Amantes

"Ascendente marea creciendo en lenta fiebre
los amantes se buscan y enlazan dulcemente,
como árboles que avanzan,
cumpliendo su destino de incendiada epidermis.
De pie son dos espadas que luchan tercamente
por distraer la muerte,
tendidos son dos ríos fluyendo hacia el instante
que anula la sellada consigna del olvido.

Y si el mundo, impaciente,
se sale de sus goznes, estalla o se disuelve,
los amantes lo ignoran, apenas necesitan
el canto de su sangre,
su vida recobrada en húmedas batallas
y las pequeñas muertes en cada despedida."

Flor Alba Uribe


Capricho

"Hoy he besado a un hombre hechura de la tierra,
elemental,
agreste,
sin linaje ni aroma.
Capricho en el desgaste de una tarde cualquiera.

¡Dura carne de cobre para mi carne ardía.

Y aconteció, tan cierto, el regreso a la orilla
donde todo comienza:
la tierra, su inocencia,
y dos seres que aprenden el estupor de un niño
cruzando el lento abismo.

Obediencia de arcilla perpleja y clamorosa
horneada en el oscuro
resplandor del deseo.
El mundo en perspectiva, y el ojo de los astros
miro, visión del Génesis, los cuerpos anudados.

Y mientras Dios gestaba
la rosa, los metales,
la curva de los montes, los ríos iniciales,
un gemido y un canto de agonía deleitosa
diseñaron los sauces y el primer ruiseñor,
e inmersa en la fragante destilación del sexo
halló el mar tumultuoso
su vocación salina."

Flor Alba Uribe


Erótica

"Pon en guardia tu cuerpo y el ritmo de tus sueños.
Desde la médula del tiempo busco tu paraíso,
la mezcla de tu sangre,
el crisol de tu sexo
donde el futuro ensaya su cósmica simiente.

Estoy desnuda como el eco de la primer mañana,
con mi sed disparada como una bala al cosmos,
acechando tus manos, el cielo de tu boca,
la genital presencia entre tus muslos firmes.

Ah, pero mi amor no altera tus sólidos baluartes,
te sellas castamente para esquivar mi asedio,
estás sordo a mi grito,
al fragor de mi sangre,
a la insomne ternura que para ti alimento.

Déjame ser el vértigo que apura tu caída,
el vino que amedrenta tus íntimos pudores,
la hoguera donde crujan
tus huesos uno a uno,
el amor que aniquile tu párvula indolencia.

Dame tu luz, tu risa, la fuerza que te escuda,
el clima de arrogancia que yergue tu estatura,
tus ojos invasores
y esa vital delicia
que se aferra a tu cuerpo y dora tu epidermis.

Entrégame tu enigma, la descifrada clave
que me guíe al prohibido torreón donde sueñas.
Te escalaré en silencio,
exhausta de anhelarte
y seremos dos leños nutriendo el mismo fuego."

Flor Alba Uribe


Hastío

"Llega el hastío,
presencia inapelable,
paciente jornalero del olvido,
y murmura al oído del amante:
es hora de partir
tu copa está vacía
Y el mirlo del deseo ya no canta.
Alza tu cuerpo,
¡libéralo!
Edifica
un nuevo sueño
en el vino de otra copa.

¡Ávida piel, desata tus amarras!

Y, obedientes,
atónitos, mutables,
el labio trémulo y la pisada en vilo,
los amantes olvidan sus promesas,
dejan el lecho
y se yerguen anhelantes,
como jóvenes caballos desbocados,
a la búsqueda de innúmero espejismo."

Flor Alba Uribe


Máscaras

"Nos sabíamos convidados a la fiesta
de la dicha perfecta.
La fiesta es legado de los dioses
para los seres puros.

Lo sabíamos
desde el prodigio inicial de las miradas,
desde el asombro de todas las palabras,
desde la mañana anterior a los recuerdos
y su parvo acontecer de la nostalgia,
desde el prestigio inviolable de los sueños
y su densa espiral de irrealidades.

El alma virginal
tallada en cristal vivo,
el cuerpo ennoblecido de erótico linaje
llegamos a la fiesta de la dicha perfecta.
pero nos fue vedada,
no se admitían máscaras."

 Flor Alba Uribe



Miedo

"A veces pienso que tú y yo
es lo único que nos queda.
La gente se ha ido a la deriva buscando sus valores
extraviados,
cada espalda se ajusta, contra un muro eludiendo el saqueo
de la sombra,
y se palpan a tientas el costado, y ,preparan sus uñas
como espadas,
y rastrean sus venas pulso a pulso para saberse
vivos de repente.
Hay un viento que acosa toda llama, una ojera creciendo
en cada rama,
ya la espina se esconde de la rosa y la fe se ha exiliado
de sí misma.
Nadie inventa su vida sueño a sueño ni prepara taller
para el futuro,
cada quien recoge su cosecha y la traga de un golpe
o la destruye.
Fugitivos de todos los espejos donde aguarda el reverso
de la máscara,
acarrean ataúdes como cestos y vigilan la orilla
del sepulcro,
por si acaso la muerte los sorprende confirmando la farsa
de estar vivos."

Flor Alba Uribe


Momentos

I

Cuando llega el amor nada es distinto.
La lluvia cae y su agrietada lámina
nos señala el relámpago inconstante.
El ebrio,
de tan siempre,
va más ebrio,
por la calle que conoce sus monólogos.

Pero ellos, la pareja, inician su deriva
buscando el arcoiris y la flor de las colmenas.
Anulan el pasado. Se declaran
recién nacidos en paños de ternura,
saben
que el minuto
es semilla de lo eterno
y parcelan el amor en íntimos instantes.

II

Cuando llega el rencor nada es distinto.
Los días transcurren hacia el año,
la tierra gira en exacta servidumbre,
y el perro
vagabundo
fiel aguarda
la hora del mendrugo o la pedrada.

Pero ellos, la pareja, ahora desasidos,
sin escala de luz y sin colmena,
se miran como si jamás, como si nunca
hubieran dicho:
¡Ven, nosotros,
te amo tanto!

Ella hurga con su mano y saca
de su entraña una muerte pequeñita.
Él se palpa el costado y allí encuentra
su dolor en trance de alimaña.
Los dos toman el vacío por las dos puntas,
se cubren
las espaldas,
se vigilan,
y agobiados por pautas evasivas
cumplen la cita que les da el hastío.

Flor Alba Uribe












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