Himno de amor de una pecadora

"Fui tu querida
Dormía en el polvo y almorzaba espinas,
En la ceniza y en la niebla andaba desnuda,
Te escribía mensajes en el agua, por la tierra,
Te escondía en mí misma como a un niño,
Fui tu cuchillo en la caña y la fuerza del ángel,
La mano que en la nieve desparrama confetis

Yo era tu mujer
Olía a leche y sangre,
A las heridas bajo la piel cosidas con un lápiz,
A las mañanas llenas de soledad, nubes lluviosas
Y a los clavos con los que clavaron mis dedos
A tus muñecas
Aquellos que esconden sus rostros en la oscuridad
Crueles como los siglos pasados

Me llevaron a los cadalsos, a las encrucijadas,
Me escupieron y levantaron los vestidos,
Me señalaron con el dedo y me mordieron
Mis labios con el vinagre de la manzana paradisíaca,
Se rieron y me dieron vueltas como a juguete de latón
Al viento, a los anillos de los planetas de oro mostraron,
Burlándose, mis manos vacías
Lavadas en el bautismo por las lágrimas que suman los momentos

Yo era tu destino
Abandonada en la calle, robada y triste
Como rosa que florece sólo una vez,
Y se llama Mañana, fui sirvienta y
La primera bailarina, entre nubes de papel
Y las sábanas arrugadas sin tu cuerpo,
Los tuve, los llevé orgullosamente como joyas,
Los ojos miopes de tu hijo no nacido
Era tu querida,
Cruz y dicha nunca nombrada,
Casada con el dolor, invisible en tu mesa
Y ahora sonrío tranquilamente, mientras hablas al espejo
Que no me recuerdas y que no sabes como puedo ser
En el acto del amor, que no muere nunca, terrible y suave,
Mientras escondes el anillo que robaste al sol para mí,
Mientras me cubre con las flores de la nueva primavera
Y en vano cierras la boca al muchacho de tu corazón
Que susurra a la sombra de mi sombra: “querida, fuiste loca
Y mía y yo todavía soy tuyo”,
Y todo lo que perdimos
Es nuestro premio más grande,

Caja de años consumidos
Y un mundo pasajero."

Maja Gjerek






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