Pepita de oro en la lluvia
"Busco una palabra sagaz, caliente
que cambie de súbito la vida.
La busco hacia adentro, en un rincón
de una página marchita, en un poema
añejo; la busco en una sonrisa,
en el corazón lacerado de una madre
que no alcanza a poner al hijo a salvo en el camino.
Busco esa palabra en la lluvia,
en el río frío y plomizo que se desliza
sigiloso, vigilante por mi ventana.
¡Tengo a mi disposición tantas palabras
y no encuentro la que busco!
Necesito sólo una que te llegue al centro;
pero no sube; no llega; no se inventa;
no nace y desespero
en la espera de encontrarla.
Un día surge desde el fondo
la palabra pa-cien-cia
y cabalga el esófago, la garganta, la boca
y llega hasta los labios, los refresca, los quema.
Una palabra exquisita, rebuscada,
es una pepita de oro en el río
del lenguaje que ilumina."
Teonilda Madera
Obsidiana
"De obsidianas noches vengo;
vengo de amarillos insomnios,
de lunas cálidas,
de soles muertos de frío;
vengo de despertar el pasado
que quedó dormido en tus palabras;
vengo de lugares áridos y fértiles,
cansada estoy de venir
de tantas partes."
Teonilda Madera
Un hijo
(Para Kelvin, mi hijo)
Un hijo es un pétalo que florece en la matriz;
un hijo es un dolor necesario
que se acuna indefenso en el velo del vientre
y su presencia es una incógnita
que hay que ayudar a descifrar;
un hijo es un manojo de llanto,
un desvelo, un asombro, un sobresalto.
Un hijo es el rocío que oxigena las entrañas;
un hijo es Dios encarnado;
es un río de sangre que no alcanzó a deslizarse;
un hijo es la rama que no se puede cortar.
Teonilda Madera
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