Ayer me hiciste llorar

Ayer me hiciste llorar. 
Lo hice sin saber por qué. 
Quizás el tono de tu voz 
el mismo que no escuché. 
Sentí un llamado de allá 
de donde se pierde el viento 
y fue tan cercano y real 
robó mis pensamientos. 
Se acerca la hora final 
donde se dilapida nostalgia 
y se llevan al tiempo. 
Mientras, veo que ya vas 
más que andando, corriendo. 
No puede ser igual 
estar a solas en el tiempo 
o ver a otro, en tu lugar 
que sabe, si estás sufriendo. 
Tan sólo quise decirte 
que una llamada sirve 
para expresar de lejos 
la razón por la que se vive. 
Se vive cuando hay amor 
cuando alguien nos importa 
o cuando es algo mayor 
como ver sufrir a la otra. 
A la otra persona amiga 
a esa que, uno ve, camina 
como perdida en la noche, 
como extraviada en el día, 
como si nadie la quería 
cuando, no se la conoce. 
Ayer me hiciste llorar, 
no sé si fue de alegría. 
Lo que ahora he comprendido 
Es que el motivo 
No fue por soledad 
y mucho menos por cobardía 

Samuel Akinin Levy


Como una petición

Lánguida noche
Que revierte el alma
Alcanza a mi eco
Y lléname de calma
Mujer maravillosa
Dueña de la nada
Cubre mis pesares
Provoca un trauma
Nos hable de amor
Nos lleve a la cama
Me insinúe de ti
Lo que mi cuerpo llama
Y cuando te canses
Cuando el sol
En su eterno madrugar
Ocupe el espacio sideral
Que permite olvidarte
Por un corto tiempo
Haz con tu fuerza
Con la voluntad y salero
Que recuerde de hoy
Todo lo que quiero
Lo que eres, serás
Aquello que ansío
Que deseo y venero

Samuel Akinin Levy


Me cuesta callar

Cada vez que escucho tu voz
Con la dulzura de su tono
Cada vez que pienso en ti
Cuando lo hago a mi modo
Me doy cuenta de una verdad
De un sentir aterciopelado
Y es que, cómo he de olvidar
Momentos donde me has amado
Si fue una o quizás dos
Si me amaste todo el tiempo
Si me quieres como yo
O es tan sólo mi pensamiento
Eso, importancia no tiene
Pues como ves lo que más duele
Es que escribo sin decirte nada
Te hablo sin que me entiendas
Me entiendes sin que te hable
Y en el acumulado de evasivas
De las muecas muy escondidas
De los gestos placenteros
De los deseos más ansiados
De los vocablos callados
De lo que decirte, sé, quiero
Soy hoy casi un prisionero
Pues sé que hablar no debo
Como también estoy seguro
Que callar, en verdad no quiero


Samuel Akinin Levy


¿Sería sueño?

Hoy tuve un sueño
Llegaste a mi sin disimulo
Tuviste la paciencia de esperar
Y mi mente calló, cual mudo
Tus ojos comenzaron a hablar
Destellos que abrieron mis cielos
Sentí en el fondo de mi ser
Algo así como el fuego del infierno
Fundiste la pasión de mis pasiones
Atrayendo a mí muchos recuerdos
Despertaste a algo que creí muerto
Y voló renovado con tu amor
Hoy tuve un sueño
No quise despertar del mismo
Jamás capté ese gran cariño
Que mirando tus ojos me brindaron
Y dormí ese sueño tan deseado
Esa noche que tus ojos me obsequiaron

Samuel Akinin Levy




Si no es para ti, ¿para quién?

Preguntas con dudas si eres la musa
Planteas cosas que nunca pensé
Formateas un programa desconocido
Mismo que jamás imaginé
Las flores que nunca llegaron
Las cientos de cartas que no mandé
Las palabras que no nacieron
El sentimiento del que no te hablé
Supongo fueron culpables
De lo no hecho por mí ayer
El hombre se reprime, se acobarda 
Como fiera de caza se agazapa
Sabe lo que pretende lo que ama
Más como mar sereno, en calma
Espera, vigila, considera y clama
Y a la presa que es suya la reclama
Lo hace cuando el tiempo lo indica
Lo logra cuando el cuerpo lo quiere
Lo disfruta desde que el pensar vive
Y luego que lo obtiene, hasta que muere
Tengo hambre de ti desde siempre
Pienso que desde antes hasta de nacer
Lo mismo me ocurre con la sed
De beber tus besos y todo tu vergel
Esto no es una de las rutinas
Que acaba con los amores
Es quizás una aletargada voz
De algunos separados corazones
Que despiertan una mañana
Y miran como ciegos su derredor
Pues no encuentran los motivos
Que debieran ser el más puro amor
De nuevo callo mis quejidos
Como lo he venido haciendo
Sí, tú lo sabes, es sólo contigo
Donde ahora tengo mis pensamientos


Samuel Akinin Levy




Siguen siendo tuyas mis palabras

Oigo la música y mi corazón vive
Las palabras que escucho con ella
Hacen renacer momentos idos
Son sentimientos que dan calor
Que permiten volver a creer
En aquello que un día llamamos amor
Las palabras que brotan de otras bocas
Se hacen presentes y nos dejan ver
Por como entran en nuestra mente
Que la vida no se ha acabado
Que estamos otra vez, en el comienzo
En la mitad o en el mismo punto
Que una vez sirvió de arranque
Para encender hogueras, pasiones
Esos días que nos llenamos de ilusiones
Que no éramos niños sin embargo
La ingenuidad gobernaba la mente
Aquellos hermosos momentos idos
En que creíamos en mucha gente
Pensando que la vida era simple
Y por lo tanto estaba bajo mando
De un simple deseo, de nuestro comando
Sigo escuchando las notas musicales
Y como un rezo al Dios supremo
Van formando ideas que de a poco veo
Será que el amor no tiene edad
Que uno quiere más con los años
Simplemente el volverlo a pensar
A creer, a sentir, a esperar y desear
Nos regresa de inmediato a otros años
Aquellos en que nada nos preocupaban
Esos especiales que nos hicieron forjar
Mismos que doblegaron nuestro carácter
E hicieron de nuestro futuro un cerco
Una base férrea, como un monumento
Al que debíamos alabar, emular, llegar
Hoy puedo a través de esta música
Sentir que puede haya otros colores
Que dominamos y conocemos el pasado
Pero que aún entrando ciego al futuro
Me gusta lo poco que veo me ha develado


Samuel Akinin Levy





















No hay comentarios: