“Basta con nombrar la cosa para que aparezca el significado bajo el signo.”

Léopold Sédar Senghor



“Cada mata de hierbas esconde un enemigo.”

Léopold Sédar Senghor



“Contrariamente al europeo clásico, el negroafricano no se distingue del objeto, no lo mantiene a distancia, no lo mira, no lo analiza. Lo toca, lo palpa, lo huele.”

Léopold Sédar Senghor



“El francés es como los grandes órganos, que se prestan a todos los timbres, a todos los efectos, desde las dulzuras más suaves hasta los fulgores de la tempestad. Es, primero y luego o a la vez, flauta, oboe, trompeta, tam-tam e incluso cañón.”

Léopold Sédar Senghor



“El poema sólo se culmina cuando se hace canto, palabra y música a la vez.”

Léopold Sédar Senghor


El tótem

Debo esconderlo en lo más íntimo de mis venas
El Antepasado de la piel de tormenta surcada por relámpagos y rayos
Mi animal guardián, debo esconderlo
Para que no rompa la represa de los escándalos.
Él es mi sangre fiel que requiere fidelidad
Protegiendo mi orgullo desnudo contra
Mí mismo y la soberbia de las razas felices…

Léopold Sédar Senghor


"En África no hay fronteras, ni siquiera entre la vida y la muerte."

Léopold Sédar Senghor



"Encuentro la muerte tan terrible, que odio la vida más porque me conduce a ella que por las espinas que tiene."

Léopold Sédar Senghor



Gozamos, mi amigo

Cantó I

(Sobre un fondo sonoro de tamtam fúnebre)

Una voz blanca: Shaka, estás como la pantera
o la hiena de boca malvada
Trabado a la tierra por tres lanzas, prometido
a la nada mujiente.
Estás en tu pasión. Ese río de sangre que te
baña es tu penitencia

Shaka (el rostro calmo):Si, esto y entre dos hermanos, dos traidores,
los ladrones los imbéciles,¡ah! No como la hiena sino
como el primer león de Etiopía. Nueva simple Estoy sometido a la tierra. ¡Es el radiante
reino de la infancia!
Este es el fin de mi pasión

La voz blanca:Shaka, tú tiemblas en el extremo
Sur y el sol estalla de risa en el cenit.
Oscuro en el día, oh Shaka, tú no percibes
los oboes de las palomas.
Nada más que la hoja clara de mi voz
que te traspasa los siete corazones.

Léopold Sédar Senghor



“La palabra se hace poema.”

Léopold Sédar Senghor



Mujer negra

Mujer desnuda, mujer negra
Vestida con tu color que es vida, con tu forma que es belleza
Yo crecí a tu sombra; la suavidad de tus manos vendaba mis ojos
Y ahora en el corazón del Verano y del Mediodía,
Te descubro, Tierra prometida, desde lo alto de un alto collado calcinado
Y tu belleza me fulmina en pleno corazón, como el relámpago de un águila
Mujer desnuda, mujer oscura
Fruto maduro de la carne firme, sombras extasiadas del vino negro, boca que hace lírica mi boca
Sabana de horizontes puros, sabana que se estremece a las caricias fervientes del Viento del Este
Tam-tam esculpido, tam-tam tenso que ruge bajo los dedos del vencedor
Tu voz grave de contralto es el canto espiritual de la Amada
Mujer negra, mujer oscura
Aceite que no arruga ningún soplo, aceite tranquilo en los costados del atleta, en los costados de los príncipes de Malí
Gacela de ataduras celestes, las perlas son estrellas sobre la noche de tu piel.
Delicias de los juegos del Espíritu, los reflejos del oro roen tu piel que se tornasola
En la sombra de tu cabellera, se ilumina mi angustia en los soles próximos de tus ojos.
Mujer desnuda, mujer negra
Yo canto tu belleza que pasa, forma que fijo en lo Eterno
Antes de que el destino celoso te reduzca a cenizas para alimentar las raíces de la vida.

Léopold Sédar Senghor


“Ni el tam-tam ni la voz dan ya ritmo a los gestos de las estaciones.”

Léopold Sédar Senghor



Oración a las máscaras

¡Máscaras! ¡Oh máscaras!
Máscara negra, máscara roja,
máscaras blanquinegras.
Máscaras de todo horizonte
de donde sopla el Espíritu,
os saludo en silencio.
Y no a ti el último Antepasado
de cabeza de León.
Guardáis este lugar prohibido
a toda sonrisa de mujer,
a toda sonrisa que se marchita.
Destiláis ese aire de eternidad
en el que respiro el aliento de mis Padres.
Máscaras de rostros sin máscara,
despojados de todo hoyuelo y de toda arruga,
que habéis compuesto este retrato,
este rostro mío inclinado sobre el altar de blanco papel.
A vuestra imagen, ¡escuchadme!
Ya se muere el África de los imperios,
es la agonía de una princesa deplorable.
Y también Europa
a la que nos une el cordón umbilical.
Fijad vuestros ojos inmutables
en vuestros hijos dominados que dan su vida como el pobre su última ropa.
Que respondamos con nuestra presencia
al renacer del mundo,
como es necesaria la levadura a la harina blanca.
¿Pues quién enseñaría el ritmo de las máquinas
y de los cañones al mundo desaparecido?
¿Quién daría el grito de alegría para despertar
a muertos y a huérfanos al amanecer?
Decid, ¿quién devolvería el recuerdo de la vida
al hombre de esperanzas rotas?
Nos llaman los hombres del algodón,
del café, del aceite,
nos llaman los hombres de la muerte.
Somos los hombres de la danza,
cuyos pies recobran fuerza
al golpear el duro suelo.

Léopold Sédar Senghor


Querido hermano blanco

Cuando yo nací, era negro.
Cuando crecí, era negro.
Cuando me da el sol, soy negro.
Cuando estoy enfermo, soy negro.
Cuando muera, seré negro.
Y mientras tanto, tú, hombre blanco,
Cuando naciste, eras rosado.
Cuando creciste, fuiste blanco.
Cuando te da el sol, eres rojo.
Cuando sientes frío, eres azul.
Cuando sientes miedo, eres verde.
Cuando estás enfermo, eres amarillo.
Cuando mueras, serás gris.
Entonces, ¿cuál de nosotros dos es un hombre de color?

Léopold Sédar Senghor


“Sólo por escuchar los trombones de Dios, tu corazón bate al ritmo de la sangre, tu sangre.”

Léopold Sédar Senghor



Toko-Waly

Toko-Waly tío mío, ¿te acuerdas de las noches de antaño
¿Cuando pesaba mi cabeza en tu paciente espalda?
¿O dándome la mano, tu mano me guiaba por tinieblas y signos?
Los campos son flores de gusanos relucientes; las estrellas se posan
En la hierba en los árboles.
El silencio alrededor
Sólo el runruneo del perfume de los matorrales, colmenas
De abeja que dominan la endeble vibración de los grillos.
El tam-tam velado, de la respiración a lo lejos de la noche.
Tú Toko-waly, tú escuchas lo inaudible
Y me explicas los signos de los antepasados en la serenidad marina
De las constelaciones
El Toro, el Escorpión, el Leopardo, el Elefante, los peces familiares
Y la pompa láctea de los Espíritus por el cerco celeste
Que nunca termina
Pero he ahí la inteligencia de la diosa Luna y
Los velos de las tinieblas caen.
Noche de África, mi noche negra, mística y clara, negra y brillante
Tú reposas con la tierra misma, tú eres la tierra y las colinas armoniosas.
¡Oh, belleza clásica que no es ángulo, sino línea elástica elegante esbelta!
¡Oh, rostro clásico desde la frente combada hasta el bosque de aromas
Y los grandes ojos oblicuos hasta la bahía graciosa del mentón
Y el impulso fogoso de las colinas gemelas!
¡Oh, curvas de dulzura, rostro melodioso!
¡Oh, mi Leona, mi Belleza negra, mi Noche negra, mi Negra, mi Desnuda!
¡Ah!, cuantas veces has hecho latir mi corazón como el
Leopardo indómito en su estrecha jaula
Noche que me libera de las razones, de los salones, de los sofismas,
De las piruetas, de los pretextos, de los odios calculados,
De las matanzas humanizada,
Noche que funde todas mis contradicciones, todas las contradicciones
En la unidad de la primera negritud.

Léopold Sédar Senghor


Yo estoy solo

Yo estoy solo en la planicie
Y en la noche
Con los árboles retorcidos de frío
Que, codos en el cuerpo, se estrechan los unos a los
otros.
Yo estoy solo en la planicie
Y en la noche
Con los gestos de desesperanza patética de los árboles
Cuyas hojas abandonaron por islas de elección.
Yo estoy solo en la planicie
Y en la noche.
Soy la soledad de los postes telegráficos
A lo largo de las rutas
Desiertas.

Léopold Sédar Senghor






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