Abierta es la semilla en tu mirada

"El agua clara brota confundida,
en manantial de cantos amorosos,
cuando en las redes del oleaje hermoso,
en misterios de amor surge la vida.

Es mi lucha ferviente, dolorida,
y es mi pecho fecundo, silencioso,
y en las ondas de viento rumoroso,
nace clara la voz amanecida.

Así febril, mi espíritu inocente,
cual cerrado botón en la mañana,
se convierte en clavel magnificente,

y en retazos de alma soberana,
torna rojo su verbo reluciente,
en amagos de luz por la ventana."

Sydia Candanedo de Zúñiga


Amor materno

"Cuando se tiene un hijo, no sé cómo decirlo,
se abren las compuertas del amor hecho sangre;
todo se contamina de una dulce ternura
y el horizonte claro se siente en las entrañas.

¿Por qué será que entonces todo se ve distinto:
la hormiga que murmura en su débil corola,
la blanca flor de armiño que estremece la aurora
y la pupila abierta que arrulla nuestro espíritu?

Tener un hijo cambia la vida de las vidas,
es como renacer y sentirse de nuevo
como un capullo blanco, inocente y eterno,
tal como niño sano corriendo en la llanura.

Y en esa idea fecunda de mareas y de ensueños,
en el alumbramiento de años y de días,
va la madre en silencio cubriendo los altares
de los nuevos retoños abiertos a la vida."

Sydia Candanedo de Zúñiga



Así el amor

"Noche de emoción.
Sombra oculta entre las nubes,
esa es mi canción.

Miro entre los cerros
la estrella fugaz,
y adivino que me quiere más.

Vamos al carrusel
de esa fiesta nocturnal
desgajando candilejas,
la ilusión.

El valle ya se ha dormido,
es la paz.
Ya duerme entre sus entrañas
nuestro amor."

Sydia Candanedo de Zúñiga


Extrañeza de un Girasol

"Cómo es que la lluvia
del cuerpo y del ojo,
no encienda entre las fértiles
manos
la fruta madura
y en gotas y espigas
ablande las almas
cargadas de encono
y soberbia?

Es lucha que nunca termina!
Tomemos la lluvia
salada del mundo
y ahoguemos en mar de castigos
los gritos, lo inmundo,
lo incruento, la guerra.

Es más, hagamos del ojo naciente
el ágora eterna de audiencias.
Es hora..."

Sydia Candanedo de Zúñiga


Verdes serán las ramas de este cielo

"Tronco de árbol, dulce cuerpo,
estás calando mis venas
como la lluvia en el techo.

Trozo de carne caliente
como la tierra asoleada,
muestra el humo,
tu esencia,
en las tardes de relámpago.

Te palpo con toda el alma,
mirándote por los valles,
al igual que hace la lluvia
en esa noche invernada.

Fuerzas extrañas me inundan
al sentirte tibiamente,
y canto porque te siento
en tus luces y en la savia;
porque me siento en tu vida
como oración sin palabras."

Sydia Candanedo de Zúñiga












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