Liquidación
por la avenida de los
almendros muertos
todo está calmado
y si el cielo está abollado
es porque me comí la luna anoche
ahora queda el agujero
donde vacío la tómbola
o mente, que es lo mismo–
oigan,
sólo suenan los panderos
que llevo amarrados al lomo,
felizmente mi palabra hierve
y se pierde en la noche–
total, da igual,
pues el tronco del árbol que cayó
ya más nunca nos servirá de puente
es que ya no hay nada de qué hablar
salir de nuevo
del trabajo a la casa,
solo y sonriente,
de vuelta a mis panderos,
ciudadano a penas
de una música interna.
he borrado las caras de las fotos,
ya más nunca nos veremos de frente
Urayoán Noel
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