De vuelta y sin culpa

"Padre mío,
tu cálida sonrisa
es un diente de león
cuando cruzo otra vez la puerta.

Nuestro torpe abrazo
ahuyenta el viento de mi hombro
y tus ojos encierran una pregunta
que no harás
cuando corte el pan en tu mesa
luego de largas temporadas de ausencia.

Padre, mi cabeza estalla
con las cosas que he visto
en este ancho y extraño mundo

pero no tengo las palabras para contártelo
ni el valor para alterar tus rutinas apacibles,
así que guardo silencio mientras se fríe el tocino,
asintiendo y sonriendo ante cada recuerdo.

“Oh, el barco era magnífico,
me contrataron en Larne.”
“Y lástima que no te dejaron ahí.
Debió ser un gitano el que te engañó
y yo en un profundo sueño, toda la noche.”

¿No te robé los ojos, padre,
y a ella la sonrisa? No la oscura sangre
sino la simple necesidad de abandonar un amor difícil
me llevó por caminos desconocidos
donde hablan otras lenguas,
me llevó por el planeta
hasta que obtuve de él
y él obtuvo de mí
lo que necesitábamos uno del otro.

Sí, padre, tomaré más té
y me sentaré aquí en silencio en este cuarto de mi infancia
y veré mientras el fuego destella
la historia de nuestra distancia en la pared."

Paula Meehan


Entierro de un niño

Tu ataúd parecía irreal,
decorado como pastel de bodas.

Escogí con cuidado la ropa de tu entierro,
tu camisa a rayas favorita,

tu pantalón de algodón.
Olía a humo de madera, a octubre,

también tenían tu propio olor.
Escogí una bufanda de lana tejida,

tibia y lanudita para ti. Hace
tanto frío ahí en la oscuridad.

No entra ninguna luz que te enseñe
los caminos de las aves silvestres

los nombres de las flores,
los peces, las criaturas.

Seguirás ignorante
del sol y sus trabajos,

mi cordero, mi ternera, mi aguilucho,
mi cachorrro, mi cabrito, mi polluelo,

mi mamantón, mi potro. Haría girar
el tiempo para atrás, te pondría de nuevo

dentro de mi vientre, tu guarida amniótica,
para hacerte girar todavía más atrás

a través de nueve meses de crecimiento
hasta el momento mismo de tu siembra

cuando escogiste hacerte carne,
palabra dentro de mí.

Cancelaría el banquete de amor,
la ardiente noche de tu concepción.

Viajaría sola
a un lugar callado y musgoso,

te derramarías de mí hacia la tierra
gota a gota brillante y roja.

Paula Meehan
Traducción: Marina Fe



Habitación con baño, Edimburgo

Ayer pasé la noche en una habitación en la que había muerto alguien;
en una cama estrecha con sábanas de polialgodón,
una ventana sobre calles mojadas y desiertas,
Un espejo empañado con mi cara emborronada,

desconocida para mí. Me revolvía, daba vueltas; sudores fríos
y luego un calor de espina. Me congelaba, ardía. Caí
En un sueño profundo que no era mío, en algún hoyo
del averno, un olor a éter, piernas abiertas y húmedas

llenas de sangre. ¿La mía? ¿O la del feto abortado?
No sabría decir. Sentí mi espíritu bajar como la marea
Y escapar de mí. Sin duda, estuve tomando el último respiro.

Oí llorar a una criatura: medio humana, medio salvaje.
Me levantó y me enseñó la red
De estrellas fuera, refugiada de la muerte de alguien más

Paula Meehan


La cueva del mar

"Es lo más cerca que estaré de ella
en esta vida: nadar dentro de la oscura
profundidad, en la cueva de las aguas cálidas,

flotar en su sueño amniótico
de hijos, de un esposo, de hogar.
Destellos de luz allí donde abundan los peces

como recuerdos pulsando en mis venas,
que me arrullan, me absuelven, dudando
si escucho latir su corazón, o el mío."

Paula Meehan


Mala hada

"La noche de su bautismo:
La música tronaba, los coches y las furgonetas rugían,
sonaban las sirenas, los cláxones y la música
toda la noche. Nadie podía conciliar el sueño.

Apuñalaron a uno y se rompió una ventana,
rayaron un coche con una llave. A un chico
le reventaron en la cara una botella
y hubo alguien que vomitó en el jardín.

Ahora que paso por su puerta pienso en ello,
habrá cumplido ya los nueve años y su cara será una tímida luna
tras el temblor de la persiana."

Paula Meehan












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