Cartas desde Puerto Montt
Recibe mi carta, amor
aquí las cosas no han cambiado mucho
desde que te fuiste,
la lluvia sigue siendo triste,
los volcanes tienen de corazón
un copihue.
El mar es azul
cuando el viento barre las nubes
yo puedo sentarme en un roca
bajo el cielo.
Algunos días se diluyen en la niebla
los contornos de las islas
siempre verdes
y en las noches claras
puede ver entre los rayos de la luna
alguna lancha
con sus velas bañadas en hilos de oro.
Puedo decir también
que el sol me hace olvidar los días grises
y el cansancio en cruz de los jazmines.
Yo tengo aún en las pupilas
un alerce de esperanza entre la nieve
y el ulmo blanco todavía no florece.
Adiós, amor, no me contestes,
te espero en Puerto Montt
y para siempre.
Antonieta Rodríguez Paris
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