"La investigación neurológica transforma de manera radical nuestra imagen del hombre y consecuentemente el fundamento de nuestra cultura, la base de nuestras decisiones éticas y políticas. Es arriesgado porque nos afecta a todos, no solo a los neurólogos y a los filósofos. Se trata de un cambio profundo en nuestra imagen y esto a alguno de nosotros nos resulta evidentemente doloroso. Pienso, por ejemplo, en las ideas de mortalidad o en la suposición de conciencia sin una base neuronal. Si se admite el carácter implausible de la supervivencia del yo consciente después de la muerte, difícilmente podrán soportar la presión emocional las personas aferradas a una visión tradicional del mundo. La muerte personal es para nosotros el mayor accidente asumible por el hombre. El reconocimiento de los límites de la existencia nos concierne en cuanto seres biológicos, pero nos provoca un dolor emocional: digamos que es el precio a pagar como seres pensantes que somos."

Thomas Metzinger
Tomada del libro El cerebro invisible de Carlos L. Delgado, página 133

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