Amanecer desnudo y muerto entre los muertos 

"Amanecer desnudo y muerto entre los muertos
que miran a otro lado y canturrean
la canción del olvido mientras duermen
su sueño enmohecido de sirenas.

Despertar cautivo y ciego entre las ruinas
sin guitarra ni espigas ni horizonte;
tan sólo un grito ahogado en las entrañas
y la certeza del caos circundante.

Gota a gota la muerte se va bebiendo el mundo
por las ensangrentadas fauces de sus canes
ataviados con ropas de diseño.
(En su bolsa resuenan las monedas:
los treinta hachazos en el cuello
del venado inocente).

Mientras, los hombres callan
y sólo se oye el son de los demonios
entre un eco de fieras explosiones.

Pido que cese el ruido, que se apaguen
todas las humaredas de la noche;
que termine el estruendo y sólo suene
el humilde tañer de una palabra
rebotando en las esquinas del crepúsculo.

Pido que nazca el hombre, que renazca
de todos sus cadáveres, que surja
su voz sonora, su verdad sincera,
que sea música que tercamente fluya,
arroyo o marejada, nube o yegua,
fiebre de océanos, campana de gaviotas.

Pido que sobrevenga la alborada."

Sergio Borao Llop


Dentro de cien años

"Dentro de cien años
cuando reine el olvido
cuando ya nada importe...

persistirá la lluvia
sobre el antiguo Alcázar;
persistirán el musgo,
la piedra humedecida,
la caricia del sol sobre los arcos;
persistirán las sierras
y su olor a esperanza;
persistirá la tenue
noche mediterránea
con su rumor de arenas
entregándose amantes
a la mar misteriosa;

persistirá el susurro
del viento entre las ruinas...

pero nosotros, dime
¿que será de nosotros
cuando sólo el olvido
pronuncie nuestros nombres?"

Sergio Borao Llop


Desde las profundidades de la noche

"Desde las profundidades de la noche
surgimos como un sueño sin banderas.

Resucitados y anhelantes
resolvimos prendernos en el viento
y atravesar las nubes tormentosas
que amenazaban, negras, nuestro sueño.

A un horizonte inmenso nuestros ojos volaron;
como locas gaviotas errantes planeábamos,
pero eran nuestros títeres los que se arracimaban
en la alegre cubierta de un barco que zarpaba.

Toda costa escondía una sorda presencia.

Siempre creímos que el mar nos salvaría
pero el mar resultó una pantomima,
una niebla poblada de fantasmas
que a nadie revelaron su secreto.

Y llegaremos, si llegamos algún día,
a ese horizonte que nos prometieron,
sólo para descubrir, horrorizados,
una tierra en tinieblas, una vasta penumbra,
un hostil territorio que a nadie da cobijo,
una noche terrible sin velas ni azucenas,
un pábilo extinguido sin ventanas ni estrellas."

Sergio Borao Llop


Podría entrecerrar los ojos

"Podría entrecerrar los ojos y evadirme...

Podría abandonarme a la música y el juego,
dedicar la mejor de mis sonrisas
a la muchacha triste que se agosta en la esquina
y en sus lechosos brazos profanados de agujas
depositar mis besos y mi llanto.

Podría entrecerrar los labios y olvidarme...

Podría dejar que me acunase tu mirada,
beber el vino triste de tu herida,
ceñirme a la rutina de tus noches...

Es cierto que podría mirar hacia otro lado,
acomodarme al pan y el circo legendarios;
podría suscribir una póliza de crédulo
para no recelar de las versiones oficiales.

Podría simplemente oprimir el telemando
y abolir con ese gesto la mueca del farsante,
diluir los falaces rostros de la mentira,
no sentir sus miradas ni oir las falsedades
que sus bocas declaman sin sombra de vergüenza.

Pero he elegido el verso como patria,
he nacido canción a contramano,
grito caricia estepa hormiga hambre
prostíbulo coral aullido estanque.

Podrán los férreos brazos de la muerte
acunar mis palabras en su lecho
de silencio perpetuo.
                          Pero tú que me lees
tú que en noches azules me escuchaste
mientras el mar gritaba nuestros nombres
tú sabrás que es la entraña de la tierra 
quien llueve amor y acíbar por mis venas."

Sergio Borao Llop












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