"La experiencia enseña que hay demonios que, sin espantar ni fatigar a los hombres (porque Dios no se lo permite ni les da mano para ello), son caseros, familiares y tratables, ocupándose en jugar con las personas y hacerles burlas ridículas. A éstos llamamos comúnmente trasgos o duendes, los franceses los llaman Guelicos; los italianos, Farfarelli, y los gentiles, supersticiosamente, los veneraban por dioses caseros, llamándoles Lares y Penates."
Benito Remigio Noydeus
Tomada del libro Duendes de Carlos Canales y Jesús Callejo, página 32
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