"Ahora abren, en la hermosa mañana de abril, los cristales de sus estrechas ventanas, practicadas a modo de troneras en el espesor de la muralla ruinosa.
Y la luz se precipita en oleadas que deslumbran sus ojos. La primavera resplandece en los campos. No habían visto nunca como ahora, sobre sus cabezas, cumbres tan altas y tan próximas. A lo largo de las pendientes frondosas y de las montañas cuajadas de árboles, desciende el sol irradiando en el fondo del valle sobre la blancura de la aldea, sobre la cal de las casas vetustas con sus verdes postigos.
Los dos despiertan radiantes de juventud, lleno de alegría el corazón. La mañana les promete, allá abajo, en el campo, en casa de los primos de la señora Dargaiñáraz, una visita a las dos muchachas que la víspera por la tarde debieron de llegar en coche: Graciosa y Paquita.
Después de una mirada al frontón, donde irán a pelotear un poco por la tarde, se ponen en camino por estrechas sendas, magníficamente verdes, que se ocultan en lo profundo de los valles, costeando los frescos torrentes. Las digitales en flor se yerguen por todas partes con sus varas rosadas, descollando entre el conjunto calado e infinito de los helechos.
La casa de los primos Olagaray es distante, según parece, y de vez en cuando tienen que detenerse para preguntar el camino a los pastores; o bien llaman aquí y allá, a la puerta de alguna casa solitaria de las que suelen encontrarse bajo la verde espesura de las ramas. No habían visto los jóvenes en su vida albergues tan viejos como estos de los vascos, ni otros tan primitivos, amparados a la sombra de gigantescos castaños."

Pierre Loti
Ramuncho



"Casi estaría a punto de creer, si no fuera porque es imposible, que los artistas de nuestro Renacimiento vinieron a buscar sus modelos en estos muros, que en su época, sin embargo, llevaban ya tres o cuatro siglos durmiendo en medio de selvas completamente ignoradas por Europa… En el fondo de las selvas de Siam, he visto alzarse la estrella vespertina sobre las grandes ruinas de Angkor."

Louis-Marie-Julien Viaud, más conocido como Pierre Loti
Un pèlerin d’Angkor (Peregrino de Angkor)
Tomada del libro Grandes misterios de la arqueología de Jesús Callejo, página 304



"Era un crepúsculo de junio; había perfumes de flores en el cementerio, perfumes tan suaves, tan penetrantes, que me embriagaban; había guirnaldas de rosas sobre las tumbas y altas hierbas floridas sobre las que las falenas y las moscas bailaban sus corros ligeros. Todo me emborrachaba de deseos de vida y de amor, a mí, que estaba muerto."

Pierre Loti
Crepúsculo



"Habían pasado quince días, Silvestre, a quien enviaron a Hanói con otros heridos, fue transportado a la bahía de Ha-Long y dejado a bordo de un buque-hospital que regresaba a Francia.
Había hecho un doloroso viaje en varias camillas, deteniéndose en todas las ambulancias del tránsito. Los cirujanos lo trataron lo mejor que pudieron; pero operado, en tan malas condiciones, su pecho se había ido llenando de agua, del lado herido, y el aire continuaba entrando con un ruido siniestro, por aquel agujero que no podía cerrarse.
Sus jefes le habían condecorado con la medalla militar, honor que había procurado un momento de alegría al pobre herido. Pero ya no era éste el bravo marinero de unos días antes, de aspecto marcial y decidido, de voz breve y vibrante. No; el largo sufrimiento y la fiebre habían trocado aquel ser vigoroso en un niño débil, que echaba de menos la cabaña natal y los solícitos cuidados de su abuelita.
Sentirse tan malo y estar lejos, ¡muy lejos! pensar que habían de pasar tantos días antes de que pudiera llegar a la patria... ¿duraría hasta entonces su vida?
Esta noción de espantoso alejamiento abatía su ánimo y le oprimía el corazón al despertar, cuando después de las horas de modorra cansadas por la fiebre, volvía a sentir el dolor intolerable de las heridas y el ruidito incesante del aire penetrando por el agujero de su pecho. Así, pues, había suplicado con empeño que le embarcasen a todo trance para Francia.
Penoso por demás fue el traslado del herido a bordo del transporte. Como pesaba tanto, le daban sin querer unas sacudidas que le hacían prorrumpir en desconsolados gritos de dolor."

Pierre Loti
Pescador de Islandia


"Jean vagueaba y soñaba todos los días, con una vaga tristeza, visible por primera vez en sus ojos a veces perdidos y en su paso un poco lento. En el jardín abandonado, invadido por los crisantemos y los asteres de otoño, permanecía encerrado durante horas, entre los muros grises llenos de lagartos, mientras las naranjas amarilleaban bajo el sol de octubre. Con el verano iba a terminar su infancia: con el resplandor de aquel sol, ya declinante y melancólico, iba a huir su pasado de feliz despreocupación; y lo sentía de manera dolorosa, con una impresión desconocida de pena y de terror."

Pierre Loti
Tristeza


"Los lugares donde no se ha amado ni se ha sufrido, no dejan en nosotros ningún recuerdo."

Pierre Loti


“Se adormece el espíritu con el hábito de los viajes; uno se hace a todo, a los más singulares parajes exóticos y a los rostros más extraordinarios. Sin embargo, hay horas, cuando el espíritu despierta y se reencuentra consigo mismo, en que de golpe todas las rarezas que lo rodean lo sacuden fuertemente.”

Pierre Loti

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