“¡Ah, qué duro destino el de los reyes! Solamente cuando ya no se les teme se les dice la verdad. En otros momentos, también se les dice la verdad, pero ellos no quieren escucharla.”

Johann G. Von Herder



"Así lo dice el libro más antiguo de la tierra; así está escrito en sus hojas de mármol, cal, arena, pizarra y arcilla: … que nuestra Tierra se ha forjado a sí misma, desde su caos de sustancias y poderes, a través del calor animador del espíritu creativo, a un peculiar y Todo original, por una serie de revoluciones preparatorias, hasta que por fin se permitió la aparición de la corona de su creación, el exquisito y tierno hombre de criaturas."

Johann Gottfried Herder


"Como ante un mar de sucesos, donde ola tras ola se quiebra, así se presentó ante su escenario. Las escenas de la naturaleza entran y salen; se coordinan por más divergentes que parezcan; se engendran y se destruyen para que se cumpla la intención del creador que parecía haberlas reunido todas en un plano de embriaguez y desorden —pequeñas, misteriosas contribuciones para el trazado solar de una teodicea de la deidad. Lear, el anciano impulsivo, fogoso y débil en su nobleza, cuando allí está ante el mapa de sus tierras, y regala coronas, y despedaza países —cuando aparece en la primera escena, lleva dentro de sí ya toda la semilla de sus infortunios que cosechará en el más sombrío porvenir. ¡Ved! el bondadoso derrochador, el implacable colérico, pronto será el padre aniñado que, en los ante patios de sus hijas, ruega, reza, mendiga, blasfema, delira, bendice, y -¡ay Dios!— presiente la locura. Pronto será víctima de ella, con la cabeza desnuda bajo truenos y relámpagos, arrojado a la hez humana, en compañía de un bufón y en la cueva de un mendigo estrafalario, implorando casi del cielo la demencia—. Y luego, cuando es loco de verdad, en toda la sencilla majestad de su miseria y abandono; y después recuperándose, iluminado por el último rayo de esperanza, antes de que ésta se apague para siempre, ¡para siempre! ¡Prisionero, en sus brazos muerta su bienhechora, su niña, su hija que le perdonó! ¡Muriendo sobre su cadáver; el viejo servidor siguiendo al anciano rey en la muerte! ¡Dios! ¡Qué revolución de tiempos, situaciones, tempestades, tormentas, perspectivas! Y todo esto no sólo una historia —una acción heroica y de estado, si tú quieres— desde un principio hasta un fin, según la regla más severa de tu Aristóteles, sino —¡acércate y siente el genio humano que dispuso cada personaje, edad, carácter y detalle dentro del cuadro! ¡Dos padres ancianos y sus hijos, todos tan distintos! El hijo del uno, agradecido, con mala fortuna, hacia un padre engañado, el otro atrozmente desagradecido para con el padre más bondadoso, y odiosamente afortunado. ¡Aquél frente a sus hijas! ¡Éstas frente a él! Sus esposos, pretendientes y todos los aliados en la buena y en la mala. ¡El ciego Glosterdel brazo de su hijo al que no reconoce, y el loco Lear a los pies de su hija desterrada! Y luego el instante crucial de la suerte, cuando Gloster muere bajo su árbol, y la trompeta llama, todos los pormenores, motivos, caracteres y situaciones encuadrados poéticamente en ello —todo en la pieza transformándose en un todo orgánico— reunido en un cuadro total de padres e hijos, rey y bufón, mendigo y miseria, donde sin embargo, aun en las escenas más disparatadas, vibra el alma del acontecimiento, donde lugares, épocas, circunstancias y hasta, diría, la filosofía pagana del destino y de los astros que reina por doquier, pertenecen de tal modo a la totalidad que nada podría yo cambiar o trasladar, llevar de otras piezas hasta allí o desde aquí a otras piezas."

Johann Gottfried Herder
Shakespeare



“El alma de un niño es santa, y todo lo que se lleva a su presencia tiene que poseer por lo menos el don de la inocencia.”

Johann G. Von Herder



"El impulso es la fuerza que guía nuestra existencia, y debe seguir siendo así incluso en nuestros conocimientos más nobles. El amor es la forma de conocimiento más noble, y el sentimiento más noble."

Johann G. Von Herder



“El hombre que se rinde a sí mismo es un miserable; el que labora para los demás, gozando y viviendo interiormente, ése es feliz.”

Johann G. Von Herder

  

"Es un valiente el que vence el león; valeroso, el domador del mundo; pero más valiente es quien supo dominarse a sí mismo".

Johann G. Von Herder


"Hemos aprendido a hablar por medio del lenguaje. Éste es, por lo tanto, un tesoro de conceptos que se unen de manera sensorialmente clara a las palabras y que no son separados nunca por el entendimiento común. Llega entonces la filosofía para investigar la naturaleza de las cosas. Es decir: la filosofía aclara las palabras dadas en el lenguaje común y con ellas se desarrollan los pensamientos. Por lo tanto, si un método filosófico tuviera que ser análogo a nuestra educación y a nuestra formación, tomaría los objetos que ya conocemos sensorialmente con claridad gracias a las palabras; separaría las ideas más conocidas que hubiera en ellos -- las ideas que cada uno conoce y nadie puede negar--; se elevaría a ideas cada vez más refinadas hasta arribar, por último, a la definición. Reconocería entonces en el concepto aquellos conceptos que son parte de él. Y, como antes sólo diferenciábamos, en la medida en que ligábamos un concepto claro con la palabra, reconoceríamos ahora la diferencia, porque seríamos conscientes de las características distintivas que separan a ambas cosas. En consecuencia, el verdadero y único método de la filosofía es el analítico y éste debe basarse, por fuerza, en los conceptos del sano entendimiento y elevarse de aquí a las alturas de la razón abstractiva. Todos los conceptos auténticamente filosóficos son algo dado al filósofo, por lo que éste no puede entenderlos como quiera y ofrecer explicaciones lingüísticas arbitrarias de espacio, tiempo, espíritu, virtud, etcétera. Estas palabras le son dadas de manera sensorialmente clara y el buen y sano entendimiento debe llevarlas a un nivel superior, por así decirlo, mediante la filosofía. Pero la manera en la que le son dadas es confusa. Debe exponerlas con claridad por medio de la abstracción y, en consecuencia, someterlas a disección tanto como pueda. Se ve entonces, a primera vista, que se mata toda filosofía cuando uno se da por satisfecho con pensar el pensamiento implícito en la expresión. Precisamente de ésta es que debo separarlo, disolverlo en otras determinaciones menores, hacerlo ver siempre en palabras comprensibles, pero cada vez más razonables, hasta que, por así decirlo, el alma, finalmente, recuerde lo que ha pensado con la palabra y antes no podía decir; lo que vio en el reino de los espíritus de Platón y puede ahora, de nueva cuenta, ver; lo que en ella dormitaba y ahora despierta."

Johann Gottfried Herder
Fragmentos acerca de la literatura alemana moderna



“Los dos mayores tiranos del mundo: la casualidad y el tiempo.”

Johann G. Von Herder


"Mira la totalidad de la naturaleza, contempla la gran analogía de la creación. Todo se siente a sí mismo y a sus semejantes, la vida reverbera vida."

Johann G. Von Herder


"Para la política el hombre es un medio; para la moral es un fin."

Johann G. Von Herder



"Soporta lo que la suerte te depara; el que resiste acaba por ser premiado, porque la suerte sabe premiar con largueza, así corno compensar con magnificencia el espíritu tranquilo."

Johann Gottfried











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