Cuántos versos hacen falta por escribir 

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para convertir  en cenizas los fantasmas
De la injusticia
Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que reine la justicia en su palacio
Sin injerencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que coronen la verdad en nombre
De la justicia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que las túnicas negras abriguen
 antes
La razón que el corazón
sin preferencia


Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la dignidad sea una esencia
De nuestra existencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la independencia no sea
Un rehén
De nuestra ignorancia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que las palomas de la paz posen
En los tejados de la inocencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la bandera de la libertad
Ondea
Con honra y elegancia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que las sentencias de la justicia
Sean
El elixir de la conciencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que los indignados luchen a diario
Con vehemencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que suenen las campanas de
 la tolerancia
desde nuestra infancia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la felicidad sea
La gran exigencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la convivencia no sea
Una apariencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la violencia en nuestro universo
No tenga presencia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la pobreza no se
Una herencia
Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la riqueza no caída en manos
De la codicia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la generosidad no sea víctima
De la avaricia

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que la solidaridad no esté retenida
Por la intransigencia.

Fatma Galia


En la ciudad del viento

En la ciudad del viento,
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente,
lo digo, lo repito con
el viento y no me arrepiento

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

En la ciudad del viento,
hay palacios de piedras
y castillos de arena,
como en los cuentos de hadas.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

Ando descalza sobre una alfombra de arena,
suave como la seda
y dorada como el ORO.

Vivo bajo un cielo
grande e inmenso,
cubierto por un velo azul,
azul como el mar.

En la ciudad del viento
la libertad nació sin dueño.
En este horizonte lejano y sin límite,
como un sueño,
cuando posa la mirada,
la vista navega libremente.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en mi palacio de lona,
rodeado de espejismos,
como cascadas y fuentes de agua,
que se deslizan de las montañas…
espejismo brillante, con destellos,
como el diamante que
brota de repente
desde el fondo
de la tierra…

Tierra, yerma y querida,
madre del fuego,
del aire, del frío, del silencio,
del nómada y del viento.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

El sol, mi hada madrina,
cada día me quiere,
me guía y me protege.

La luna, mi espejo mágico,
que me escucha,
me mira y me mima.

Las estrellas, luces de vecinos
y pueblos de princesas,
cercanas y lejanas,
cada noche me iluminan,
me vigilan y me amparan.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

En la ciudad del viento
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente.

Lo digo, lo repito
con el viento y
no me arrepiento.

El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.

Fatma Galia



Lágrimas de un pueblo herido

Lágrimas, lágrimas,
lágrimas de un pueblo herido por
caravanas de tanques y cañones que
sembraron un bosque de bombas y
muertes.

Gritos de senderos ensangrentados
mujeres aterradas y sin el ayer.
mezquitas derrumbadas por peregrinos sin
piedad.

Fatma Galia

Niños

Vi ojos bellos clavados en los míos,
miradas apagadas, sin juguetes ni diversión.

Vi pupilas nubladas, manos tiernas con
mascotas de lagartos y escorpión.

Vi tez morena, pies descalzos correteando,
por los charcos y dunas.

Vi criaturas víctimas del terror, inocencias
que apasionan, rostros que inspiran,
corazones que cautivan.

Vi lo que nadie pudo ver, espejismos
tejiendo cuerdas del pasado, sombras
en el horizonte cultivando claveles y
resplandores en el cielo con
mensajes esperanzadores.

Vi semillas forjadoras del mañana, un
presente con futuro, un porvenir con
varias formas del saber.

Vi tantas, tantas cosas por decir, que sólo mi mente
guarda y mis labios no podrán describir.

Fatma Galia Mohamed















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