Abanicos

Mi rostro es la mayor de mis derrotas

Mis piernas se abren
sobre tu cuerpo
como alas de paloma
y es a mi sangre tierra
a quien encuentras
En ella labras
jeroglíficos
que sólo mi corazón
entiende.

***

Amado:
No es que tu voz tenga que escanciarse
Tampoco que tu cuerpo tenga que adaptarse
                                /al espacio sometido
A nadie le gusta el grito
cuando va cargado de huesos.

***

Levanto hierbas y plantas aromáticas
para construir la hoguera.
Mañana llegan en vuelo las flores.
Ellos…
quieren creer que son ellos
quienes nos incendian
pero son nuestras manos
nuestro hocico volteado.
Mañana llegarán en vuelo las flores
nos darán la mano y seguiremos resucitando.

Tanya de Fonz


Cicatriz

Para Carlos Edmundo de Ory
y Laura Lachéroy de Ory

Corro dentro de mí
como judía en el holocausto
como mujer embarazada de Acteal
como niña quemada de Hiroshima
como poeta en el GULAG
corro dentro de mí
me encuentro con otros
que también van corriendo
sin saber a dónde vamos
a dónde acudir
en dónde guarecer nuestras manos
nuestra boca desdentada
nuestros cuerpos hechos hilo
corremos dentro de nosotros
somos nosotros mismos quienes nos perseguimos
no nos alcanzamos
cuando nos alcanzamos
ya estamos a un paso de ser nuevamente polvo
cicatriz del alba
cicatriz del tiempo
cicatriz de siglos
Cicatriz encerrada
clausurada
cicatriz en la mejilla
golpeada
de Dios.

Tanya de Fonz


Ronda de muertos

(Primera parte)

Sobre manos de muertos danzan vivos
de un lado a otro les empujan
como pelotas de juego.
Cantan y barullan su porvenir
fincan sus manos en las ajenas
—el espacio es transitorio—
luego cantan los otros
como triunfadores de partidos
con caras vestidas de colores.
La danza sigue implacable,
revierte nombres, pensamientos, eco de sueños,
vestidos unos y otros sin diferenciar
enumeran sus ausencias.
Ven cómo esquilma
Un hombre a otro hombre.

(Segunda parte)

Ofician los paseantes
por ríos, parques o ventanas
traen sus bolsos ceñidos
su saco y pantalón muy cerrado
no quieren que descubran
lo poco que cargan sus intestinos.
Susurros, miradas
estiran manos sobre silencio abierto
enredan equipajes de otro tiempo
vestidos con y sin gusto
lanzan vestigios.
Los domingos se cargan de adviento.
provenientes de cloacas, rumbos y casas
pasean sencillamente recargados en el aire
muestran vísceras sin recato.
Mujeres y hombres con saco y pantalón
se retiran al sueño para continuar recorriendo
oficinas y casas.
Ríos, parques y ventanas
continúan pletóricos de paseantes.

Tanya de Fonz





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