59 pasadores metió el marido en la tumba de la mujer
con un pasador entre los fuertes dientes
la vio el marido en sus recuerdos
la vio arreglándose
el peinado

 Helena Sinervo
Versión de Pura López Colomé y Magnus William-Olson


Aguja

"Se pasa uno la vida buscando, se consume el cigarro
y no se ve huella. Pero a veces
se percibe el destello,
su fracción de segundo: un brumoso mar en llamas
en ojos desconocidos. ¿Es eso lo que querían
esquivar, la nieve cuando cae del alero,
mientras juntos giramos alrededor del sol?

A esos instantes
tú los llamas eternos,
yo amor, él soledad.
Alguien sugiere “belleza”
pero lamenta no haberla visto.
En una aguja del pino el bosque entero."

Helena Sinervo
Versión de Pura López Colomé y Magnus William-Olson


El placer de Tiresias

"Pocos olvidan el mar 
por una gotita,
pero yo no recuerdo
tu cara, sólo la gotita
que colgaba de la punta de tu nariz
y cayó en el vaso de vino.

Te estaba mirando a vos
o a mí misma, o a algo
entremedio, no me acuerdo
pero la luz incandescente
atravesó a esa gota y relució
y, reluciendo, cayó.

El vino todavía tiembla."

Helena Sinervo




Memory bears the child

"El niño es una casa y la habitan los padres
qué luminosos los pequeños objetos,
cómo dan lástima los juguetes y las prendas minúsculas
por el suelo, sobre la esquina de la mesa, en el respaldo de una silla
y la pequeña piedra puesta a crecer sobre el pretil,
en su interior los fríos de siete inviernos,
el abuelo la traía en el bolsillo,
peso de siete generaciones, piedra lisa, ligera.
La casa construye en su interior otra casa,
pasillos, cuartos ocultos, cámaras, negros rincones en los sótanos,
filas de armarios mínimos y secretos, escondidos guardianes
de breves puertas. La casa que está en la casa
construye en sus adentros un laberinto, un Minotauro vigila
el niño se le ofrece como alimento, la nariz, los dedos,
los ojos, los dedos de los pies, los talones, las orejas,
el ombliguito, los dolores del crecimiento que tanto duelen
todo ofrecido al Minotauro, los dolores de morir.
No anden en ella como en su casa,
toquen la puerta."

Helena Sinervo
Traducción: Coral Bracho y Tarja Roinila


Mujeres maravillosas en el patio

Ella abrió cerró la verja
y entró en el patio
la visera del casco abierta,
la chaqueta de cuero abierta

miraba cómo la otra
se bajaba de la moto,
y la dejaba parada
junto al lugar donde juegan los niños

Los árboles les daban sombra a ellas,
a las bicis en sus soportes,
detrás sobre los techos, el sol
enjuagaba las sabanas

Ella miraba las cosas,
las cercas de alambre,
las ventanas abiertas,
la gente en los balcones

los hondos surcos del cielo
que con sus mejillas hundidas
esperaba la tormenta otoñal
después de un largo, intenso calor

Ella miraba y se preguntaba
por qué justamente este patio
y no algún otro,
qué extrañas coincidencias
la llevaron hasta aquí
a través de miedos y de anhelos
para escuchar los ecos
junto al arenero

Qué fuerza eligió
el barrio sudado,
y que aparcara aquí
debajo de los arces

que se sacara el casco
y sonriera,
y que mientras las grajillas graznan
perforara el universo

Helena Sinervo



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