El alma de Cervantes

"Luchó con su infortunio; en el combate,
como en Lepanto, lo vejó la suerte;
lo apresó la miseria, y lo halló fuerte
como en Argel, pero faltó el rescate.
Lo abandona el amigo y el magnate:
la envidia hiel en sus heridas vierte,
¡y el pobre! “con las ansias de la muerte”,
ni maldice, ni llora, ni se abate.
Ve en torno el mundo sordo a su lamento,
y alma viril, bendice la pobreza,
“dádiva santa nunca agradecida”.
¡Sí, que ella fue crisol de su pureza
y a su amparo labróse el monumento
que vengó los ultrajes de su vida!"

Ricardo del Monte y Rocío



En el baile

"Rompe el botón su cáliz de esmeralda
que ostenta al Sol la púrpura olorosa,
y el jardinero la entreabierta rosa
coge y la teje en su mejor guirnalda.

Fresca y prendida en ondulante falda
brilla una noche en danza tumultuosa;
ajan allí su gracia ruborosa
groseros roces, y el calor la espalda.

¡Oh, juventud! No pagas lo que cuesta
la agitación febril que te alucina,
si oyes sonar las copas y la orquesta.

Del lirio virginal, esencia fina;
de la diamela, candidez modesta;
Inocencia y Pudor; ¡ve cuánta ruina!"

Ricardo del Monte y Rocío



Vida del arte

"El jardín de Verona, el balconaje
enramado de verde filigrana;
la niña, presa de pasión temprana,
suelto el cabello y desceñido el traje.

El granado inmortal que su follaje
con flor y estrellas rojas engalana;
tardío ruiseñor o alondra ufana
trinando en la penumbra del paisaje;

duran sin caducar, y confundiendo
con la ideal efigie de Julieta
su deleznable realidad, reviven.

¡Oh torpe que te engríes presumiendo
escarnecer los sueños del poeta,
tú morirás. Sus sueños sobreviven!"

Ricardo del Monte y Rocío





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