Mas no demores tanto
"El cuerpo - dicen - ya no será más el mismo
en su reflejo exterior,
mas algo se diga de las cavernas fosforescentes
que navegan el hambre del demonio
en la hora de su resplandor
Mira mi cuerpo antiguo en la curva del chafariz
o al timón del navío.
Yo soy un pájaro nocturno perturbado.
Yo te ofrezco mis senos muy blancos
en una escalera secreta del mar Caspio.
Alguien habló de un modo descuidado
y las gárgolas de Nôtre Dame
contornaron los pezones
como breves y clandestinos fuegos fatuos.
El cuerpo - dicen - ya no será el mismo,
desesperadamente yo te deseo
mientras navego rocas subterráneas
a la orilla de la consciencia humana
y la raja de la atmósfera interfiere en la raya luminosa
justo en el centro de la pantalla del televisor que se rompió.
Porque en aquel tiempo
el amor era como un príncipe ebrio
y forzosamente hindú
él era como la voz ronca de Dionisio
haciendo sonar las teclas del piano austriaco
abandonado en la pasarela roja
de un carnaval de plumas en la calle de Buen Jesús.
Salí por el embarcadero embriagada
arrastrando candelabros escarlatas
en el río de letreros luminosos
mientras la lluvia golpeaba el pico duro de aquellos senos
ardiendo siempre de tanto amor.
Todos estaban demás y no lo sabían
mas cuando tú me agarraste fuerte yo me sorprendí tímida
y hasta hoy he huido entre palmeras
por las carreteras líquidas del vino y del neón.
Digo que continúa urgente la ilusión de ese momento
acometido de inenarrables confesiones.
Utopía presa en el cartílago húmedo,
cuando tu boca recubra el seno
seremos entonces las dos otras caras
de una misma única posesión
como una historia pegada en la otra
mientras se lame el lacre de la carta escrita en la infancia
que un agua súbitamente tibia casi borró.
Como decir, sin extrañarte: recúsame
que la dama desnuda al teléfono puede estar en trance
al que tanto aspiras bajo el rojo de las linternas
mientras la lluvia cubre los tejados a la orilla del mar.
Todo ahora se tornó tan urgente
que duele la espera inmemorial de las muñecas
sobre la madera oscura
inmóviles mas no inertes
aguardando su número de magia
rompiendo la banalidad de los noticiarios de la televisión.
La blusa de satén verde tiene un escote de princesa judía
asesinada desnuda en un campo de concentración.
Espléndido violinista, nos vamos enloqueciendo lentamente.
La blusa de satén verde deja entrever la parte
muerta de la carne blanca
bajo la luz del globo fosforescente
girando sobre los bailarines
mañana invisibles del bar Royal.
Cierra los ojos y piensa lo que quieres
mientras las manos y las bocas cumplen recorridos
de espejismos desérticos
mientras yo toco nuevamente
mi piano austríaco en la calzada del embarcadero
y el mar casi revienta las ventanas dalinianas del
Almacén XIV.
Porque el espíritu ha de ser siempre el mismo
yo desafío tu preferencia
y la blusa de satén verde sin mi cuerpo dentro
tiene aún un océano de lentejuelas
reflejando la vibración de la piel
que por algunos momentos la habitó.
Dragón gigante
lengua demoníaca
unión clandestina
avieso encantamiento
abismo volcánico
donde la partitura se deshizo en notas cubriendo la pauta
que guía el violoncelista al Palacio de Cristal.
Cierra los ojos y bésame de modo frágil
porque todo se volvió más urgente
desde el Museo Serralves y los dibujos rosa del mármol
revelan caminos recifenses de la piel emparedada
soñando el éxtasis de la resurrección.
Tu mirada tiene el mismo brillo de un lanzador de cuchillos
mientras giro en la rueda sobre mí misma
dramáticamente presa en las cuerdas
bajo el sonido de Tchaikovski en la Obertura 1812.
Tu mirada es como una campana milenariamente gigante
rondando las terrazas de la Regua hasta las aceras de Copacabana
tu mirada es como un barco vikingo pidiendo ensenada
desde los cocoteros de Recife hasta los verdes pinos gallegos
que dieron sombra al romance de mis bisabuelos.
Sé que has de venir bajo la nieve enlunada
conduciendo linterna en el pescuezo del caballo blanco
y me tomarás al galope en tu capa de terciopelo oscuro
mientras en el circo abandonado la trapecista
continuará durmiendo
completamente desnuda
en la jaula de los leones.
Sé que has de venir ferozmente hechizado
en ese rapto anunciado para cruzar las aguas desde el Capibaribe al Duero
y bailaremos bajo la luz de un candelabro de siete brazos
hasta que el sol seque las siete faldas
quitadas bajo el sonido de siete violines
durante las siete noches de encantamiento.
Mas no demores tanto.
Que amar es el arte
de hacerse presente
y todo aquello que necesitamos
es de poesía
locura y énfasis
en el acto heroico de reabrir las puertas
e la carne mansa que se equivocó.
Que el cuerpo - dicen - ya no será el mismo
y lo que era asedio puede robustecerse en la fuga
y hasta nosotros – dicen – no seremos los mismos
en el extraño instante de rayo láser
en que llega sin aviso
el placer de la mañana."
Lucila Nogueira
Traducción: Elkin Obregón, Marta Spagnuolo y Luiz Carlos Neves
Espejo Veneciano
Hallé que estaban muertos los poemas
y abrí los libros sin fascinación
vidrio escarlata en la armadura ceniza
ramo de rosas sobre caracoles.
lo que hice de mí
escarcha en el estuario
lo que hice de mí
la nieve en la cubierta
tabla partida al medio
loor a la oscuridad
(la lámpara interrumpe la llama azul y blanca de la
porcelana y su reflejo en el contorno de las estalactitas en
la gruta submarina nos carga sin resistencia hacia un atajo
lunar donde el musgo fosforescente en el tronco de los
árboles toca la piel como terciopelo en el concierto de
oboe desde altitudes glaciares. Destino de breve
anotación en los márgenes de un diario que nadie leyó,
bermejo vagabundo en mármol carrara. Un acróbata
duerme sobre un dromedario y un piano de ébano
escribe sin interrupción nuestros nombres en el mar.)
Entre el silencio y el trauma
de quien quería todo
ya no se espera nada
dejarse conducir
dejarse naufragar
y no pedir más nada
al sueño alucinada
que tanto hizo volar
cercada de unicornios me siento a la orilla del agua
con la lentitud exasperante de los días feriados
y la sombra de la desmemoria en el caballo blanco
es la transparencia de autómatas en noche de
máscaras
abalorios coloridos en el dedal de plata
espejo veneciano sobre la almohada árabe
espejo veneciano con cristal de Murano
habrá victoria si cruzara el agua.
Volver a verte
porque todo ahora parece demasiado tarde
volver a verte
y borrar del laberinto la furia del minotauro
volver a verte
cara aún intangible en la blancura del lenguaje
lo que hice de mí
escarcha no estuario
lo que hice de mí
la nieve en la cubierta
lo que hice de mí
espejo veneciano
lo que hice de mí
moldura de Murano
bermejo vagabundo en mármol de carrara
breve anotación en los márgenes de un diario
que nadie leyó
y pensé que estaban muertos los poemas
porque de verdad nunca somos nada
los cabellos mojados, no aguantamos más.
Lucila Nogueira
Movimientos de cuerdas en los remolcadores
Movimiento de cuerdas en los remolcadores
Hora europea de un calidoscópio de brumas
Dedos como submarinos entre sargazos
No es tan lejos
De Babilonia a Jerusalén
Ciudad- muelle de Saint-Nazaire
El atracar y partir de los navíos
Movimiento lento en agua quieta
Horizonte indefinido en el Loire
Balcón entre los andamios y las grúas
Éxtasis inesperado de las embarcaciones
Yo aquí soy solamente una extranjera
Y llevo la marca de la casualidad
Yo soy la transeúnte forastera
Y así como llegué debo partir
Yo soy aquí sólo la pasajera
Y por mas que me entregue
Permanecí ajena
Por más que te quiera
Yo soy farouche
Y esta ciudad es sólo mi trayecto
Foso muralla puente y centinela
Así como llegué debo volver
Nadie me saludará
Desde cualquier ventana
Aunque yo fuera
Muelle platónico de mí
Dimensión metafísica del sueño
Muelle metáfora del cuerpo pasaporte
Somos nosotros los barcos de esta noche
Muelle invisible de la resurrección
Lucila Nogueira
Pecho abierto
Tal vez solamente la tecla del piano
bien lista para tintinear al menor toque
yo nervio interminable pecho abierto
extiendo mi vida hacia el norte
yo milagro de vino en el desierto
arrebatadamente carne y sueño
yo violenta yo clara yo tan liberta
obstinadamente sed y fuego
yo que no sé de naipes ni de reglas
y desenmascaro las intenciones del juego
y parto por la senda primitiva
y cada día más yo voy llegando
a la cima del origen sin el grito
vulgar que no se escucha en parte alguna
yo merecidamente franca y firme
no tengo espacio para un velo de plumas
hacia atrás viejas máscaras de vidrio
con rabia soy más fuerte y peleo desnuda
la casa en que nací tenía rosales
el bosque hoy me extiende su futuro
el mar se precipita hacia arriba
cuando recibe mi cuerpo fecundo
mas toda furia apago si domina
en mi camino un canto de ternura
no siendo la voz del amor disparo la guerra
con mis manos pequeñas y gigantes
perdonen tanta energía torrente
tanto universo transbordando los años
pertenezco a la legión que sin tener timón
aporta ubicuamente en todo instante
en la más remota lumbre en la vorágine
vertiginosamente trepidante
aléjate si en ti no es solemne
tu compromiso con el amor de los hombres
yo nervio interminable pecho abierto
tal vez solamente la tecla del piano
Lucila Nogueira
Sentimiento súbito
Porque tú nada sabes del insomnio
no vengas así despreocupado con ese universo de frases protocolares
y toda una higiene pasteurizada de ternura
cuidado no te aproximes demasiado
existe una parte de mí donde nadie llegó aún
y el desespero siempre hace que la gente precise creer
en todo. Voy quedando cada vez
más con miedo de ese sentimiento súbito
el agua que lavó las letras de la biblioteca
es señal de que el amor y la palabra exigen renovación
que tanto estudio no resuelve el desamparo
y que continúa deshabitada la casa que soy
fínjome autobiográfica y renazco como personaje
espasmo de electroshock yo sirvo a mi señor
ducha de electricidad yo sirvo a mi señor
y basta que su tono de voz sea un poco menos tierno
que yo ya siento dolor
como quien escoge una ensalada de rúcula
en un menú de terciopelo oscuro
tú estás sentado en una poltrona de acero
que ya comienza a ser engullida
por el mar volcánico de mi locura
no sé por que todo venía tan vagarosamente de modo calmo
y de repente fue aquel estallido aquel sobresalto
y tú no entendiste en los intervalos del lenguaje
mi manera por el reverso de cantar un blue
tú no entendiste nada
tú no percibiste que soy un fósforo apagado
olvidado en el hollín con memoria del pasado
que la vida cae pesadamente en mi cabello
azulado y para que la pantalla pierda el color
basta una pila gastarse
por eso yo me acerco a ti en una pompa de jabón gigante
soplada en canuto de lechozo del huerto de la infancia
cuando aprendí la noche el sol los
cristales coloreados y las músicas gitanas
de ahí que basta que me toques y yo retorno a la vida
se quiebra el encanto y el hechizo
y salgo hacia la realidad carne que se desprende de las páginas del libro
escribo sobre la vida como un exorcismo
no tengo remordimiento del que vivo
mi poema es el sinónimo de mi piel expuesta
en la implosión del muro de Berlín de los sentimientos físicos
semáforo rojo
rostros vacíos
caminé cubierta de sargazo por la avenida
como un insignificante alfiler atraído por un imán
y perdí el sueño deambulando en los tejados
en busca de las palabras más precisas
cuando finalmente descubrí que lo que importa en verdad
siempre está implícito
y ahora
yo sólo quiero que tú oigas mi voz subterránea
retumbando más allá de toda superficie
aunque en mí nada esté a salvo
quiero que observes con perplejidad como yo tengo estilo
y la melancolía de mis ojos claros
atraviesa nerviosamente el cosmos como un neutrino
arcilla submarina de temblores sísmicos
en la mañana de una calle vacía de domingo
hoy me falta compañía para salir y beber un vino
nada acontece y yo no sé cómo haga para mantenerme viva
nada acontece y yo quedo inerte sin regreso ni partida
debo mudar una vida que ya no me sirve
pero ando muy cansada de ser siempre yo en tomar todas las iniciativas
tú no entendiste nada
y yo estaba diciendo apenas de verdad
que súbitamente yo me fui quedando perturbada
tú me lees solamente para encontrar tus palabras
mas yo vengo de una raza de saltimbanquis y acróbatas
y brillan relámpagos de las tempestades
en mis gestos delicados
mi cuerpo fluctúa como sílabas de imágenes congeladas
y en esa opresión desarticulada
decido desesperadamente quedar callada
pero no olvido el convite a ver las estrellas en un
desierto de Marruecos
ni mi extraña fuga automática
de aquel mundo rosa entre peñascos
para volver aquí y quedar siempre a la espera del destino
y del acaso centinela de la nada
y la vida pasa como las nubes en la ventana
la próxima vez yo voy a tener más cuidado
porque las otras sé que estragué todo
sólo por tener miedo de encarar la realidad
yo voy a telefonear
después hablamos
ahora no puedo despertar
entiende que yo cargo la saudade de las aves migratorias
que sobrevuelan a los alpinistas del círculo polar
porque tú nada sabes del insomnio
y existe una parte de mí donde nadie llegó aún
y la desesperación siempre hace que la gente
precise creer en todo
voy quedando cada vez más con miedo de ese
sentimiento súbito
Lucila Nogueira
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