“Ahora tengo veintiocho años y en realidad soy más ignorante que muchos escolares de quince. Es cierto que he reflexionado más, y que mis sueños son más amplios y grandiosos, pero les falta el equilibrio (como dicen los pintores); y me es imprescindible un amigo con el suficiente sentido común como para no burlarse de mi romanticismo, y que pueda con su afecto controlar mis sentimientos impulsivos.”

Mary Shelley


“Amo la vida, pese a que no es más que un cúmulo de angustias, y la defenderé.”

Mary Shelley



"Angeline se puso roja como la grana, pues se dio cuenta de que era Ippolito. Él pasó a gran velocidad, y no tardaron en perderlo de vista. Estaban subiendo la ladera, y ya casi divisaban la villa, cuando les alarmó oír toda clase de gritos, berridos y bramidos, como si unas bestias salvajes o unos locos, o todos a la vez, hubieran escapado de sus guaridas y manicomios. Faustina palideció; y pronto su amiga estuvo tan asustada como ella, pues vio un búfalo, escapado de su yugo, que se lanzaba colina abajo, llenando el aire de rugidos, perseguido por un grupo de contadini chillando y dando alaridos... y enfilaba directamente hacia las dos amigas. La anciana acompañanta exclamó: «O, Gesu Maria!» y se tiró al suelo. Faustina lanzó un grito desgarrador y cogió a Angeline por la cintura; ésta se puso delante de su aterrorizada amiga, dispuesta a afrontar ella todo el peligro para salvarla... y el animal se acercaba. En ese momento, el caballero bajó galopando la ladera, adelantó al búfalo y dándose media vuelta, se enfrentó al animal salvaje con valentía. Con un bramido feroz, la bestia se desvió bruscamente a un lado y cogió un sendero que salía a la izquierda; pero el caballo, despavorido, se encabritó, arrojó el jinete al suelo y huyó a galope tendido colina abajo. El caballero quedó tendido en el suelo, completamente inmóvil.
Le llegó entonces el turno de gritar a Angeline; y ella y Faustina corrieron angustiadas hacia su salvador. Mientras esta última le daba aire con el enorme abanico verde que llevan las damas italianas para protegerse del sol, Angeline se apresuró a ir a buscar agua. A los pocos minutos, el color volvió a las mejillas del joven, que abrió los ojos; y entonces vio a la hermosa Faustina e intentó levantarse. Angeline apareció en ese instante y, ofreciéndole agua en una calabaza, la acercó a sus labios. El apretó su mano, y ella la retiró. Fue entonces cuando la anciana Caterina, extrañada de aquel silencio, empezó a mirar a su alrededor y, al ver que sólo estaban las dos jóvenes inclinadas sobre un hombre en el suelo, se levantó y fue a reunirse con ellas."

Mary Shelley
La prueba de amor


“Aprende de mí, sino por mis preceptos, al menos por mi ejemplo, lo peligroso que es la adquisición de conocimientos.”

Mary Shelley
Frankenstein



“Aunque sea sólo un cúmulo de infelicidad, la vida me es querida y la defenderé.”

Mary Shelley



“Busca serenamente la felicidad y evita la ambición, aunque ésta sea en apariencia tan inofensiva como la que persigue el camino de la ciencia.”

Mary Shelley



“Cada vez sentía mayor desprecio por las tesis de la moderna filosofía natural. Qué distinto sería si los científicos se dedicaran a la búsqueda de los secretos de la inmortalidad y del poder; aquellas metas, aunque sin valor real, estaban llenas de grandeza.”

Mary Shelley



“¡Con qué facilidad varían nuestros sentimientos y qué extrañamente nos aferramos a la vida en momentos de desesperación!”

Mary Shelley



“¿Cómo era posible que el hombre tuviese tanto poder, estuviese tan lleno de virtud y, al mismo tiempo, fuera tan vil y rastrero?”

Mary Shelley




“¿Cómo es posible contemplar a un ser tan noble destruido por el dolor sin experimentar una profunda pena?”

Mary Shelley



“¡Cómo me horroricé al verme reflejado en el estanque transparente! En un principio salté hacia atrás aterrado, incapaz de creer que era mi propia imagen la que aquel espejo me devolvía.”

Mary Shelley


“¿Cómo podría describir mis emociones ante aquel desgraciado resultado? ¿Cómo presentar la obra a la que había dado forma con tantos sacrificios? Sus miembros eran proporcionados y yo había elegido sus facciones para que fuesen hermosas. ¿Hermosas? ¡Dios santo! Su piel amarillenta apenas cubría la red de músculos y arterias, su cabello era lustroso, negro y ondulado, sus dientes de una blancura de marfil. Pero todas estas cualidades no hacían más que aumentar el contraste con sus ojos clarísimos, casi incoloros, su tez arrugada y sus labios estrechos y oscuros.”

Mary Shelley
Frankenstein o el moderno Prometeo




“¿Cómo puedo ser generoso con los demás si los demás se muestran implacables conmigo?”

Mary Shelley



"Cómo te atreves a jugar así con la vida."

Mary Shelley
Frankenstein


“¡Cuán extraña es la naturaleza del saber! Se aferra a la mente como el musgo a la roca.”

Mary Shelley


“¡Cuán fácil es la resignación para el inocente! Pero los culpables no llegan a conocer la paz jamás.”

Mary Shelley


“¡Cuán tenaz es la vida y cómo se aferra a uno cuando más se le odia!”

Mary Shelley



“Cuando la mentira se parece tanto a la verdad, ¿Quién puede creer en la felicidad? Me parece estar andando por el borde de un precipicio, hacia el cual se dirigen miles de seres que intentan arrojarme al vacío.”

Mary Shelley


“¡Cuánto debilita el sufrimiento la capacidad de sentir!”

Mary Shelley


“De toda la familia humana algunos miembros debían sobrevivir, y su supervivencia iba convertirse en mi misión; cumplirla a costa de mi vida era apenas un pequeño sacrificio.”

Mary Shelley


“¿Dónde estaba la calma de espíritu, la serenidad de conciencia que me hubiera permitido contemplar el pasado con satisfacción y encontrar nuevas esperanzas en las cuales creer?”

Mary Shelley


“El gesto contrariado, la mirada perdida, ponían en su rostro una mezcla de cobardía y temor.”

Mary Shelley


“El lobo se vestía con piel de cordero y el rebaño consentía el engaño.”

Mary Shelley



“El ojo gracioso de una violeta mira el cielo azulado hasta que su color se vuelve semejante a lo que mira.”

Mary Shelley



“El remordimiento anulaba cualquier esperanza. Era el autor de males irremediables, y vivía bajo el constante terror de que el monstruo que había creado cometiera otra nueva maldad.”

Mary Shelley



“El ser humano que quiere alcanzar la perfección debe mantener la serenidad y la calma, sin permitir que una pasión o un deseo circunstancial se entrometa en su espíritu.”

Mary Shelley



“El sueño en el cual me sumí me recuperó; y, al despertar, sentí de nuevo como si perteneciera a una raza de seres humanos como yo.”

Mary Shelley



“En fin de cuentas, lo que se me proponía era que cambiase mis quimeras, preñadas de infinita grandeza, por realidades que carecían de valor, por lo menos aparentemente.”

Mary Shelley



“Es difícil creer que el destino de un hombre sea tan bajo que le lleve a nacer sólo para morir.”

Mary Shelley


“Es justicia, no caridad lo que está deseando el mundo.”

Mary Shelley



"¿Es posible –nos preguntábamos unos a otros con asombro y pesar– que los desórdenes naturales hayan causado la ruina de países enteros, la aniquilación de naciones enteras? Las grandes ciudades de América, las fértiles llanuras del Indostán, las atestadas viviendas de los chinos, viven amenazadas por la destrucción total. Allá donde antes las multitudes se congregaban en busca de placer o provecho, ahora sólo resuenan los lamentos y la tristeza. El aire está emponzoñado y los seres humanos respiran muerte, aunque sean jóvenes, sanos, y se hallen en la flor de sus esperanzas. Recordábamos la peste de 1348, cuando se calculaba que un tercio de la humanidad fue destruida. Sin embargo, por el momento Europa occidental se mantenía a salvo. ¿Sería así por mucho tiempo?
¡Oh, sí, no temáis, ciudadanos, así seguirá siendo! En las llanuras de América aún sin cultivar, ¿acaso puede sorprender que, entre otros destructores gigantes, la peste se haya hecho un sitio? Ésta ha sido desde siempre nativa de Oriente, hermana del tornado, el terremoto y el simún. Hija del sol, retoño de los trópicos, expirará en esos climas. Bebe la sangre oscura de los habitantes meridionales pero nuca se alimenta del celta de pálido rostro. Si, por azar, algún asiático infectado llegara a nosotros, la plaga moriría con él, incomunicada, inocua. Lloremos por nuestros hermanos, pero sepamos que su desgracia jamás se abatirá sobre nosotros. Lamentémonos por los hijos del jardín de la tierra y brindémosles nuestra ayuda. Antes envidiábamos sus moradas, sus huertos de especias, sus fértiles planicies, su abundante belleza. Pero en esta vida mortal los extremos siempre se tocan. La espina crece con la rosa, el árbol del veneno y el de la canela entrelazan sus ramas. Persia, con sus tejidos de oro, sus salones de mármol y su infinita riqueza es hoy una tumba. La tienda de los árabes ha caído sobre la arena y su caballo recorre la tierra sin brida ni silla. Los lamentos resuenan en los valles de Cachemira. Sus claros y sus bosques, sus frescas fontanas, sus rosaledas, se ven contaminados por los muertos. En Circasia y Georgia, el espíritu de la belleza llora sobre las ruinas de su templo favorito: el cuerpo femenino."

Mary Shelley
El último hombre




“Es vil superstición. Y así, la meta de los valientes se convierte en vaivén de necios; la noble ambición de personas elevadas, en juguete de esas liebres domesticadas.”

Mary Shelley


“Estamos ligados por vínculos tenues a la prosperidad o a la ruina.”

Mary Shelley


“¡Extraña y desgarradora debe ser su historia y que espantosa la tormenta que, atrapando su valeroso navío, alteró su rumbo y lo hizo zozobrar así!”

Mary Shelley


“¡Gozosa, gozosa tierra!, digna morada de los dioses y que aún ayer aparecía insana, húmeda y desolada. Este resurgimiento de la naturaleza me elevó el espíritu; el pasado se me borró de la memoria, el presente era tranquilo y el futuro me daba esperanza y promesas de alegría.”

Mary Shelley



“Había nacido para ser feliz. Durante mi juventud nunca me había afligido la tristeza, y si en algún momento me sentía abatido, contemplar las maravillas de la naturaleza o estudiar lo que de sublime y excelente ha hecho el hombre siempre conseguía interesarme y animarme.”

Mary Shelley


“Hay algo inexplicable que agita mi alma y que no logro comprender.”

Mary Shelley



"Hemos regresado de visitar el glaciar de Montanvert o, como también se le conoce, el Mar de Hielo, una escena que produce ciertamente un
asombro vertiginoso. El camino que serpentea hasta él por la falda de la montaña, cubierta ahora de pinos, salpicada después de hondonadas nevadas, es ancho y empinado. La cabaña de Montanvert está a una distancia de tres leguas de Chamouni, la mitad de la cual se recorre a lomo de mulas, de pisadas no tan firmes, puesto que el primer día aquélla en la que iba yo montada tropezó y cayó en lo que los guías llamaron un mauvais pas, de modo que me libré por poco de precipitarme montaña abajo. Pasamos sobre una hondonada cubierta de nieve, por las que suelen caer rodando grandes piedras. Había caído una el día precedente, poco después de que regresáramos: nuestros guías nos insistieron en pasar con rapidez, porque se dice que, en ocasiones, el más leve sonido puede acelerar su caída. Llegamos, sin embargo, seguros a Montanvert.
Montañas escarpadas, hogar de hielos perpetuos, circundan el valle por todos sus lados: sus laderas están cubiertas de grandes acumulaciones de hielo y nieve, y aparecen hendidas por simas pavorosas. Las cumbres son pináculos afilados y desnudos, tan empinados que la nieve no puede encontrar asiento sobre ellos. Líneas de hielo deslumbrante ocupan aquí y allá las grietas perpendiculares, y brillan a través de los vapores errantes con brillo inefable: horadan  las nubes como cosas que no pertenecen a este mundo. El propio valle está colmado de una masa de hielo ondulante, que asciende gradualmente hasta los más remotos abismos de estos terribles desiertos. Tiene tan solo media legua (como dos millas) de anchura, pero parece mucho menos. Su apariencia sugiere que el hielo haya inmovilizado las ondas y remolinos de un poderoso torrente. Caminamos alguna distancia por su superficie. Las olas se elevan como doce o quince pies desde la superficie de la masa, que está entrecruzada de largas grietas de profundidad insondable, el hielo de cuyas paredes es de un azul más hermoso que el del cielo. En estas regiones todo cambia, todo está en movimiento. Esta vasta masa de hielo muestra un progreso incesante, que no se detiene ni de día ni de noche, que se rompe y estalla sin cesar, algunas ondulaciones se hunden mientras otras se yerguen, nunca es igual. El eco de las rocas, o de la nieve y el hielo que caen de los elevados precipicios, o que ruedan desde las cumbres, apenas de detiene un instante. Uno pensaría que el Mont Blanc, como el dios de los estoicos, fuera un gran animal, con la sangre helada circulando para siempre por sus venas de piedra."

Mary Shelley
Historia de un viaje de seis semanas



“La angustia de mis sentimientos no cejaba; no había incidente del cual mi furia y desdicha no pudieran sacar provecho.”

Mary Shelley


“La contemplación de la grandiosidad de la naturaleza siempre confirió nobleza a mis pensamientos, haciendo que olvidara las preocupaciones cotidianas.”

Mary Shelley


“La elegancia es inferior a la virtud.”

Mary Shelley



"La figura del bote ni volvía la cabeza ni contestó, y rápidamente se perdió en las sombrías aguas.
¡Cómo cambió ahora el ensueño de la bella condesa! El Cielo había iniciado ya su prodigio, y formas sobrenaturales la rodeaban, mientras forzaba la vista por entre las tinieblas. Primero vio, y luego perdió, a la barca que la había asustado; y le pareció que iba en ella otra persona, portadora de los espíritus de los muertos; y su padre le hacía señales desde la orilla, y sus hermanos la desaprobaban.
Mientras tanto se acercaron al embarcadero. Su barca fue amarrada en una pequeña ensenada, y Constanza tomó pie en la orilla. Temblaba, y casi se rindió a los ruegos de Manon por su regreso; hasta que la indiscreta suivanté mencionó los nombres del rey y de Vaudemont, y habló de la respuesta que mañana se les daría. ¿Qué respuesta si ella se volvía atrás en su intento?
Constanza corrió a lo largo del quebrado terreno que bordeaba el río hasta llegar a una colina que abruptamente surgía de la corriente. Cerca había una pequeña capilla. Con dedos temblorosos, la condesa extrajo la llave y abrió la puerta. Entraron. Estaba a oscuras, salvo una pequeña lámpara, tremulante al viento, que ofrecía una incierta luz frente a la imagen de Santa Catalina. Las dos mujeres se arrodillaron y oraron; luego, se levantaron y la condesa, con acento complaciente, dio las buenas noches a su doncella. Luego abrió una pequeña y baja puerta de acero. Conducía a una angosta caverna. Más allá se oía el rugido de las aguas."

Mary Shelley
El sueño



“La guerra es el juego del estadista, la dicha del sacerdote, la burla del abogado y la profesión del asesino mercenario.”

Mary Shelley



“La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear desde el vació, sino desde el caos (...). La invención consiste en la capacidad de atrapar las posibilidades de un tema y en el poder de moldear y dar forma a las ideas que sugiere.”

Mary Shelley



“La mera visión del mar solía provocarme las sensaciones que experimenta un cazador cuando oye el griterío de una jauría de perros.”

Mary Shelley



“La misma energía que lleva a un hombre a convertirse en villano, haría de él algo útil para la sociedad si esa sociedad estuviese bien organizada.”

Mary Shelley



“La naturaleza, nuestra madre, nuestra amiga, volvía hacia nosotros su rostro amenazante. Nos demostraba sencillamente que, aunque nos permitía asignarle leyes y someter sus poderes aparentes, ella, moviendo apenas un dedo, podía hacernos temblar.”

Mary Shelley



“La vida y la muerte me parecen límites ideales.”

Mary Shelley



“Las agonías del remordimiento envenena los pequeños placeres que algunas veces produce el exceso de pena.”

Mary Shelley


“Los hombres necesitan hasta tal punto aferrarse a algo que son capaces de plantar las manos sobre una lanza envenenada.”

Mary Shelley


“Los jueces prefieren condenar a diez inocentes antes que permitir que quede un culpable sin castigo.”

Mary Shelley


“¡Llorad, llorad queridos míos! ¡No serán éstas las últimas desgracias que sufriréis!”

Mary Shelley


“Mi mayor placer es el disfrute de un cielo sereno en medio de estos bosques verdes: me encantan todos los cambios de la Naturaleza, la lluvia, tormenta, y las hermosas nubes del cielo.”

Mary Shelley


“Mi vida podría haber sido fácil y llena de lujos, pero he preferido la gloria a la seducción que la riqueza depositaba en mi camino.”

Mary Shelley



“Mis sueños eran más fantásticos y magníficos que mis escrituras.”

Mary Shelley



“Mortal, podrás odiar, pero ¡Ten cuidado! Pasarás tus horas preso de terror y tristeza, y pronto caerá sobre ti el golpe que te ha de robar para siempre la felicidad.”

Mary Shelley


“Muchas veces me preguntaba de dónde venía el principio de la vida. Para examinar sus causas debemos trabar conocimiento primero con la muerte. Profundicé en la anatomía pero no bastaba con ella y debí observar también la ruina y la corrupción del cuerpo humano...
Vi en qué forma se pierde y desaparece la hermosa forma del cuerpo del hombre, seguí el proceso de la corrupción de la muerte en su lucha triunfante sobre la vida y comprobé como los gusanos heredan esa maravilla que son el ojo y el cerebro. Me detuve a examinar y analizar los menores detalles en la relación entre causa y efecto, puesta de relieve en la transformación de la vida en muerte”93. De repente el secreto de la vida y de la muerte le fue revelado: “Desde el centro de esa oscuridad me alumbró una luz repentina, una luz brillante y maravillosa, y sin embargo, tan simple, que confundido ante la inmensidad de las perspectivas que esa luz me abría quedé al mismo tiempo sorprendido de que entre tantos hombres geniales que habían dedicado sus esfuerzos a esa misma ciencia fuera yo el destinado a descubrir secreto tan sorprendente. Tras días y noches de trabajo indecibles, conseguí descubrir la causa de la generación y de la vida. Más aún, llegue a ser capaz de dar vida a la materia inerte.”

Mary Shelley
Frankenstein o el moderno Prometeo


“Nada causa tanto pesar al espíritu humano como el que, después de una rápida sucesión de acontecimientos que le llevan a un estado de congoja, se sucedan la mortal calma de la inacción y la certeza de lo irremediable, condiciones que le privan de experimentar tanto el miedo como la esperanza.”

Mary Shelley



“Nada contribuye a tranquilizar la mente como un propósito firme, un punto en el que pueda el alma fijar sus ojos intelectuales.”

Mary Shelley



“No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas.”

Mary Shelley



“No desesperaremos. No somos cobardes ni fatalistas; creemos que Dios ha puesto en nuestras manos los medios para nuestra supervivencia y vamos a sacarles el máximo provecho.”

Mary Shelley


“No sé cuál es la costumbre inglesa, pero los irlandeses acostumbramos a odiar a los criminales.”

Mary Shelley



“No se puede concebir la variedad de sentimientos que me llevaban adelante, como un huracán, con el primer entusiasmo de éxito.”

Mary Shelley



“Pero descubrió que la vida de un viajero incluye muchos pesares entre sus satisfacciones. El espíritu se encuentra siempre en tensión; y justo cuando empieza a aclimatarse, se ve obligado a cambiar aquello que le interesa por nuevas cosas que atraen su atención y que también abandonará en favor de otras novedades.”

Mary Shelley



“Pero el pensamiento trajo poder y conocimiento y, ataviada con ellos, la raza del hombre asumió dignidad y autoridad.”

Mary Shelley



“Pero tenemos la obligación de esconder nuestro dolor para no aumentar el de los que nos rodean. Y ello es también un deber para con nosotros mismos, puesto que una pena excesiva impide cualquier posibilidad de consuelo y perfección, además de hacernos olvidar nuestras tareas cotidianas.”

Mary Shelley


“¿Por qué no he de continuar por estas olas indómitas y a la vez sumisas? ¿Qué podría detener un corazón decidido y la voluntad firme de un hombre?”

Mary Shelley


“¿Por qué razón el hombre se vanagloria de poseer una sensibilidad superior a la del bruto? Si nuestros impulsos se limitaran al hambre, la sed y el deseo, seríamos casi libres; pero nos conmueve la más ligera brisa, y tan sólo una palabra o la imagen que ésta despierta en nosotros, inquieta nuestro espíritu.”

Mary Shelley


“Puedes figurarte -me dijo- lo difícil que me ha resultado persuadir a mi padre de que no todo el saber está incluido en el noble arte de la contabilidad.”

Mary Shelley

“¡Qué otra cosa sino un mar es la marea de pasión cuyas fuentes se hallan en nuestra propia naturaleza!”

Mary Shelley



“¿Quién puede estar seguro de un mínimo de felicidad?”

Mary Shelley



“Sé que usted busca el conocimiento y la sabiduría, como yo lo hice una vez; y espero vivamente en que la satisfacción de sus deseos no resulte ser una serpiente que le muerda, como ha sucedido en mi caso.”

Mary Shelley


"Sea un hombre o sea más que un hombre. Sea firme con su propósito y firme como una piedra."

Mary Shelley
Frankestein



“Sentir amor por otro me colocará en el engranaje de la existencia que llevan los demás, y de la que ahora estoy excluido.”

Mary Shelley



“Su desbordante y entusiasta imaginación se veía matizada por la gran sensibilidad de su espíritu. Su corazón rezumaba afecto, y su amistad era de esa naturaleza fiel y maravillosa que la gente de mundo se empeña en hacernos creer que sólo existe en el reino de lo imaginario.”

Mary Shelley



“También era alegre como una alondra que cantara desde su alta torre, y se elevaba sobre los pensamientos como un águila, y era inocente como una tórtola de ojos mansos.”

Mary Shelley



“Te juro que hubiera preferido permanecer siempre en la ignorancia. Antes eso que descubrir la ingratitud y la depravación de una persona tan querida por mí.”

Mary Shelley



“Ten cuidado; pues no conozco el miedo y soy, por tanto, poderoso.”

Mary Shelley



Tengo sin embargo una gran necesidad que hasta ahora no he podido satisfacer; y que ahora siento como una falla lamentable. No tengo aquí ningún amigo.”

Mary Shelley




“Tenía el oscuro presentimiento de que aún no había concluido todo y de que pronto cometería de nuevo algún crimen espantoso, que borraría con su magnitud el recuerdo de su anterior delito.”

Mary Shelley




“Toda política llevada al extremo debe ser producto de la maldad.”

Mary Shelley



“Todo su empeño se concentraba ahora en camuflar su conflicto interior. Debía representar el papel de la anfitriona atenta; departir con todos los presentes; brillar como llama de alegría y gracia.”

Mary Shelley


“Todos los hombres odian a un ser desgraciado.”

Mary Shelley


“Transitamos sin alegría por los laberintos sin senderos de la sociedad hasta que damos con esa pista que nos conduce al paraíso a través de esa maraña.”

Mary Shelley


"Tu suelo será morada de las malas hierbas y tu cielo palio de desnudez. Nunca fuiste célebre por las rosas de Persia, ni por las bananas de Oriente, ni por las abundantes especias de la India, ni por las plantaciones de azúcar de América, ni por tus viñedos, ni por tus dobles cosechas, ni por tus aires primaverales, ni por tu sol del solsticio. Lo fuiste por tus hijos, por su infatigable esfuerzo y sus nobles aspiraciones."

Mary Shelley



"Una desapacible noche de noviembre contemplé es final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mi alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies. Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento compulsivo sacudió su cuerpo.
(...)
Cuando coloqué mi cabeza en la almohada no dormí, aunque tampoco puedo decir que estuviera pensando. Mi imaginación, espontánea, poseída, me guió, dando a las imágenes sucesivas que crecían en mi mente una viveza más allá de las fronteras usuales del ensueño. Y vi con los ojos cerrados, pero con aguda visión mental, al pálido estudiante de artes profanas hincado al lado de la cosa que había unido. Vi el odioso fantasma de una hombre alargado y entonces, por obra de algunos poderosos motores mostró signos de vida y movimientos torpes, de movimiento semivivo.
(...)
Monstruo odiado ¡Infame asesino! Los tormentos del infierno serán un castigo demasiado benévolo para tus crímenes. ¡Demonio inmundo! ¿Me reprochas que te haya creado? Pues, bien, acércate y extinguiré el brillo de la vida que, en mi locura, supe alumbrar en ti."

Mary Shelley
Frankenstein o el moderno Prometeo



“Vagué por la isla como un fantasma, alejado de todo lo que amaba, y entristecido por esta separación.”

Mary Shelley


"Varias jornadas transcurrieron de este modo, hasta que un día se dijo a sí mismo que no podía seguir viviendo como un holgazán. El plazo de una semana que tenía para abando­nar la cabaña estaba a punto de cumplirse, ¿y qué haría después para ganarse el pan? A ve­ces le rondaba el pensamiento de volver con sus padres, pero no tardaba en descartarlo. Decidió entonces ir a ver a Benson, el granje­ro, padre del campesino que le había contado su historia al viajero. Mientras esto cavilaba, sentado en su roca de costumbre a la vera del arroyo, Maurice contemplaba el océano, sere­no como un espejo bajo el cielo crepuscular, donde el lucero de la tarde brillaba envuelto en el fulgor que el sol dejaba tras de sí. Había una gran quietud en el aire, y el murmullo de la marea, que emprendía el descenso, apenas alcanzaba a romper el silencio. Unas pocas gaviotas regresaban a sus nidos en el acantila­do que se elevaba por encima de la cabeza del muchacho. Fue entonces cuando oyó un rui­do de pasos a su espalda y al volverse vio a un hombre apuesto y de rostro amable, que no era otro que el viajero con el que he dado co­mienzo a este relato. El chico se sorprendió mucho, pues nunca hasta entonces un foraste­ro había visitado la cabaña, que distaba tres kilómetros de la carretera más cercana. Su na­tural bondadoso lo llevó a levantarse de inmediato para preguntarle al viajero si se había perdido y ofrecerse para indicarle el camino hasta la población más cercana."

Mary Shelley
Maurice o la cabaña del pescador



“Vestía con modestia, pero su actitud la convertía en modelo de gracia.”

Mary Shelley


"(...) Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el efecto de cualquier esfuerzo humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo."



Mary Shelley


“Vigilaré con la astucia de la serpiente, y con su veneno te morderé. ¡Mortal!, te arrepentirás del daño que me has hecho.”

Mary Shelley



“Yo, como el archidemonio, llevaba un infierno en mis entrañas; y, no encontrando a nadie que me comprendiera, quería arrancar los árboles, sembrar el caos y la destrucción a mi alrededor, y sentarme después a disfrutar de los destrozos.”

Mary Shelley


“Yo era bueno y cariñoso; el sufrimiento me ha envilecido. Concededme la felicidad, y volveré a ser virtuoso.”

Mary Shelley


“Yo también puedo sembrar la desolación; mi enemigo no es invulnerable. Esta muerte le acarreará la desesperación, y mil otras desgracias lo atormentarán y destrozarán.”

Mary Shelley

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