Me habló la rama y me dijo

"Brotes de jazmín blanco
ramitas de gardenia
hojas de albahaca
pueden sustituir tu sonrisa
que como una nube
se fue.

Las sombras grises de los transeúntes
que observo desde la ventana
al atardecer
contando el eco de sus pasos en la acera
saben
como colmarme del calor que se fue
desde que te fuiste.

dejo la silla del balcón
vuelvo a mi misma
la planta no me traiciona.

La planta es la rama que se enreda entre las rejas del balcón
extiende su esbelto cuello por el hueco de mi habitación
que está callada por tu voz,
alcanza mi soledad sonora,
gotea sobre mi corazón
un poco de música
y un hilo de perfume
esforzándose en buscar mi única nariz
mientras mis ojos esperan
una hoja niña
que se confunde en su débil verdor
que saca cada tarde mi amiga la verde
para distracción de los niños de la calle
y los residentes.

Fátima, allí está lo que respira contigo
allí está quien comparte el aire de la habitación con tus pulmones.
Me habló la rama y me dijo:
Mi brote, yo soy tu amante
la planta, sola,
¡no traiciona!"

Fatima Naoot


Mi casa es tu quinta columna 

Tu plato tiene miedo, tiembla,
tu vaso llora,
lo aferré con mis labios para protegerlo
no me hizo caso
y se suicidó:
fragmentos de porcelana sobre las baldosas,
las baldosas están polvorientas
y las Pléyades nubladas.
Tu sillón, el de allí,
ha doblado una pata,
ha arrugado sus cojines.
Tu cepillo de dientes
pierde las cerdas
y tus toallas blancas
hace dos días que rechazan beber agua
para convencerme
de que lloran.

Los libros, silenciosos, en la librería
no se pelean como siempre.
Las fotografías de las paredes
me apartan la mirada.
El flexo naranja de mi despacho
está frío,
se ha negado a darme algo de luz para escribir.
Y los lápices han conspirado
encerrándose en los cajones.
La terraza está cruzada de brazos,
ha agachado la cabeza, distante,
hacia el parque.
El parque está perezoso
porque las golondrinas se fueron. 

Y allí,
en el fondo de la cesta de la ropa
duerme tu pijama azul,
se acurruca como un bebé
que no quiere salir al mundo

Una casa triste
y cosas
que se rebelan contra mí
porque no vas a volver. 

Mi casa
es tu quinta columna

Fatima Naoot





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