Alejandrino

Felicito "El laurel" que de tu frente cae
cual nube reluciente, marcando tu sonrisa
con rostro diamantino, cuando feliz va a misa,
y tu pecho ¡Oh Dios mío! piadoso se retrae

Única y prodigiosa porque tu letra trae
conspicuo señorío, eficacia precisa,
con ese todo siente suavidad de una brisa,
y el sublime versa… celoso me substrae.

Quiero reverenciarte adularte no quiero
no se trata de suerte leer siempre convida
elevaré la voz de queja y exaspero.

En tu escritura advierte soberanía esquiva,
fiero, fuerte, de vida; amante me transfiero
no hablemos de la muerte, que tú eres siempre-viva.

Rafael Mérida Cruz-Lascano


"Aunque no utilizo el seudónimo, si lo tengo y se debe a un sueño "Yacobi" pero todo lo firmo, si hago cien obras, las cien van firmadas con mi nombre completo."

Rafael Mérida Cruz-Lascano


El calor del mundo

La noche fúnebre, ocultando al día
que amenizaba, con llanto sin olor,
dejó marca en la blanca losa fría.

¡Oh muerte! Dime ¿Por qué yerto dolor
cuando se acerca al alma desvaría,
y le quita al mundo todo su calor?

¿Intenta acaso, la noche sombría,
penetrar al bosque desconocido
para cambiar lo que nunca varía?
¡Morir es vivir el tiempo perdido!

Rafael Mérida Cruz-Lascano


La miseria

Es la niña menudita,
viene vestida de harapos
su ropa son solo trapos,
¡Pobrecita muñequita!
En las calles es su vida
y centavos pide a pié,
no tiene para café,
su miseria no la olvida.
.
Andar todo el día trata
tocando puerta y zaguán,
sí ella pide no le dan,
y si roba, la maltrata.
.
Ella vive en una choza
adentrada en un barranco,
su vida es un desencanto,
ya ni llora ni se goza.

Rafael Mérida Cruz-Lascano


Realidad

Oigo así, el amor, ¡que siempre tuve!
cual pájaro audaz en raudo vuelo,
que osa llegar, sin alas al cielo
y siente, tu amor, en una nube.

Tú eres linfa que apaga mi sed,
mi lira de silbos amorosos,
aroma de campos nemorosos,
verde hoja que vuela a su merced.

Hoy te adoro más, más que una hermana,
adoro hoyuelos en tu mejilla,
hipsípila, el crepé te engalana.

La vida su amor nunca varía,
sin ostentar, vanidad humana;
«Ella me quiere”… ¡Yo la quería!

Rafael Mérida Cruz-Lascano


Soneto meridiano 

Poeta signo de  amar
esencia en aire y respiro.

Tu objetivo es transformar
en tropos el verbo amor
vate  músico y pintor…
tu pluma logra cambiar. 

Del poeta lo que admiro
que cambia la noche en día,
con su pluma y un respiro
la palabra en fantasía,
toda su alma es un suspiro
que su letra desafía:
malabarista, ¡Tu voz
no demanda tornavoz!

Rafael Mérida Cruz-Lascano


Te quiero

¿Qué cuánto te quise? quién sabe: ¡llora!
si ese alivio tu decepción mitiga,
es la incógnita que siempre hostiga
a nuestro corazón, a cada hora.

¿Qué tu me quieres? no lo sé: se ignora
qué palpita en tu universal fatiga,
himnodas con espinas cada espiga
cambias el amargo a la Hierbamora.

El recuerdo sonroja mis mejillas
tratando de ser honesto y sincero
al encontrar excelsas maravillas.

En el tribunal de Dios, el primero
con las palabras más sencillas
no engaño al corazón, ¡pues te quiero!

Rafael Mérida Cruz-Lascano


Yo te amo

Toco suave, la cintura leve,
me conforta presionar tu talle,
el claro río que cruza el valle,
o un chopo que de su arroyo bebe.

Te amo, por sencilla, por sensible,
amo tu sonrisa franca, errante,
amo tu constancia, tu horizonte,
tu gentil mano casta, invencible.

Te amo, porque tú nunca desmayas,
aunque sientas que nada varía,,
¡porque induces fe por donde vallas!

Infinito amor, que nos unía,
cubierto en cónclaves amarillas,
realidad: «ya antes te quería»

Rafael Mérida Cruz-Lascano









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