El canto de la crisálida

I
Me levanté de mañana,
me vestí con la luz,
envuelta en un cálido tejido,
fajada con cintas de sol.

Mi desnudez,
cubierta con un hilo de plata,
ya divisa el mediodía,
un aura punzante
me sacude los miembros
y doy voz a mi canto,
no es un canto adventicio,
es un canto de acción:
¡A las armas, guerreras!
¡Que comiencen las danzas!
Tengo espadas de plata
con los puños de oro.
Serás traspasado, dragón,
y cuando yo sea mariposa
volaré encima de tu cabeza cortada
para chupar los humores
de tu cuerpo herido,
misceláneas de sangre y vida
ofreceré a la savia de las flores,
surgirán vástagos en el aire circunstante
y yo seré una mariposa, por fin mariposa…
Iluminante y excéntrica, con las alas tendidas
y el instinto del vuelo.

II
Todavía estoy aquí adentro,
ya el lucero desciende
y la luna, señora,
cubre mi manto:
hace frío, está oscuro…
¿Seré todavía mariposa?
Espero en silencio
deseosa de luz,
pero tengo las cintas doradas,
la desnudez no ha sido ofendida,
ahora me preparo para dormir
y me rindo a la noche…
Mañana seré mariposa.

Milena Ercolani


Estuve en París 

Estuve en París 
en primavera…
y tú
has estado conmigo
compañero de mi carne:
me has llevado por la mano
por los vastos bulevares 
perfumados de sol
y en el aire manchado de café y de croissants
respiré tu olor.

Estuve en París
en primavera…
y tú
has estado conmigo
compañero de mi corazón:
me acariciaste la piel
estremecidos por el viento,
en lo alto de la torre Eiffel,
y cuando bajé 
tú te quedaste arriba para mirarme con el sol
y luego bajar en vuelo,
cogerme por la cintura
y llevarme a volar contigo…
sobre los arcos de triunfo,
sobre los palacios reales, 
sobre los techos olvidados.

Estuve en París
en primavera…
y tú
has estado conmigo
compañero de arte: 
has jugado conmigo
en los verdes parques enamorados
pintando el tulipán
con nuestro abrazo cromático;
confundidos en una sola alma
entramos en el Louvre,
con la emoción de un solo amarillo corazón nuestro
sacudido por las palpitaciones de los sentidos. 

Estuve en París
en primavera…
y tú
has estado conmigo,
compañero de amor:
me has sonreído
en la música alegre de una revista,
y encendido los ojos
en las lentejuelas rojas de un cabaret
de donde regresamos
a altas horas de la noche
con el deseo intenso de amarnos
en nuestra reducida habitación de hotel…

Hicimos el amor en París
en primavera…
largamente…
tantas veces:
tus manos como pétalos de tulipán
resbalaban sobre mi piel,
tu boca destilaba ambrosía
y yo fui mariposa
liviana a tu alrededor, 
fui manantial de mármol
y te apagué la sed
y luego catedral,
donde tú entraste lentamente, 
reverente.

Tú has sido mi sueño de París,
en primavera…
una presencia constante dentro del alma
…en París …dentro del amor.

Milena Ercolani
(París 1º de mayo de 2006)
Traducción: Martha Canfield


Hemos mirado el mar…

Hemos mirado el mar…

Estaba oscuro el horizonte
sobre las aguas…

Me hundí 
en tu boca,
tus dedos calientes
me recorrieron la piel durante el crepúsculo,
con mis ojos lunares me perdía
en tus ojos de diamante
y respiraba
los estremecimientos de las ondas:
almas de salobridad éramos,
vibraban nuestros cuerpos
en el deseo común de ser arena
y luego viento…
y luego mar…
y luego de nuevo arena
que resbala y se aleja,
se acerca y se acaricia,
se reúne y se besa
en un acto único de amor…

Milena Ercolani


Mediterráneo

Mediterráneo, mar inconmensurable,
Mediterráneo amable,
Mediterráneo de profundas aguas
y de olas insidiosas,
en ti yo me pierdo enamorada
y ardo de amor respirando
el penetrante olor tuyo salobre.

Mediterráneo, mar danzante,
Mediterráneo estrepitoso, 
ondeando y cantando poesías arcanas,
inundas y descubres el peñasco
que como mi corazón, del mismo modo,
a ti se entrega, generoso mar,
y se adormece, calmo, con tu abrazo.

Milena Ercolani


Sueño

Llámame de nuevo,
llámame, amado
y yo seré la más hermosa entre las hermosas,
la concha más rara…

Con bálsamos de mar 
perfumaré mi piel,
sabores jugosos voy a ofrecer
a la voluptuosidad de tus labios…

Sobre la palma de tu mano
cerrada como una corola
seré perla,
la perla más preciosa,
luminosa para tus ojos
encantados sobre mí…

Llámame pronto
y seré tu amante dichosa,
en todo momento dedicada a inventar
fantasías y lazos para el amor:
acariciaré de tu cuerpo
cada borde de piel, aun el más lejano,
aspiraré embriagada tus olores
y te respiraré
en cada beso rezumando amor…

Llámame amado,
aquí estoy esperándote…

Milena Ercolani


Volar... extraviarse

Hubiera querido volar
esta mañana,
al lado de tu ala
vagar,
por espacios de azul arrebatada,
extravío…

Caerá el otoño silencioso…
Gélidas noches de invierno
volverán demacradas mis murallas
lejanas
pero yo estaría contigo, 
juntas podremos remontar los océanos
y llegar a la espuma de los mares,
donde el sol pintará de agosto
mi piel deseosa…
Contigo…
Dónde estás?
Errabundo punto solitario
ti desenfocas en el horizonte.
Y ya te has ido…

Buen viaje
y abrígate, golondrina amiga.

Milena Ercolani







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