El viejo y la tierra

En los caminos de nuestra aldea,
entre sus olivos tiernos,
le dice el viejo a la tierra:
“Te consagré diez muchachos queridos.
No suspires,
no llores,
los consagré a la Patria...”.
Caminan los diez seres queridos en la oscuridad, 
los oculta la marcha de una nube,
palpita la tierra en su corazón prendado
para besar sus pasos,
amortigua la sombra sus impacientes suspiros.
En los caminos de nuestra aldea, 
junto a al-Lidda y ar-Ramla,
allí regresaron nueve;
habían terminado su marcha.
“Pero, ¿y vuestro décimo hermano?”
pregunta el viejo, mientras la luna entristecida, 
contemplando, permanece en vela.
“Allí lo sembramos, padre. 
Allí lo sembramos” 

Sulafa Hiyyawi
Traducción: Ingrid Bejarano, en Hiyyawi, 1998: 43-44)


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