Al señor Mas  (soneto MASónico)

"Más, por santo Tomás, no digas más,
que más es mi intención dar más al mes
que menos, Más ¡oh Más! también tú ves
que el que hace más disgusta a veces más.

Mas si un Villergas te mandé no más
y quieres más, irán, que el interés
no me ciega jamás; si quieres tres
irán también; mas no me insultes más.

Que más quiero tu afecto ¡voto a bríos!
que el otros, mas que vengan de París;
pues siendo más, más vale vive Dios.

Mas, siento que tu afecto está en un tris...
No hablemos más; de hoy Más ¡oh Más! los dos
no comeremos más que en un anís."

Wenceslao Ayguals de Izco



Arte de conocer a los hombres por el pelo

 "El pelo largo y mugriento, que deja pringue en el cuello del frac o de la levita, pertenece al pretendido filósofo y a los aprendices de sastre y de barbero. El ente original con pretensiones de vivaracho suele llevar la cabeza rapada como un chino. Las melenas a la romántica están en boga entre los horteras más elegantes, diputados a Cortes que no hablan, coristas y bailarines italianos, traductores de dramas y escritores de folletines. Su división por partes iguales, formando raya desde el centro de la frente hasta la coronilla, indica afeminación. La raya a un lado denota pedantería. El pelo erizado es el emblema de la torpeza, de la terquedad o del miedo. El pelo muy peinado, lustroso, lisito y pegadito a la frente denota paciencia y resignación. Las grandes entradas significan orgullo. Los que llevan el pelo alto sobre la frente y pegadito a los lados suelen ser galanteadores e injuriosos.

El pelo rubio indica dulzura y sensibilidad, el negro ardimiento, el castaño moderación, el rojo perversidad y el cano vejez. La calva denota inteligencia cuando no se hace ostentación de ella; pues en este caso significa estupidez; pero si por disimularla se adopta el medio de hacer subir hasta la frente el pelo del cogote, esto es ya una prueba infalible de imbecilidad. El uso de peluca está reservado a los hipócritas; por eso son tantos los que la gastan en este mundo engañador. El pelo gris es hijo de la misantropía o de los placeres nocturnos. La abundancia de cabello que jamás encanece ni cae, denota calma, impasibilidad y bienaventuranza.

Para tales cabezas ha dicho la santa escritura: El reino de los cielos os pertenece. Estos santos varones son los mejores maridos: están asegurados de incendios. Sus cabezas son terrenos tan fértiles y productivos, que a falta de uno suelen llevar dos signos de la abundancia. El pelo rizado y lustroso demuestra alegría o empeño de pertenecer a la aristocracia sin haber nacido en ella. El que gasta grandes bigotes sin ser militar, quiere ocultar su mala dentadura, a no ser que pertenezca a la benemérita, que en este caso son indispensables para jugar a los soldados, y es preciso que vayan acompañados de su correspondiente perilla, siempre que el interesado no sea dueño de alguna lonja. El uso de la perilla no se ha introducido aun entre los fabricantes y vendedores de chocolate, jabón y velas de sebo. El bigote retorcido hacia arriba es señal de hambre. La patilla corrida por debajo de la barba está muy en uso entre los que quieren parecer bien al bello sexo y tienen la desgracia de llevar sendas calabazas. La patilla grande es signo de fanfarrón: la corta de fanático, de aguador o de capellán de regimiento.

Las barbas a lo patriarcal, es decir la barba entera, enérgicamente pronunciada contra las navajas y los barberos, es propiedad de músicos y poetas incomprensibles, de cesantes desesperados y de mendigos de lugar."

Wenceslao Ayguals de Izco



Arte de conocer a los hombres por las uñas

"El que tiene algunos lunarcillos blancos en las uñas, es aficionado a todas las mujeres; pero tan enamoradizo como inconstante.
El que tiene las uñas muy arqueadas, es orgulloso.

El que las tiene separadas del dedo en su extremidad y que cortadas se quedan muy reducidas, dejando un sobrante de dedo más que regular, no debe casarse, porque milagrosamente se escapará de ser víctima de la infidelidad de su mujer.

Las uñas reducidas indican paciencia, hombría de bien, y sobre todo resignación en las calamidades.

Las uñas largas a pesar de estar cortadas, que se nivelan con la extremidad del dedo, son el emblema de la generosidad.

Las uñas trasparentes y sonrosadas anuncian genio alegre, dulce, amable. Los enamorados de uñas trasparentes suelen apasionarse hasta el delirio.

El que lleva las uñas largas y puntiagudas es tocador de guitarra, ministro de Hacienda, sastre o escribano.

El que las lleva algo largas, redondeadas y con ribete negro, es poeta romántico o folletinista.

El que tiene en la uña del dedo pulgar de la mano izquierda varias rayas como si hubiesen picado tabaco en ella, es maestro de escuela.

Las uñas gruesas indican terquedad y mal genio.

El que lleva las uñas sucias por todas partes, es enclaustrado, filósofo, cajista o tintorero.

El que tiene las uñas amarillas es hombre abandonado a toda clase de vicios; pero el que más le domina es el de fumar. Cuídese de no confundir a estos con los que mondan naranjas sin cuchillo.

El que lleva las uñas muy redondeadas y lisas, tiene genio pacífico y conciliador.

El que tiene la uña del dedo pulgar de la mano derecha algo mellada, es un gastrónomo voraz, carcoma de sí propio, que por no perder la costumbre de comer se roe las uñas, que es lo que tiene más a mano.

Y por último el que las lleva cortadas sin igualdad es pronto y resuelto. Los hombres que no tienen paciencia para cortarse bien las uñas, suelen tener un fin desastroso: la mayor parte acaban por suicidarse o por casarse que viene a ser lo mismo. En el último caso, si la mujer no se encarga de la operación, se buscan una concubina con este objeto y hacen desgraciada a la consorte. Aconsejamos al bello sexo que no pierda de vista las uñas de los hombres, si quiere vivir con ellos como carne y uña."

Wenceslao Ayguals de Izco



"Era Gilito propenso
a pensar, mas de tal modo,
que, si le hablaban, a todo
contestaba: Pienso… pienso…

Preguntó un quidam al tal:
¿Qué come usted? Pienso… dijo,
y el otro replicó: Es fijo,
que el chico es un animal."

Wenceslao Ayguals de Izco


Trabalenguas

Tras tres tragos y otros tres
y otros tres tras los tres tragos,
tragos trago y tras estragos
trepo intrépido al través.
Travesuras de entremés,
trápalas tramo, y tragón
treinta y tres tragos de ron
tras trozos de trucha extremo.
¡Tristes trastos: truene el trueno!
¡Tron… trin… tran… trun… torrotrón!!!

Wenceslao Ayguals de Izco
















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