“Es de justicia señalar que la teología cristiana desarrollada a lo largo de los siglos tiene gran parte de culpa de que los ideales puritanos de los nuevos ateos hayan sido grabados en la subestructura mítica de la cultura tanto popular como intelectual de Occidente. De hecho, entre las filas de los creyentes cristianos, hay muchos dualistas, si bien ese ideal dualista siempre ha existido en tensión con el fundamento bíblico del cristianismo.”

John F. Haught


"La confrontación de los nuevos ateos con la teología se sitúa más o menos al mismo nivel de reflexión sobre la fe que uno puede encontrar en la literatura creacionista y fundamentalista contemporánea. Esto no tiene nada de sorprendente, ya que es de los creacionistas y los teístas defensores del diseño inteligente de quienes los nuevos ateos parecen haber adquirido gran parte de su comprensión de la fe religiosa." 

John F. Haught


Las cuatro verdades evidentes

Primera verdad evidente: “En el mundo muchas personas viven sin necesidad vidas tristes, señala Harris, haciéndose eco de la primera verdad noble de Buda, a saber que ‘toda vida es sufrimiento’”.

Segunda verdad evidente: “La causa de tanta innecesaria aflicción, afirma Harris, es la fe y, en particular, la fe en Dios. Tener fe es ‘creer sin pruebas’; y para Hitchens, eso es lo que ‘emponzoña todo’”. “Para los nuevos ateos, el término ‘fe’ funciona casi como el ‘deseo ávido’ de Buda. Este atribuye el sufrimiento humano a nuestra tendencia a aferrarnos tan obsesivamente a las cosas que nos exponemos a la desilusión cada vez que hemos de afrontar la transitoriedad de todos los seres”.

Tercera verdad evidente: “La manera de evitar en la actualidad el sufrimiento humano innecesario es erradicando la fe de la faz de la tierra. La tercera noble verdad de Buda afirma que el camino para superar el sufrimiento pasa por encontrar la liberación del deseo arraigado (…) No es sólo la fe, afirman, sino también nuestra cortés y cívica tolerancia de la fe lo que debe ser erradicado si queremos avanzar hacia la verdadera felicidad”.

Cuarta verdad evidente: “Seguir la senda de la ciencia revelará a las personas una nueva clase de ‘correcta asociación’ – a saber, con quienes han captado el espíritu de la ciencia – y ‘correcta comprensión’, esto es, un método empírico que llevará nuestras mentes mucho más allá de las fantasías y banalidades de la fe religiosa”.


La trivialidad de esta solución (la cuarta verdad evidente) sólo es igualada por la del fundamentalismo religioso que refleja al mismo tiempo que lo comparte.”

John F. Haught
Las cuatro verdades evidentes sobre las que se apoya el nuevo ateísmo
Dios y el nuevo ateísmo



“Los nuevos ateos no son los primeros eruditos que prometen la salvación por el conocimiento puro, y la ausencia en sus enseñanzas de toda conciencia de paradoja, ironía, tolerancia y ambigüedad es sintomática de una persistente tentación humana de obsesionarse con la pureza ética y cognitiva a costa del matiz y la complejidad.”

John F. Haught


"No hay rivalidad entre ciencia y religión."

John F. Haught



“Nuestra capacidad de fe religiosa es, como todos los fenómenos de la vida, fruto de la evolución, y la biología puede prestar una nueva e interesante luz a las ciencias de las religiones. Pero como cualquier otra realidad, también los fenómenos religiosos admiten una pluralidad de niveles explicativos. La falsa rivalidad entre ciencia y religión que postulan los nuevos ateos es el resultado de un mito, de un mito que afirma – sin prueba experimental alguna – que solo un marco científico de referencia, o lo que cuenta como ‘prueba’ en círculos científicos, puede conducirnos de manera fiable a la verdad.”

John F. Haught


"(Sam) Harris (neurocientífico y escritor americano, autor de “El fin de la fe”) pone una enorme confianza en su propio poder de razonamiento… Hace un tácito acto de fe en su propia inteligencia crítica. Pero nunca nos ofrece una buena razón de por qué deberíamos confiar en que su mente le conducirá -y nos conducirá- a la verdad. En otras palabras, Harris jamás justifica su desmesurada arrogancia cognitiva.Sencillamente cree a ciegas en la superior capacidad de su mente para encontrar la verdad con una facilidad y una certeza inalcanzables para las personas mal orientadas por la fe religiosa. Si quiere ser para nosotros un guía fiable, ha de confiar en que su mente es capaz de ponernos en contacto con el mundo real. Pero, ¿por qué habría de confiar en su mente, dada sobre todo la visión del mundo natural a partir del cual, según se afirma, ha evolucionado la mente humana, la de Harris igual que la de cada uno de nosotros?.. Si la evolución es el (único) factor causal último involucrado en la formación de la mente humana, lo normal sería que desconfiáramos de nuestra actividad cognitiva. Puesto que es entendida como un proceso desprovisto de sentido y propósito, ¿por qué confía el naturalista científico en que la evolución sea eficiente en algo distinto de las adaptaciones? Para justificar nuestra confianza cognitiva es necesario que, aparte de la evolución, algo más opere en el gradual surgimiento de la mente en el curso de la historia natural. Pues, si nuestras mentes no son más que el resultado accidental de un proceso evolutivo sin sentido ni propósito, ¿por qué deberíamos confiar en ellas?
Ninguna interpretación puramente naturalista ofrece razones suficientes para confiar en nuestras mentes.
Una explicación darwinista de las facultades críticas de la mente no es suficiente para fundamentar la confianza que depositamos en nuestros poderes cognitivos. El propio Darwin estaría de acuerdo con esta observación."

John F. Haught










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