África

La vasija 
ahora hecha añicos

su contenido 
derramado
como vino de palma

a través de las regiones 
del mundo

Patricia Jabbeh Wesley


Dejamos nuestras patrias y llegamos
-proverbio Grebo-

Dejamos nuestras patrias y llegamos,  
así dice el Grebo, llegamos con nuestras manos
y llegamos con nuestros machetes

así también, pudimos dividir la nueva tierra. 

Cuando abandonamos el hogar, atravesamos manantiales
y trepamos colinas; hicimos camino a través de
matorrales húmedos, y los ríos se abrieron
para que pudiéramos pasar.

Sabíamos que si hubiera de saltar el leopardo,  
sería al ver un antílope pasar.

Llegamos, no para sentarnos y mirar 
un combate de lucha, no para mirar
la tierra sobre la que nuestros pies andan, 
levantada más allá de nuestro alcance.

Viajamos desde nuestra tierra natal,  
y llegamos, entonces, que se sepa que nosotros dejamos 
nuestra tierra natal, y llegamos.

Cuando arribamos, cavamos la tierra,  
y en esta nueva tierra, depositamos 
nuestros cordones umbilicales, para siempre.

Así que háganlo saber entre la gente—nosotros dejamos 
toda la belleza de nuestros terruños no para

sentarnos sobre nuestra Estera a sollozar.

Grebo: La nación Grebo –con más de 20 dialectos- es oriunda de territorios que incluyen parte territorial de Liberia y Costa de Marfil. Lucharon por su independencia hasta que sucumbieron a su anhelo bajo el dominio americano en 1847.

Patricia Jabbeh Wesley


En la ciudad en ruinas: un poema para Monrovia

En la Ciudad en Ruinas, el agua en suaves ondas
golpea la playa en la noche.
Es agosto, después de demasiados años,
la lluvia aún cae como piedras.
El Atlántico siempre sabe cuándo es tiempo de dormir,
pero todas las muchachas deambulan noches oscuras
y los hombres han olvidado que todavía son hombres.

Monrovia ha perdido su nombre.

El océano ruge como un incendio salvaje.
Ruge al amanecer como un león hambriento,
como un torbellino de viento.
En la ciudad en ruinas, todas las muchachas
tienen piernas hechas de armas plásticas,
y los muchachos fingen que está bien
que las una vez muy bellas muchachas
caminen ahora sobre piernas de plástico.
Hay poco tiempo para las lágrimas,

y el mundo calla.

Ya no existen trompetas ni tambores.
El bailarín de Dorklor que perdió sus piernas
en la guerra, está sentado a la vera del camino, aguardando.
Ya es algo perder tus piernas en una guerra, dicen, 
la horrible guerra de Charles Taylor,
en la que el guerrero ya no puede recordar 
cuál es el motivo por el que está luchando.

Los hombres han olvidado su condición de hombres,
y las mujeres se sientan en los bordes de los caminos
pensando en lo que le ha sucedido a esta tierra.
Si aquellos que están afuera no regresan,
Liberia se ahogará en estas lluvias.
Del otro lado de mi ventana, en el viejo camino de Sinkor
la lluvia golpea con fuerza para que yo regrese.

Sólo la lluvia sabe cómo llorar.

Patricia Jabbeh Wesley


La tormenta

A las víctimas de la guerra civil en Liberia

Me encorvé,
agachándome.
Di un paso al costado.
Gateé
como un cangrejo.
Caracoleando
me introduje en una concha.
Me oculté, una sanguijuela
debajo de una hoja verde.
Dejé de hablar
dejé de respirar
dejé de reír.
Esperé
Que pasara la tormenta.

Patricia Jabbeh Wesley
Traducción: Ricardo Gómez





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