“Decir que el Espíritu tenga algo de común con la Materia, o que entrambos sean dos estados de la misma cosa, equivale a negar una de ellas en beneficio de la otra, o bien negarlas ambas en beneficio de una incógnita que abarque a las dos. Por tanto, nada, absolutamente nada sabemos acerca del Espíritu, salvo el nombre o la idea abstracta que a tal nombre acompaña, aplicado a todo cuanto no es atribuible a la Materia, y de aquí el que Kant, al hablar Del fin de la Dialéctica trascendental (‘Crítica de la Razón Pura’, Libro I, c. 3, sec. VII), demostrase que nada concreto puede predicarse del Espíritu, porque el Espíritu es Principio regulativo, sin que haya que convertirle en Principio constitutivo, y el mero hecho de darle esta última significación conduce al fatalismo.”

Vizconde de Figanière



“El Espíritu es, pues, Nada en el sentido de que no es ninguna cosa concreta y Todo, a la par, en el sentido de que al ser la Realidad Una, es todas las cosas.”

Vizconde de Figanière




“La blandura de la inocencia primitiva es indispensable para la domesticación del animal, cuanto para la educación del ente humano. El hombre realmente primitivo pertenecía a la fase inocente, infantil y pacífica de la humanidad. Por eso la inocencia fue el primer estado pre-civilizado, mientras que la barbarie, que hoy se supone falsamente una condición primitiva, es, al contrario, una caída, una condición post-civilizada. Por eso el negro, el piel-roja, el pamú son los hijos degenerados de naciones prehistóricas que en sus respectivos ciclos alcanzaron un elevado estado de cultura y civilización. Los hombres de la llamada edad de piedra, lejos de ser hombres primitivos, eran razas decaídas, degradadas, que retrocedían ante el flujo de una nueva onda humana, así como ciertas tribus americanas, australianas, etc., van desapareciendo al contacto del hombre blanco. En cambio, seres como los indios asiáticos, árabes, etcétera, son pueblos dormidos y como en eclipse.”


Vizconde de Figanière


“La existencia del alma desde el principio de las cosas fue doctrina de Orígenes aprendida del saber oculto de los esenios. Algunos eruditos sospechan que los evangelistas y demás lumbreras de la Iglesia primitiva bebieron en la misma fuente. San Agustín mismo, a pesar de su ortodoxia, dirigiéndose a Dios, pregunta en sus ‘Confesiones’: (I, c. 6, p. 5) ‘dic mihi, utrum alicui iam aetati meae mortuae successerit infantia mea: an illa est quam egi intra viscera matris meae? Nam et de illa mihi nonnihil indicatum est, et praegnantes ipse vidi feminas. Quid ante hanc etiam, dulcedo mea, Deus meus, fuine alicubi, aut aliquis?’ En el opúsculo, hoy rarísimo de Sandius, ‘De Origine Animae’se cita un fragmento de la homilía número 25 de San Juan Crisóstomo, en el que se dice que la carne fue creada, no sólo para revestir al alma, sino más bien como una enemiga íntima, encargada de tentarla. Esto carecería de la debida falencia a no admitir una previa culpa por parte del alma y por tanto su preexistencia. Por ello la conclusión de Sandius es que el alma se originó fuera del cuerpo, no pudiendo hallarse otra causa racional para semejante estado que no provenga de la propia alma, al añadir que el alma no se ha criado para ser unida a la carne, sino que tal unión es a consecuencia de la culpa, juicio muy en armonía con la ley kármica. Por ello, en fin, Cicerón, al final de su célebre ‘Sueño de Escipión’, dice: ‘anima, neque nata est certe, et aeterna est’.”

Vizconde de Figanière



“1º. El Espíritu inmanifestado, o estado uno y eterno.”

“2º. Influjo, hálito, o acción eterna del Espíritu.”

“3º. Atman o ego universal, fuente de la conciencia manifestada, correlacionado con el manvantara actual, o sea con el periodo máximo de la vida cósmica, e inseparable por tanto del segundo aspecto o Influjo.”

“4º. Indestructibilidad de la Materia, es decir, su persistencia eterna como germen.”

“5º. Inmortalidad, cuyo símbolo es el Sutratma o Hilo de Oro individualizado ya en cada germen, que constituye el alma de él derivada, el luminoso Augoeides o Taijasa, aunque entre este último término y el de Sutratma haya, según Jogindra en el Vedantasara, igual diferencia que entre el árbol y la selva de que forma parte.”

Frederico Francisco de Figanière
los cinco postulados del gran problema, según Figanière


“Por antiguo que sea un pueblo, siempre hay una minoría selecta que dirige al vulgo.”

Vizconde de Figanière



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