el paradigma de creencias que uno tenga. Lo que sí es llamativo es que aquellos que creían que la vida finalizaba en el momento del fallecimiento, han dado un giro completo, confirmando que para todos es una realidad incuestionable que la evidencia ha sido capaz de mostrar.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 214


… todas las personas que han tenido la ocasión de tener una ECM, se han traslado a otro tipo de mundo, de existencia, de lugar, o de universo, muy distinto al que habitamos, pero que, para ellos, al menos en esos momentos, ha supuesto la certificación de que existe algo más allá de la vida corpórea.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 218


NADIE SABE A CIENCIA CIERTA QUÉ OCURRE EN LAS ECM.

Ángel Pertierra
La última puerta. Experiencias cercanas a la muerte, página 219





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