Alquimia de un hombre

"Un día le observas
despojándose de quien se cree ser
inmerso en su mirada de miedo
con ese aliento que produce el vacío
reviviendo cadáveres,
con un credo por camino
y las grietas de sus manos
desviándose entre llagas
que tímidamente bordean su corazón.
Va conservando su sombra
bebiendo sonrisas.
Amando 
porque no hay otra forma
de conducir la lava
hacia esas tierras errabundas
y evocar del aire
el soplo 
que espanta la muerte."

Jenny Bernal


Ante las nubes de ruido

acepto su fiesta,
el abrazo continuo de los hombres sin carga,
las multitudes y su contemplación al asombro,
los niños y su juego de recuerdos,
pero no acepto
las palabras repetidas en la estridencia del día,
las voces abismales de los libros merodeando heridas,
los entierros sepultados por el brindis del licor pasado, 
la retórica de la lluvia,
la noche y su insoportable sinfonía de fantasmas.
Y entre lo que acepto y no acepto 
nada grita
como tus centinelas de la luz
como tus manos atadas al destino
como tu cuerpo de árbol; sombra al implacable verano.
Nada más conduce a la locura
que la humareda triste
de esta gran puerta 
imposible 
de la que posees todas las llaves.

Jenny Bernal



¿Cuántos rostros en dirección a la ventana
le preguntan a la noche, en el transporte público?
¿Cuántos de ellos se cubren un poco para que no los vean?
¿Qué minuto extraviado los descubre?
¿Cuántos llorarán al tiempo en el mismo vehí­culo
en acordes misteriosos?
Qué dirán -los otros- que en su comparsa de miradas
fijan la suya en los que lloran,
y no rí­en, ni murmuran, ni les toman de las manos al bajar,
-tal vez en ese acto haya cierta complicidad-
y ante un cuerpo que celebra su tristeza
no haya mucho que decir,
tal vez este
sea el grito más valiente entre los hombres de ciudad.

Jenny Bernal




Estaciones difusas de los amantes

I

Se debe despojarse de todo
para el ritual de buscarse entre la niebla
para abrazar del abismo su mirada,
para humedecer los labios de tanto silencio

II

La luz de la piel
se pasea por los laberintos
de la creciente lobreguez
se tiende sobre la tierra.
La carne se levanta centelleante
se mezcla entre negruras.

III

El asombro se fuma sus reflejos
la incertidumbre cubre sus pesares
los amantes desconocen del mundo su naturaleza
y echan  a la hoguera sus misterios.

IV

No se puede silenciar del fuego los gritos
ante ello suele el deseo irritarse
golpear sus cauces contra sí mismo
no entiende del destino los acertijos.

V

Al final
una nube de polvo quedo
un secreto
una lumbre enferma se apaga.

Jenny Bernal


La casa

"Bienvenido a esta casa
su casa
aquí se respira el frío hiel 
de ese aliento ausente.
Bienvenido a esta casa
de enojos y lágrimas
siéntese donde sus pasos se agoten
donde su piel se seque,
la casa ha cambiado un poco
—usted perdone—
pero he evitado pintarla 
para que las grietas del tiempo
le regalen un poco de ese matiz familiar.

Es la misma casa, no se asuste
esa misma que construimos hace tiempo
esperando estar lo suficientemente solos
para habitar en ella."

Jenny Bernal


Oráculo de Eros

"Se abren las hojas
bajo cada una de sus silentes pisadas.
Él es un inmenso instante
y sus ojos 
destello, aire cálido 
sabe que es la tarde y no la noche su morada
por eso extiende sus escamas antes de oscurecer
y reviste el fuego con sus manos.
Es su piel
sus labios
sus brazos
la caligrafía completa
del papiro del deseo
la llave a la contemplación misteriosa
el oráculo de Eros."

Jenny Bernal


Sobre los oficios

"Incluso para ser mendigo hay que conocer bien el oficio
saber cuál es la esencia de su infortunio,
buscar de los callejones el mejor espacio para resguardarse del frío
reconocerse un ser vulnerable; vestir su fragilidad de trapos viejos
ver en la mirada del otro un espejo de sus miserias.

Incluso para amar hay que conocer bien el oficio
saber cuál es la esencia de su infortunio,
buscar de los callejones el mejor espacio para resguardarse del frío
reconocerse un ser vulnerable; vestir su fragilidad de trapos viejos
ver en la mirada del otro un espejo de sus miserias.

Incluso para olvidar, perdonar… 
hay que conocer el oficio."

Jenny Bernal


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