Dando nombre a las estrellas

"Una vez, para mitigar un terror nocturno,
un padre le cuenta a su hija cómo las estrellas
que tomamos como símbolos, realmente son:

Osos, arqueros, soberanos,
tan claros a la vista como satélites
vistos desde la ventana de un primer

descenso. “¿Y la Osa Menor es
un pequeño oso en lo alto salvaje?”
“Absolutamente”. “Y no es que el ojo

se lo invente?” “Por supuesto.”
Resolviendo el enigma bajo el cielo
de la tarde, ella nunca vio su volumen, ni una pata.

Años más tarde, el padre lee un poema
en un libro donde su hija describe
cómo los tres lunares en el muslo de su amante

son la constelación de un arquero.
Palabras de pura invención, dice ella,
la mentira de un poeta. Él advierte los enérgicos

arpegios de su mano sobre
su muslo. “Absolutamente”, dice,
y “Por supuesto.”

Si llegara uno a dudar del otro,
ambos saben que no pueden ser corregidos.
Mientras nos planteamos ecuaciones encendidas

de creencias para las que nos mantenemos falsos,
¿y por qué no hay una mentira
que un hombre no le diga a su hijo?"

Mookie Katigbak







No hay comentarios: